21.6.20

Defensores Unidos #6


Nuevo Edén (3 de 3)
"Incidente Internacional"
Historia: RXM

I

Los ataques de Firice alternaban entre ráfagas de fuego y hielo, de acuerdo a la composición de su cuerpo. Lady Star los resistía con un campo de fuerza telekinético, pero no lograba tomar la ofensiva ante la seguidilla de impactos que tenía que rechazar.
A pocos metros de las lideresas de ambos equipos, Blackbird recibía trozos enormes de roca y tierra que Quake le lanzaba al cuerpo, y también usaba un campo de fuerza generado por sus habilidades para contenerlas.
Por su parte, Megabot trataba de esquivar los golpes que le lanzaban en paralelo Gorilla con sus fuertes y enormes puños, y Gore con sus filos hechos de su propia sangre.
En paralelo, Sonic Man aceleró y golpeó a cada uno de los defensores, para luego dirigir su atención a Herbert Talbot, quien en medio del caos del combate intentó escabullirse pero no avanzó demasiado: el vehículo de transporte de los miembros de O.M.E.N. llegaba al lugar, y todos ellos fueron informados telepáticamente de la situación por Lady Star.

—"Él es el asesino" —oyeron los agentes, directamente en sus mentes—. "Hay que atraparlo, para juzgarlo antes de que Destructor lo asesine".

Así, apenas bajaron, los agentes se movilizaron con prestancia, se acercaron a Talbot, lo redujeron y comenzaron a llevarlo hacia el vehículo.
Sonic Man corrió hacia ellos, pero en ese momento Lady Star forzó sus habilidades al máximo y con un impulso telekinético derribó a Firice y desestabilizó la carrera del velocista, que fue a dar contra la pared de otra de las construcciones del sector.
Los agentes de O.M.E.N. lograron llevar al prisionero hasta su vehículo, pero antes de que todos alcanzaran a entrar en él, un gran trozo de metal llegó volando hasta ellos, lanzado desde el interior de la vivienda. Destructor se había puesto de pie y estaba enojado.

—Me lo van  a entregar, ¡por las buenas o por las malas!

Apenas los agentes intentaron alcanzar sus armas para atacarlo, Destructor se movió a toda velocidad y comenzó a golpearlos uno por uno en muy poco tiempo, derribándolos. En su mano izquierda llevaba el largo cuchillo de la armadura de Caín, por lo que solo usó su mano derecha para golpearlos con su enorme fuerza y velocidad.
Los defensores estaban demasiado ocupados combatiendo a La Resiliencia, por lo que no pudieron detenerlo cuando tomó a Herbert Talbot y se elevó, alejándose con dirección a la Torre del Conocimiento.

II

Superados en número, Lady Star, Blackbird y Megabot no lograban sacarse de encima a los miembros de La Resiliencia. Lady Star, aún a la mitad de sus capacidades tras su participación en la guerra contra el Imperio, había usado todo su esfuerzo en el ataque simultáneo a Firice y Sonic Man, por lo que ahora estaba siendo superada y golpeada por ambos. Megabot también resistía a duras penas los ataques de Gorilla y Gore, pero la desventaja numérica era demasiado para él, y era cuestión de tiempo que cayera.
Pero la esperanza volvió cuando Blackbird, molesto, concentró su energía, se movió rápido y con una descarga logró derribar a Quake. De inmediato se elevó y a distancia disparó otra descarga hacia Firice y Sonic Man, que los impactó de lleno, y luego distrajo lo suficiente a Gore y Gorilla, para que Megabot disparara desde sus cañones pequeños misiles y lásers sobre ellos.

—No podemos perder más tiempo, Destructor se llevó a Talbot, es capaz de todo —dijo Lady Star, preocupada.

