Historia: RXM.
I
Ese
día en Angalil había mucho movimiento. Habían pasado unas semanas desde el
despertar, así que las cosas ya estaban un poco más ordenadas, y la gente se
preocupaba ahora de rehacer sus vidas. El centro de la ciudad estaba repleto de
gente y el movimiento de la ciudad estaba recobrando su normalidad, la que
demostraba que era “el centro del mundo”. Los centros comerciales estaban
llenos y las calles veían circular a cientos, sino miles de personas.
De
pronto, una fuerte explosión interrumpió el ajetreo urbano. La violencia de
ella hizo saltar los restos a varios metros, y la tierra tembló. Todas las
personas que estaban allí, en el centro de la ciudad, miraron como la explosión
destrozó un edificio abandonado. De inmediato, varias personas entraron en
pánico y comenzaron a correr en todas direcciones, creando un caos en el
centro.
Pero
minutos después ocurrió algo aún más sorprendente, algo que dejó estáticos a
quienes aún miraban el edificio destruido. Una enorme silueta de unos cuatro
metros de alto se extendía donde antes estuvo el edificio. Y la silueta tenía
forma humana, con cabeza, brazos y pierna reconocibles. Era un enorme robot,
cuya forma llegaba a ser ridículamente impresionante. De pronto, se escuchó una
voz que venía desde la cabeza del robot gigante, y que parecía sonar a través
de un altoparlante instalado en su boca.
—Ciudadanos,
ciudadanos —dijo—. Al habla Mastertech, y su más reciente plan bizarro para lograr
lo que busca: ¡demostrar mis capacidades como un ser superior! Mal que mal, soy
el amo de la tecnología. —y rió siniestramente.
El
robot disparó y destruyó una parte de un edificio, causando aún más caos. Algunas
personas resultaron heridas y el resto corría en todas direcciones, sin saber
qué hacer. El robot avanzaba, y las personas gritaban más y más.
Otro
disparo, y más destrucción. La gente comenzó a implorar por ayuda, pero el caos
no se detenía. El robot de Mastertech parecía imparable. Un sólo grito se
escuchó claro en medio del ruido de la multitud.
—¡¡Ayuda!!
II
New
York era la única ciudad del mundo que podía rivalizar con Angalil en
importancia y tamaño. Algunos también la llamaban “el centro del mundo”, y sin
duda podía serlo, dependiendo de la perspectiva. Esa tarde, con buena parte de
la vida de vuelta a la normalidad, el metro de la ciudad recibía a miles de
personas y las congestiones vehiculares en la superficie eran interminables.
Los
vagones estaban llenos. En ese momento, el metro se detuvo en la estación más
céntrica de la ciudad, y si bien bajaron muchos pasajeros, otros cientos
subieron. Las puertas se cerraron, y la gente se acomodó. Pero el metro no
partía. La gente comenzó a inquietarse. Pasaron un par de minutos y seguían
ahí. Entonces, uno de los pasajeros se acercó al sistema de emergencia, y en el
momento en que apretó el botón, algo raro sucedió. Aquel vagón se selló
herméticamente, con una capa de metal que dejó completamente encerrados a los
pasajeros. Lo mismo ocurrió con todos los demás vagones. Al notar que algo
andaba mal, las personas comenzaron a gritar por auxilio, y la histeria se
apoderó del lugar. Golpeaban las puertas y nada pasaba. Los vagones estaban
inmóviles, y ellos estaban atrapados.
De
pronto, una voz habló a través de los altoparlantes.
—¡Ejem,
ejem! Su atención por favor, queridos pasajeros. Mi nombre es Mastertech, y
estoy seguro que no soy quienes ustedes esperaban, jajá —rió por unos segundos,
y luego continuó—. Pues créanme, nos divertiremos un rato, así que paciencia…
con suerte, en unas horas… ¡estarán muertos!
Un
sólo grito de histeria fue compartido por todos los pasajeros, clamando por
ayuda, desesperados.
III
Sólo
unos minutos después de los primeros gritos de auxilio, algunos héroes que aún
estaban en Angalil aparecieron en el lugar. Black Force, Megabot y Protector
Omega enfrentaron al robot, y sin dudarlo, lo golpearon con gran poder. Black
Force saltó y le dio con su puño en la parte alta de su cabeza, pero el robot solo
se detuvo por un instante y luego devolvió el ataque, lanzando un rayo desde
sus ojos hacia el héroe, alejándolo varios metros. Megabot lanzó su cuerpo
entero que a pesar de medir más de dos metros, solo llegaba a la mitad del
cuerpo del robot de Mastertech, el cual lo detuvo en el aire con un puñetazo.
