6.5.20

Defensores Unidos #1


United We Stand (Parte 1 de 3) 
“Coincidencias”
Historia: RXM & Zirijo

I

El polvo formaba una gruesa capa sobre la mesa de trabajo del salón en la que se solían reunir los miembros de Defensores Unidos. Todo estaba en silencio excepto el sistema de seguridad. El dejo evidenciaba que habían pasado semanas sin que aquel sitio fuese utilizado por sus habituales moradores, los más grandes héroes de la tierra.
El primero en llegar, y quien extendió en primer lugar la invitación, fue Adam Johnson, cubierto por su traje negro y una capucha que cubría gran parte de sus cabeza, públicamente conocido como Blackbird. Mientras encendía la pantalla de la computadora central e ingresaba a unos comandos, se activó la solicitud de ingreso de Justin Smith, el menor de los hermanos de la Familia de Fuego.
Justin pasó el dedo por sobre la mesa y antes de cualquier saludo, se propuso realizar un comentario simpático al respecto. Pero lo interrumpió la alarma del tercero de los invitados para aquella reunión: Megabot.

—¿Qué es lo que pasa Blackbird? —preguntó Nick Bradford, piloto de Megabot, al ver a Adam y Justin de pie, alrededor de la mesa.

—Hace tiempo que no hay reuniones… —respondió Adam, tratando de realizar una pequeña introducción sobre el motivo de la reunión, pero el rostro de Nick denotaba un tanto de molestia, por lo que no quiso dar muchas vueltas al respecto—, …y pensé necesario reportar nuestros avances en la reconstrucción.

Nick sostuvo el aliento, y suspiró.

—Lo siento por ser tan cortante, pero he estado bajo mucha presión estas últimas semanas… estoy a cargo del proceso de pacificación en la frontera sudamericana, donde gran cantidad de soldados estadounidenses se enfrentaron a la Sociedad del Orden Sudamericano, y Relámpago, su líder, me pidió ayuda… —comentó el hombre tras Megabot, al acercarse a una de las sillas, y sentarse luego de limpiar el polvo.

—Lo mismo conmigo —agregó Justin, imitando a su compañero—. Northcrem y Angalil han necesitado mucha ayuda durante la limpieza, luego de la incursión de AHB-42 —se detuvo recordando un hecho que lo estaba molestando desde hace un tiempo—. Es más, tuvimos una emergencia extraña hace unos días.

—¿Extraña? —preguntó Blackbird, aún de pie, dando la espalda a la gran pantalla del salón, que indicaba algunas de las noticias relevantes del momento, y además mostraba un mapa completo del planeta vía satélite. Sobre su cabeza, destacaba Eria, flotando en el Atlántico.

—Sí. No sé si recuerdan a Marcus Wilson, el ex presidente de Estados Unidos, anterior al descabellado de Ford. Él activo su señal de alarma de la antigua frecuencia de Defensores Unidos hace días, y acudí al identificar las coordenadas del GPS —se detuvo al percatarse que sus compañeros de equipo le prestaban completa atención, como si quisieran decir algo, por lo que se apresuró para terminar su relato—. Lo identifiqué en las afueras de Northcrem, en un edificio que estaba en llamas. Mientras avanzaba absorbía las llamas del incendio, pero no encontré a nadie en el lugar. Sin embargo, sufrí el ataque de alguien, o algo, que no logré identificar.

II

Justin se miró las manos, demostrando un alto grado de impotencia, cuando llegó a esa parte.

—Yo también recibí el mismo llamado —dijo Blackbird rápidamente, antes que Justin siguiera—. La señal, el código de la llamada correspondía a la línea presidencial de aquella época, por lo que dice el computador —dijo, indicando la pantalla, donde había ingresado unos códigos, y destacaba el nombre de Marcus Wilson—, y acudí a Angalil, mientras estaba en uno de mis viajes entre Eria y New York. Aquí, la escena mostraba un secuestro prolongado. Había restos de una silla, un cordel roto, y alimentos tirados por todo el lugar. Investigué un poco, pero mientras lo hacía una silueta apareció por mi espalda. Me atacó y logré detenerlo. A simple vista, era un sujeto con grandes alas, y vestía de colores negros y grises. Me atacó con unos cuchillos que generaban una especie de energía, pero usé mi campo de energía para defenderme.

—Sí, ahora que lo mencionas alcancé a ver las alas, y colores oscuros —agregó Justin, mientras Blackbird trataba de recordar algo más—. Peleamos bastante. Rompimos un par de muros mientras me atacaba, y apenas podía defenderme. Cuando ya había tomado el ritmo de su ataque, desapareció volando. Lo intenté seguir, pero no dejó ningún rastro que pudiera ver.

