16.9.20

Crónicas de Paul Morgan #13



"El Lamento de los Desposeídos" (Parte 7 de 10)
Historia: RH Herrera

VII: Loa.

No tenía claro cuánto tiempo había estado encerrado en aquella habitación insípida, de paredes color azul y una mesa de plástico blanco. La silla tenía sus patas empotradas en concreto, no se podía rotar ni mucho menos mover. Carajo, mi pierna duele, duele más que estas malditas esposas. No alcanzamos a reaccionar, posiblemente el primer llamado tuvo que ser mientras intentamos capturar al diablillo. Ya cuando Lavy le disparó al sujeto del motel, la policía estaba bastante cerca.
No eran muchas las justificaciones válidas para una situación así, creo que yo estando en su lugar, hubiera concluido lo mismo. Maldito café, frío e insípido, dudo mucho que personal de la ley realmente consuma esta bebida.
Tras un rato la puerta de la sala se abrió, el oficial Joan se acercó y se sentó frente mí:

Well, mister Morgan, if that's really your name, you were not only found in a suspicious attitude at the scene of a crime, but, moreover, you stated on more than one occasion being a member of the international police, do you want to add something? (Bueno, señor Morgan, si ese es realmente su nombre, usted no sólo fue encontrado en actitud sospechosa en la escena de un crimen, sino que además, afirmó en más de una ocasión ser miembro de la policía internacional, ¿quiere agregar algo?).

Yes officer. Your coffee tastes like shit (Sí, oficial. Su café sabe a mierda).

Well, it's the same answer that your partner gave (Bueno, es la misma respuesta que entregó su compañera).

What can I say? Over time idioms are acquired (¿Qué puedo decir?, con el tiempo los modismos se adquieren).

Well, I inform you that we called the Interpol offices, and they confirmed that they do not have any agent named Paul Morgan, nor another named Lavy Hawkeye. In fact, they do not have any agent operating in this country (Bueno, le informo que llamamos a las oficinas de la interpol, y ellos confirmaron que no tiene ningún agente llamado Paul Morgan, ni otra llamada Lavy Hawkeye. De hecho, no tienen a ningún agente operando en este país).

They should, there are too many irregularities (Deberían, hay demasiadas irregularidades).

The point is that ten minutes after that, my boss got a call… (El punto, es que diez minutos luego de eso, mi jefe recibió una llamada…).

Congratulate him for me (Felicítalo de mi parte).

El oficial se acercó, y me liberó de las esposas:

You are not a member of Interpol, but still someone important enough that I cannot stop you (Usted no es miembro de la Interpol, pero, de todas formas, es alguien lo suficientemente importante, para que yo no pueda detenerlo).

Well, I never thought I would ever be grateful for nepotism (Bueno, nunca pensé que llegaría a sentirme agradecido del nepotismo).

Your partner is waiting for you (Su compañera lo está esperando).

Me levanté de la silla, pero antes de salir de la habitación, volteé a ver al oficial:

Would you be interested in stopping a slave network? (¿Le interesaría detener una red de esclavismo?).

Aquella fue una interesante conversación. Resulta que, desde hace unos meses, el tráfico de personas ha aumentado de forma exponencial, y por lo visto, ha llegado un punto de corromper a importantes figuras políticas dentro del país. Yo por mi parte le expliqué al oficial Joan Fritz lo sucedido con Anwar, obviamente omitiendo los detalles paranormales. Desde su percepción, el santero no era más que un traficante de personas.
Si bien para él, en su posición de oficial de la ley, le sería imposible detener la corrupción en los círculos políticos, si podría realizar una redada, y de esta forma atacar directamente a uno de los más grandes proveedores de los últimos meses.
Las chicas encontradas en la habitación diez del motel, sumado con notificaciones de envíos de elementos sospechosos, burundanga probablemente, cuyo remitente, en una muestra completa de estupidez humana, entregaba la dirección de la casa en medio del bosque, serían pruebas más que suficientes para una orden de allanamiento. Esto aparte de darle un impulso a la carrera estancada del oficial, comprendería un golpe efectivo contra el tráfico de personas, además de ser una muestra internacional de que la ley haitiana no era un juego.
El oficial Fritz, se sintió seducido por la idea, y decidió preparar un equipo de fuerzas especiales para brindarnos apoyo a la invasión a la base de Anwar. Sin embargo, el papeleo y conseguir la solicitud de la orden le llevaría todo el día, y dada la urgencia de la operación, debía llevarse a cabo apenas la tuviera.
Yo por mi parte, acompañado por Lavy, intentaría solicitar la ayuda de los Loa. Sabía que Maman Brigitte sería imposible de ubicar, y dado el comportamiento errático de Sabatte, no podría encontrarlo hasta llegadas las horas de la tarde, así que proseguí con mi siguiente opción.