Protector Omega desenfundó su arma láser y disparó con la máxima potencia, pero
ni siquiera le hizo un rasguño a la enorme máquina.
Los
héroes, sorprendidos por la resistencia y el poder del monstruoso robot, se
reagruparon, y enfocaron sus ataques una vez más.
—¡Ojalá
tuviéramos ayuda! —gritó el Protector Omega.
El
robot seguía avanzando por la ciudad, y la destrucción crecía. Al mismo tiempo,
desde cerca, observaba un joven héroe, esperando el momento para ayudar. Era
Blackbird, y pronto la acción se acercó a su ubicación.
El
robot golpeó un edificio, lanzando escombros en todas direcciones, y en ese
momento, Blackbird debió salir de su escondite, y saltando, sintió una mezcla
de emociones, que se expresó en una poderosa energía que golpeó al robot,
haciéndolo detenerse por un momento.
Los
demás héroes vieron esto, y se sorprendieron por no conocer a su más reciente
colaborador. Pero sin detenerse a pensarlo volvieron a la carga, ya que
Blackbird realmente necesitaba ayuda. El robot comenzó a golpear el piso con
sus puños, así como también a dar fuertes pisotones que hacían temblar el piso
varios kilómetros a la redonda, y que no le daban tiempo de atacar al joven
héroe.
En ese momento, el Hombre y la Mujer de Fuego
llegaban a Angalil, regresando de su ciudad de origen, la cercana Northcrem. La
situación con que se encontraron hacía ver a la capital de Eria como un
verdadero campo de guerra. De inmediato se dirigieron a enfrentar a la gran amenaza,
y lanzaron potentes llamas sobre el robot, pero éste las resistió y comenzó a
manotear en todas direcciones, forzando a los hermanos a esquivarlo una y otra
vez.
En
ese momento, y buscando zafarse de todos sus atacantes, el robot se detuvo, y
una luz recorrió desde su cintura hacia abajo, hasta llegar a sus pies y luego
al suelo, donde se provocó una gran explosión y un temblor que desestabilizó a
los defensores y distrajo a los Hermanos de Fuego, a los que finalmente golpeó
con una de sus enormes manos, dejándolos incrustados en los edificios cercanos.
La
situación en Angalil parecía estar absolutamente fuera de control. Los
defensores, cansados ante la intensidad del ataque del robot, no tenían muchas
ideas más. Pero en ese momento, en lo alto del cielo una luz brilló, y de
inmediato se materializó una silueta, conocida por los defensores…
IV
Mientras
la destrucción era lo que definía la situación en Angalil, en New York la
tensión recorría la ciudad. En el lugar donde se encontraba detenido el metro,
con varios cientos de pasajeros atrapados, se reunían grandes grupos de
curiosos, pero nadie atinaba a hacer algo. En las pantallas del metro había
aparecido un contador, que según Mastertech, era el tiempo que quedaba a las
personas dentro de los vagones antes de que un gas mortal entrara a él y los
envenenara a todos. Y cada vez que alguien trataba de abrir los vagones, fuera
con un golpe o algún otro medio, el contador se aceleraba.
Al
lugar arribó el Escuadrón.R, y minutos después, Lady Star. Sin embargo, las
condiciones en las que se daba el problema los tenía inmovilizados. Lady Star
pensó en teletransportarse al interior, pero no habría forma de que pudiese
sacarlos a todos de esa forma, ya que era una habilidad que recién estaba
trabajando y no le permitía transportar a alguien con ella. Trató de usar la
telequinesis para romper el sello hermético que estaba sobre los vagones, pero
solo logró que el contador se acelerara más. Quedaban sólo 5 minutos y nada
pasaba. Liebre, líder del Escuadrón.R pensó en una estrategia, y ordenó a Dust
que intentara usar su poder para infiltrarse. El joven transformó su cuerpo en
una nube de polvo y buscó alrededor de los vagones algún espacio para que
alguna de sus partículas pudiese entrar, pero también fracasó. El sello era
completamente hermético, y no había forma de entrar.
Entonces,
Lady Star, cansada y abrumada por el tiempo, le planteó a Liebre la posibilidad
de atacar con todo su poder, a riesgo de fallar y hacer que el contador llegase
a cero. Liebre lo dudó, y trató de pensar en algo más, pero no encontraba la
solución. El contador ya estaba en menos de 2 minutos. La gente que observaba
comenzaba a caer en la desesperación, y los gritos se multiplicaban. Sin
solución aparente, Lady Star y el Escuadrón.R estaban extremadamente
preocupados, ya que las personas atrapadas estaban a punto de morir en sus
narices, y ellos estaban a punto de fracasar. El contador llegó al último
minuto.