—Es demasiada la coincidencia —dijo Megabot—. Antes de partir, me sucedió lo mismo. La misma señal, el mismo Marcus Wilson, y el mismo sujeto. Pero me cuesta recordar los detalles… no puedo recordar donde fue nuestro enfrentamiento, ni qué día, ni la hora… solo que me enfrenté a este sujeto alado con cuchillos.

—Debe ser porque tenemos los recuerdos más frescos en la memoria —trató de entender Blackbird.

—No, no es eso, mi memoria está entrenada para ser precisa, por la cuestión de los informes y las bitácoras que lleva la computadora… es algo más… algo deliberado —teorizó Nick Bradford, piloto de Megabot.

—Pediré que nos ayude O.M.E.N, cuando regrese con J. Monroy a New York —dijo Blackbird.

El computador emitió una señal. Una petición de entrada que no estaba programada en la reunión. Supieron que era Snowstorm antes de que hiciera ingreso al salón.

—Es una suerte encontrarlos acá —dijo ella, sin esconder el asombro en su rostro al descubrirlos ahí reunidos—. Venía a dar la alarma general.

III

—¿Qué sucedió? —preguntó Blackbird, antes de que Megabot pudiera dejar salir la pregunta de su boca.

—La división europea de O.M.E.N fue hasta Moscú por mí, a solicitar un miembro de Defensores Unidos que ayudara con la limpieza nuclear de Londres. Allí me encontré con Black Force, durante el trabajo.

—Pensé que se había retirado —confidenció Megabot—. Lo vi en la batalla en Venezuela, pero luego se hizo humo.

—Los de O.M.E.N lo convencieron de alguna forma para que los ayudara allá —dijo Katrina, mirando la pantalla y leyendo el nombre de Marcus Wilson—. Y eso hacíamos, cuando sentimos una extraña presencia en los radares. Black Force sintió antes que nosotros su llegada, que se adentraba profundamente en territorio radioactivo, y no dudó en lanzarse a investigar.

—Nosotros nos demoramos un poco más en ir a ver, ya que debíamos ponernos trajes anti radiación para poder seguir a Black Force, pero cuando llegamos, el estaba observando atónito a una criatura extraña. Tenía alas…

—Y vestía de negro y gris —dijeron al unísono Megabot y Snowstorm.

El silencio se apoderó del salón, Snowstorm sin saber por qué Nick conocía la descripción de lo que solo ella, Black Force y un pequeño equipo de O.M.E.N, habían visto en las ruinas radioactivas de Inglaterra.

—¿Me estoy perdiendo de algo? —preguntó desconcertada Katrina, tomando asiento, intranquila.

—Nosotros hemos visto al sismo sujeto rondando Angalil y Northcrem. Incluso Megabot se enfrentó a él en solitario, pero sus recuerdos parecen vagos —dijo Justin, preocupado.

—¿Y qué tiene que ver el ex presidente Wilson con todo esto? —preguntó la recién llegada, asumiendo que ese nombre tenía algo que ver en la conversación.

—Eso es lo extraño, al Hombre de Fuego, y a mí se nos hizo llegar un mensaje de alerta de la señal que usaba Wilson, justo antes de encontrarnos con este sujeto de alas —respondió Blackbird, sin dejar de mirar el mapa, intentando cruzar alguna razón de por qué “eso” se encontraba en aquellos lugares.

—Debemos llamar a los demás —propuso ella.

—Pero no hay nadie más Snowstorm: Lady Star se encuentra aún hospitalizada por el daño que sufrió enfrentando a Quasar y Luz. El mismo Quasar está desaparecido. Quedamos solo nosotros cuatro.

—Y ninguno pudo hacer nada contra la criatura por su cuenta —agregó Justin.

La pesadumbre fue la sensación que compartieron todos, impidiendo que pudieran vislumbrar una solución.

IV

—Lo primero es volver a dejar operativo este sitio —dijo Nick, rompiendo los pensamientos de todos.

—Hay que encontrar a esa cosa pronto —dijo Katrina—. Fue impactante la forma en que desapareció del lugar… ni siquiera Black Force pudo enfrentarlo.

—Puede que haya estado bajo algún trance… no conocemos las habilidades de nuestro enemigo.

—Tenemos que estar preparados para cualquier situación —dijo Justin.

—Pero no contamos con los recursos, o los contactos para armar un equipo de esas características —aclaró Blackbird.

Sin que el computador diera aviso de ningún tipo, una sombra se dejó ver desde lo más remoto del salón. La figura del desconocido estuvo ahí desde el principio de la conversación, pero no quiso intervenir antes, para poder tener el panorama completo de lo ocurrido. Un fuerte color rojo, un escarlata opaco, que lo ayudaba a mimetizarse con la sombra, vestía al extraño. Un antifaz y una gran flor en su pecho lo distinguían y al mismo tiempo le permitía mantener su identidad oculta.

—Quizá yo pueda darles algo más de luz sobre aquella situación —pronunció de una forma muy culta y formal el extraño, que puso en alerta a todos en el salón.


Continuará…


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