Luego de unas horas:

—¿Estás seguro de esto? —me preguntó Lavy antes de entrar en la tienda—. ¿Crees que este sujeto querrá ayudarnos?

—Nuestros objetivos son los mismos —le respondí—. Obviamente querrá ayudarnos. Sin embargo, no sé si podrá hacerlo.

Inhalé antes de entrar, y luego empujé con mis manos la cortina hecha de conchas de mariscos atadas con cuerda. El interior era tan lúgubre como recordaba, con cazadores de sueños, amuletos hechos con huesos de animales, y la neblina generada por el tabaco. No había duda, el vendedor estaba en casa.

—Legba, sal de tu escondite —dije en voz alta—. Sé que estás en casa.

—¡Ah! Patnè, sabía que la tarde te traería a mis puertas.

—¿Con quién carajos hablas? —preguntó Lavy desconcertada. Evidentemente ella no podía verlo.

—¿Sería demasiado trabajo para ti tomar una forma física en esta ocasión?

—Lo lamento, patnè —respondió, mientras se materializaba en la habitación—. No noté que traías a una amiga.

—¡Oh! —exclamó Lavy—. Al menos tuvo la decencia de presentarse a ojos de una mortal —entrelazó sus dedos y estiró sus brazos hasta que sus falanges sonaran—. ¿Y que es él? ¿Un demonio?

—Un ángel, mademoiselle —con suavidad tomó su mano izquierda y besó el dorso—. Noto que sus manos tienen un interesante aroma a pólvora y sangre.

—Vaya, aún quedan caballeros.

Luego de una pequeña reverencia, Legba retrocedió un par de pasos, me observó un par de segundos y dijo:

Patnè, veo escasas tus probabilidades con aquella herida —señaló a la herida de mi muslo.

—Es parte del trabajo —repliqué—, aunque los analgésicos ayudan.

Patnè, vienes por mi ayuda, y mi ayuda te voy a dar, aunque, quizás, no sea de la forma que esperabas.

—¡Oh mierda! —exclamó Lavy—. Aquí vamos de nuevo.

Mademoiselle, patnè… no puedo asistirlos en combate, pero sí puedo curar a sus heridas y darles insumos para la batalla.

—Ese es el problema de los ángeles —respondió Lavy—, nunca quieren mancharse las manos. Quizás por eso me caen mejor los demonios.

Legba comenzó a hurgar entre sus cosas, y de ellas sacó una caja de madera. Me la entregó, y luego tomó lo que parecía ser una caja de puros y se los entregó a Lavy.

—Es muy amable de tu parte, pero no fumo.

Mademoiselle, estos puros, son hechos con el tabaco más fino, puede darle a tu mente la capacidad de ver más allá de lo que piensas.

—¿Es algún tipo de alucinógeno?

—No, mademoiselle. Otorgan visión verdadera durante un breve periodo de tiempo. No es fácil apuntar a un enemigo a ciegas.

Yo por mi parte, abrí la caja de madera. En su interior noté tres balas calibre 44, cuyas puntas parecían ser de cristal rellenas de un polvo blanco. A su lado, un objeto místico que ya conocía, dos plumas de ángel.

—Asumo que quieres que cure mi pierna.

—Correcto patnè, y la segunda guárdala para el momento indicado.

—Sí, siempre con acertijos. Y estas balas, asumo que serán balas benditas o algo.