En
ese momento, un resplandor iluminó todo el lugar, y una silueta se materializó
en medio de los héroes, y la sorpresa se apoderó de ellos…
V
Durante
las últimas horas, el mundo había centrado su atención en las dos ciudades más
importantes del mundo, Angalil en Eria, y New York en los Estados Unidos. Dos
tragedias simultáneas habían sacudido a los dos lugares que solían ser llamados
“el centro del mundo”. El responsable era Mastertech, antiguo villano, enemigo
de algunos como Protector Omega y Megabot. Varios héroes llevaban varias horas
de indirecto combate contra Mastertech, algunos enfrentando la amenaza del
robot gigante en la capital de Eria, y otros intentando detener una tragedia en
el metro de la “gran manzana”. Pero ninguna solución había sido suficiente para
detener ambas amenazas, y el peligro continuaba.
Lo
único que podría haber ayudado era alguna especie de milagro. Y eso era
exactamente lo que en apariencia estaba ocurriendo.
Sobre
los cielos de Angalil, una silueta se había materializado tras un gran
resplandor, acompañado por el sonido de un trueno. La estela de luz había
formado el símbolo de Logos, y de ella había aparecido un viejo conocido de los
héroes: Destructor.
De
inmediato, Destructor observó la gigantesca máquina, y voló rápidamente hacia
ella. El robot intentó reaccionar, pero no fue lo suficientemente rápido y
recibió un poderoso golpe que lo hizo retroceder varios pasos. Mientras el
robot aún tambaleaba, y antes de que pudiese recuperarse, Destructor dio media
vuelta y volvió a golpear al robot, derribándolo. Al caer, el robot provocó un
tremendo ruido y otro gran movimiento del piso. Aprovechando que estaba en el
suelo, Destructor juntó una gran energía, y la lanzó como un poderoso rayo
contra la máquina, la cual resultó seriamente dañada y no se levantó más.
Los
héroes que habían combatido al robot quedaron impresionados al ver que
Destructor había logrado lo que ellos no habían podido lograr en largas horas.
Cerca de la zona de batalla, el novato defensor llamado Quick, recientemente
llegado a la ciudad, observaba con asombro lo que le parecía algo mágico,
milagroso. Pero la sorpresa de los héroes pronto pasó a segundo plano, opacada
por la felicidad y el agradecimiento de las personas, que comenzaron a aplaudir
y a vitorear a Destructor.
Mientras
tanto, en New York, la escena del resplandor y el trueno se había repetido, y
de ella, junto al símbolo de Logos, había surgido una oscura figura que ninguno
de los presentes pudo reconocer, pero que se presentó de inmediato, con una voz
que sonaba distante y profunda.
—Soy
Void. Yo me encargo —dijo.
Lady
Star y el Escuadrón.R sólo observaron cómo el llamado Void se acercó a los
vagones y los tocó con delicadeza. De sus manos emanó una extraña energía que
más bien parecía quitarle materia a las cosas, haciéndolas desaparecer como si
nunca hubiesen existido. Así, las paredes de los vagones se fueron deshaciendo
con gran rapidez y la gente pudo salir rápidamente, tan sólo segundos antes de
que Mastertech liberara el mortal gas.
Al
igual que toda la gente del lugar, los defensores allí presentes no podían
creer la facilidad con la que éste individuo, que se hacía llamar Void, había
solucionado el asunto, y el gran poder que había demostrado para ello.
Los
vítores que las personas daban tanto en Angalil, hacia Destructor, como en New
York, para Void, se multiplicaban y todos agradecían el milagro que había
ocurrido allí donde los defensores habían fallado.
De
pronto, tanto Destructor como Void pidieron silencio, y antes que los
defensores pudiesen decir algo, se dirigieron a las respectivos grupos de personas
que los vitoreaban, diciendo ambos el mismo discurso.
—¡Estos
milagros son los que Logos permite! ¡Son los regalos que tiene para el mundo! Y
lo único que pide a cambio es que crean en él y los sigan, ¡porque él los
iluminará, y los guiará con su luz!
El
silencio se mantuvo por un momento, y luego muchas personas comenzaron a
aplaudir y gritar, pero esta vez, en el nombre de Logos. Tras un nuevo
resplandor con la forma del símbolo del “nuevo dios del mundo”, Destructor y
Void dejaron sus respectivos escenarios, mientras las personas seguían
extasiadas ante los milagros que acababan de ocurrir en el “centro del mundo”.
Los
héroes se miraron, con cara de preocupación, entendiendo el significado que
esto había tenido. Con un golpe como éste, Logos tenía el mundo en sus manos…
¿Qué podrían hacer ellos? Pero aún más allá… ¿debían hacer algo?
Continúa...
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