Escuchando sus palabras, Blackbird decidió terminar con la batalla. Concentró toda su ira para que su poder creciera, y usó toda su energía para atacar en simultáneo a todos los miembros de La Resiliencia que se volvían a levantar en ese momento, lanzándolos a distancia y dejándolos derrotados sobre el suelo del lugar.
Así, tras un gesto de aprobación, los tres defensores partieron raudamente hacia el panóptico ubicado en el centro de la ciudad, al encuentro de Destructor.

III

En la plataforma en que aterrizó, Destructor lanzó al piso con rudeza a Herbert Talbot, el asesino llamado Caín. En ese momento le mostró el cuchillo de su armadura, el arma con el que había cometido los homicidios.

—¿Esto para ti es algo por lo que debiese agradecerte? —le preguntó, furioso—. Hablas de orden y usas este cuchillo para manchar mi sueño… eres un hipócrita.

—Espera un momento… —dijo Talbot, con la entonación de un reproche—. ¿Acaso tú no has matado antes, para lograr tus fines? No por nada eres considerado un villano…

—¡Pero no aquí, ni ahora! —se excusó Destructor, alterado—. Nuevo Edén es acerca de nuevos comienzos, limpios. No de sinsentidos como tus asesinatos… No mereces compasión.

Por primera vez hubo miedo en los ojos de Herbert Talbot, Destructor avanzó hacia él con decisión, y comenzó a concentrar energía luminosa en su mano derecha, mientras la levantaba.

—¡Hice lo que era necesario! —trataba de explicar el asesino, al ver tan cerca su final—. Este era mi experimento definitivo… con esta nueva sociedad, con tu reacción…

—¡¡Cállate!!

Destructor tenía la mano sobre la cabeza de Talbot, que sentado en el suelo solo esperaba el golpe, rendido.
Pero un potente y masivo rayo de luz roja impactó a Destructor, provocando su caída varios metros más allá, con un grito de genuino dolor y dejando un cráter en el piso. Talbot miró sorprendido a la figura que se materializó al instante en el lugar donde impactó ese rayo. Quasar estaba allí.

—Destructor. He recibido la instrucción de detener lo que haces.

IV

Blackbird, Lady Star y Megabot llegaron pocos minutos más tarde y vieron a Quasar al costado de Herbert Talbot, quien no se había movido ni un centímetro. Destructor recién se incorporaba, adolorido por el ataque de Quasar, que realmente lo había dañado. Todos estaban asombrados, ya que no era fácil provocar dolor en alguien tan poderoso como Destructor.

—¡Qué bueno verte aquí, Henry! —exclamó Blackbird con real alegría.

—Los demás vienen en camino, estarán aquí dentro de poco —explicó Quasar.

Los cuatro miembros de Defensores Unidos allí presentes se alinearon, preparados para la reacción del líder de Nuevo Edén, que ya se había incorporado. Sin el casco que solía portar, su expresión de ira podía notarse con claridad.

—Este imbécil es mío. Derramó sangre en mi país, y yo lo castigaré como se me dé la gana. No comprometerá este proyecto con sus experimentos sociales retorcidos.

—Sabemos lo que harás, Lance —le dijo Lady Star—. Apenas te dejemos a solas con él lo asesinarás y te pondrás a su nivel… ¿cómo vas a convencer así a las personas para que te sigan como su líder?

—Ya se los dije. Haré lo necesario… Si es provocando miedo, ¡que así sea!