—Sus puntas están rellenas de huesos pulverizados, para ser más exactos, dos de las costillas de Adán.

—¿Costillas de Adán?

—No es el Adán que piensas, patnè. Ese objeto es muy valioso, no matará a un demonio, pero lo mantendrá ocupado el tiempo suficiente.

—Vale, algo más que darme un acertijo.

—Ya tienes toda la ayuda que puedo ofrecerte.

—¿Nada de relevos? —preguntó Lavy—. ¿Nada de apoyo? ¿Alguna bestia mágica o algo?

—Mademoiselle, es todo lo que puedo hacer por ustedes.

—Que decepcionante.

—Sólo les deseo lo mejor, y le doy desde aquí mi bendición. Patnè, mademoiselle, que vuestro camino sea exitoso y puro, y que Dios los acompañe.

Luego de salir de la tienda, Lavy no pudo ocultar su frustración:

—¿Qué mierda fue eso? —dijo—. Siempre es lo mismo con estos idiotas, “su misión”, “de ella depende el destino del mundo” y no son capaces de mover un dedo por ayudar.

—Siempre ha sido así, llegado el momento siempre nos corresponde a los humanos salvar la situación.

La conversación escaló a puntos filosóficos que no vale la pena detallar, pero al menos fue un respiro de la tensión latente que me agobiaba. La luz comenzó a tornarse rojiza y procedí a dirigirme al café. Invité a Lavy a una copa, con la excusa de relajarnos un poco antes de la redada. Aún no recibía noticias de Fritz, y el único lugar donde se me ocurría podría encontrar a Sabatte, sería en aquel antro.
Luego de una copa, y con el filo de luz solar ocultándose, vi el reflejo del mar en los ojos de mi compañera. Ella notó que la miraba:

—¿Quieres hablar de ello? – preguntó.

—¿A qué te refieres?

—Los otros, los que son como tú.

—Aquello no tiene importancia en estos momentos.

—¿No? Te he notado todo el día inconexo, noté que te ha afectado, quizás a un punto más allá del que estás dispuesto a reconocer.

—No —respondí, y luego contraataqué—. Estás proyectando tus propias emociones en mí.

—¿A qué te refieres?

—Eres tú la que se encuentra afectada, por lo que sucedió con esas niñas.

—¡Qué imbécil! —respondió, indignada—. ¿Quieres dejar de fingir que no sientes? No entiendo que es lo que ganas alimentando el mito de que tienes un corazón de piedra, cuando en realidad estas tan dañado como cualquiera.

—Evitar este tipo de conversaciones.

—¡Por favor Paul! Te haría bien dejar de reprimirte, dañándote solo. Anoche, por un momento, abriste una ventana a tu humanidad. ¿No crees que es necesario pedir ayuda en algunas ocasiones? ¿Qué tan orgulloso tienes que ser para no aceptar lo vulnerable que eres?

—Lavy, tienes razón —dije, al leer el letrero ubicado en la cercanía de la puerta—, necesito de tu ayuda.

—Al fin, hablar de ello es un buen comienzo para…

—Quiero que cantes.

—¿Perdón?

—Quiero que te subas al escenario y cantes en francés.

—¿Qué mierda?... Es broma, ¿no?

—No, Lavy, es noche de karaoke y necesito que subas al escenario a cantar.

—No tenemos tiempo para esas idioteces, y no tengo ganas de…

—Escúchame. El tipo que ando buscando sabe ocultarse muy bien entre la gente, utiliza el humo y las luces nocturnas para cubrir su aura, así que no puedo detectarlo con mis ojos, y siempre tiene una apariencia distinta. Pero tiene una debilidad, no puede aguantarse, se siente en extremo atraído hacia las chicas fáciles, así que necesito que te subas al escenario y llames su atención. No podrá resistirse el intentar coquetear contigo.

—¿Qué? —dijo notoriamente enojada—. ¿Así que eso soy para ti? ¿“Una chica fácil”?

—¿Qué? —mierda, mala elección de palabras—. No, Lavy, quise decir atractiva… no puede resistirse a las chicas atractivas.