Y dicho esto, cansado de debatir, Destructor voló hacia ellos, lanzando descargas de potente energía que impactaron a los cuatro defensores, y que les hicieron retroceder. Con la fracción de segundo que ganó, tomó a Talbot y trató de alejarse, pero Quasar lo tomó de su muñeca izquierda y no dejó que se moviera.
Destructor giró al instante y le lanzó un golpe al rostro, que impactó pero fue respondido casi de inmediato por otro golpe, continuando con el intercambio.
Blackbird se elevó para lanzar energía contra Destructor, pero este último reaccionó rápido y tomándolo del hombro, movió a Quasar frente a él para protegerse y que recibiera el ataque. Con esa distracción Destructor tuvo tiempo de elevarse y golpear también a Megabot, que intentaba posicionarse para atacar, y luego subió más para combatir contra Blackbird.
Lady Star, ya desgastada por el uso de sus poderes más allá de su condición de convalecencia, se mantenía a duras penas de pie tras el ataque inicial. No podía hacer mucho en la pelea, por lo que se acercó a Herbert Talbot y lo obligó a caminar para refugiarse dentro de la Torre. Mientras entraba a ella, vio a la distancia algo que le devolvió la esperanza: la nave que transportaba a los miembros restantes de su equipo ya llegaba al lugar.

V

Los recién llegados se pusieron en acción apenas descendieron de la nave. Snowstorm y el Hombre de Fuego volaron para tratar de inmovilizar a Destructor, mientras Génesis y Rainbow se acercaron a Lady Star para constatar su estado.
En el aire, los defensores apenas lograban esquivar los ataques veloces de Destructor, que alternaba descargas de energía con golpes de puño. De vez en cuando las llamas del Hombre de Fuego y el viento gélido de Snowstorm lo impactaban, pero no eran suficientes. Hastiado de ellos, Destructor actuó con mayor decisión y en pocos movimientos golpeó a ambos, y los lanzó al piso, para luego apartar también a Blackbird. Una vez que impactaron, un poderoso ataque de energía golpeó toda la plataforma, que colapsó e hizo caer varios metros a todos quienes se encontraban en el piso.
Aprovechando el momento, Destructor voló hacia abajo. Tomó el cuchillo desde el suelo, lo puso en su cinturón, y sin parar siguió hacia adentro de la Torre, donde se encontraban Lady Star, Rainbow, Génesis y Herbert Talbot.

—Lance, detente. Podemos arreglar esto. No es necesario que muera sin un juicio. Podemos arreglar un acuerdo… —trató de conciliar Lady Star.

—Ya es tarde para eso. Su sentencia ya está definida. Y ustedes ya cruzaron el umbral atacándome a mí y mi equipo.

Sin perder un segundo más, avanzó veloz y golpeó con fuerza a los tres defensores, abriéndose paso para tomar a Talbot y elevarse. Rainbow logró mantenerse de pie para invocar un hechizo que inmovilizó a Destructor por unos momentos, pero este último, sin necesidad de hacer ningún movimiento, lanzó una descarga de energía desde el medallón de su pecho que derribó con violencia a Rainbow.
A continuación se elevó con Talbot en su poder, y atravesó los pisos que los separaban del techo de la Torre del Conocimiento, mientras que sólo Blackbird y Quasar pudieron seguirlo. Sin embargo, apenas quedaron a la vista de Destructor, éste apuntó con su mano libre y lanzó una enorme descarga de energía luminosa hacia abajo, que los cegó y los lanzó con mucha fuerza hacia el suelo, donde quedaron incrustados, asombrados por el poder de su oponente.
Viendo tal demostración de poder, Herbert Talbot se alteró, movido por un legítimo terror. Allí, en lo más alto de la Torre, más arriba del techo de aquel panóptico, trató de hablar y convencer a Destructor de no hacerle daño, pero sus palabras apenas salían de su boca. Así, asumiendo su fin, optó por desahogarse, hablando con más seguridad.

—¿Crees que seré la última amenaza que enfrentarás? ¡Ni te imaginas! Deberías partir por revisar los sistemas cibernéticos de tu ciudad… No sabes todo lo que puede venir en el futuro, cuantos conflictos enfrentarás después de mi…

—Cállate.

Y sin más, Destructor sacó de su cinturón el largo cuchillo extraído de la armadura de Caín, y lo enterró rápidamente en el vientre de Herbert Talbot, derramando un chorro de sangre al salir por su espalda.
Los defensores, exhaustos, miraron con horror la escena, y vieron que en el rostro de Lance Harrington no había ningún arrepentimiento. Ahora comprendían que no se detendría ante nada para proteger su proyecto, aunque tuviese que manchar sus manos para poner en práctica su propia idea de justicia.