—¿Sabes? —tomó su vaso y me arrojó el licor a la cara—. Nos vemos en la comisaría.

Se levantó y se retiró del local sin mirar atrás. Carajo, ahora debo encontrar a ese desgraciado solo. Debí correr tras ella, pedirle perdón o algo, pero no fui capaz. Aún no utilizaba las plumas de Legba y mi pierna dolía. Caminé como pude buscando al tipo, pero en el lugar abundaban las prostitutas y los alcohólicos, y el exceso de humo de tabaco adormecía mis sentidos, no podría fiarme de mis ojos.
Ya era muy tarde en la noche, y me había resignado a no encontrarlo. Por el escenario habían desfilado una enorme cantidad de borrachos intentando cantar en inglés. Apenas entendibles trastabillaban frases que, de no ser por el ritmo no se reconocerían. De pronto, la voz del animador destacó sobre el jolgorio.

Mesye ak Mesye, mwen gen onè pouentwoduiounanyon bote etranjki te desidebeninouakvwaliaswè a, avèkou, madan Lavy Hawkeye.

Si bien no entendía el idioma, si pude entender entre sus frases el nombre de mi compañera. Entonces las luces se apagaron y un foco la iluminó en el escenario. Luego el silencio lo rompió el suave ritmo del contrabajo, y posteriormente, el sonido de una guitarra acústica tocando al ritmo de un vals folclórico francés. Sólo esos dos instrumentos generaban una música pacífica, aunque parecía incompleta. Luego, la voz de Lavy terminó de completar la melodía:

“♪ Je me lance, danssesbras ♪” (Me arrojo, a sus brazos)
“♫ Je ne suis que, heureuse maintenant♫” (En este instante, que afortunada soy)
“♪ Hors des prisons, Oùiln'existepas ♪” (sin prisiones, donde no existe)
“♫ Le souvenir du vent♫” (Los recuerdos del viento)
“♪ Dans un nouveau jour ♪” (En un nuevo día)
“♫ Je m'envoleverstoi♫” (Vuelo hacia ti)
“♪ Pourtoucher ton coeur ♪” (Para tocar tu corazón)
“♫ Je m'envoleverstoi♫” (Vuelo hacia ti)
“♪ Pourtoucher l'amour ♪” (Para tocar el amor)
“♫ à travers les, vagues du destin♫” (a través, de las olas del destino)
“♪ Je me lance ducemant ♪” (Me arrojo dulcemente)

Observé a mi compañera mientras cantaba en el escenario, pero no podía quedarme embelesado mirándola. Era la oportunidad que necesitaba. Comencé a mirar entre la multitud de rostros hasta dar con él. Sabatte poseía un rostro nuevo, pero las mismas malas costumbres, rodeado de mujeres, alcohol y tabaco. No podría equivocarme, era él. Se paró de su mesa dejando a sus acompañantes atrás, en un ademán hizo aparecer un ramo de flores en sus manos y se acercó al escenario como un insecto a la luz.

“♫Guide par l'imagine♫” (Guíame a imaginar)
“♪ De ton visage fatigue, Maintenant ♪” (Tu rostro cansado, y En un instante)
“♫ Je vois l'amour, Dans tes bras♫” (puedo ver el amor, en tus brazos)
“♪ Si simplement, Si heureusement ♪" (Tan simplemente, tan afortunadamente)

Al terminar la canción, él se encontraba al lado del escenario, mientras Lavy se acercaba al filo de éste. Se arrodilló y le presentó el ramo de flores aún antes que ella pudiera bajar.

Mademoiselle —dijo, con un tono de voz profundo—, votre voix m'a hypnotisée, veuillez accepter ce bouquet de roses et ma compagnie le reste de la nuit (Su voz me ha hipnotizado, por favor, acepte este ramo de rosas y mi compañía el resto de la noche).

Lavy me miró, y con un gesto le confirmé que se trataba de él. Entonces ella saltó del escenario hacia él y puso su pistola dentro de su boca.

Désolé, chérie (Lo siento, cariño) —dijo mientras martillaba su arma—. Je suis marié (Soy casada).

Continúa…

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