—¡Váyanse de aquí y no vuelvan! —les gritó mientras descendía con el cadáver de Herbert Talbot en sus brazos—. Están en suelo sagrado. Vayan a seguir salvando su mundo podrido y dejen tranquilo a Nuevo Edén. Si vuelven, no me contendré con ustedes.

Todos los miembros de Defensores Unidos conocían el enorme poder de Destructor, que había rivalizado ya con un par de generaciones de héroes, y nunca había podido ser doblegado. No era una buena idea provocarlo a él, ni provocar un conflicto con su nuevo estado. Sólo Lady Star se atrevió a decir algo antes de dejar el lugar.

—Estaremos vigilando tus acciones. No te saldrás con la tuya en esto.

En esos momentos llegaba al lugar el equipo completo de La Resiliencia, ya recuperados de su lucha contra Defensores Unidos, y se alineaban alrededor de Destructor, preparados por si el conflicto continuaba. Ambos equipos se miraron fijamente, con rencor, sin disimular la frustración de las respectivas derrotas que habían sufrido, aunque en distintos momentos y por distintas razones.
Los defensores se encaminaron hacia la nave de transporte, que una vez que los tuvo dentro, se elevó y se dirigió a recoger a los agentes de O.M.E.N. derrotados en el combate en la ciudad. Luego, se alejó de los cielos de Nuevo Edén.

—Hoy fracasamos… —reconoció Blackbird, cabizbajo—. Tenemos que aprender a trabajar mejor como un equipo… Y ni siquiera pudimos averiguar algo más sobre este lugar.

—Tienes razón —complementó Nick Bradford, piloto de Megabot—. Vendrán otras amenazas así de fuertes… Y tampoco creo que esto sea lo último que sepamos de Destructor.


Epílogo.

Destructor encontró al grupo de científicos asesores con una actitud distinta. El entusiasmo habitual había sido reemplazado por introspección, probablemente inducida por el miedo. Por los crímenes, por el futuro, por él mismo.

—No tienen razones para preocuparse. El tema de Caín ya está resuelto, y el ejemplo servirá para evitar más casos en el futuro —dijo, convencido de que su decisión había sido la mejor—. De todas formas reforzaremos la protección de los civiles.

Los científicos guardaron silencio. Con la cabeza gacha, tomaban apuntes y preparaban sus labores, y prefirieron evitar cualquier tipo de cuestionamiento o confrontación. Ante ese silencio, Lance Harrington siguió hablando.

—Talbot dijo algo de los sistemas cibernéticos. Creo que deberían revisarlos. Quizá recibió ayuda, así que tendremos que estar preparados para todo… Además de eso, necesito que los expertos en robótica se pongan en acción. Tendrán trabajo, y será por el bien del país.

Luego de dejarlos, sin recibir ninguna objeción ni oposición, Destructor descendió hasta lo más profundo de su ciudad, hasta el subsuelo de la Torre del Conocimiento, donde avanzaban las obras de exploración de las ruinas de Walden Two, la destruida ciudad-laboratorio de Quimera Corp. Allí, se reunión con el equipo, y les dio instrucciones precisas. Tenía un plan.

—Debemos apresurar la extracción*. He oído lo que comienzan a hacer otros países con los metahumanos, y no nos quedaremos atrás. Construiremos un ejército.

—Pero… no tenemos suficiente gente aún en el país como para destinarnos a la milicia… —comentó uno de los asesores presentes allí.

—No necesitaremos más personas… —explicó Destructor—. Serán soldados sintéticos. Construiremos robots. No se cansan, no nos traicionarán. Y ya tenemos una fuente de energía para ellos. Usaremos el Diamante.

Fin… Por ahora.

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*ver en "Defensores Unidos" #4



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