Historia: RXM
I
"Buenos días. En los últimos meses, cientos de personas provenientes de Eria, Estados Unidos y diversos otros países, han decidido cruzar hacia Nuevo Edén, el nuevo estado surgido en el territorio sureste de la isla de Eria, buscando un nuevo comienzo tras la guerra. Su fundador, el antiguo defensor conocido como Destructor, considerado por muchos como un villano, comenzó este proyecto aprovechando el caos producido por la guerra contra los Estados Unidos del Mundo, y sin mucha oposición consiguió la sesión de este territorio. Hasta la fecha se desconocen las negociaciones que se llevaron a cabo para cedérselo, así como las razones del interés de Destructor por este territorio en particular.
Lo cierto es que un nuevo estado ha nacido, y la invitación abierta de su fundador ha rendido frutos. Nuevo Edén es una realidad".
La atención de Lance Harrington pasó de aquel noticiario a observar el resto de las múltiples pantallas de la sala de comando. Desde allí monitoreaba cada aspecto de su proyecto más anhelado, el país donde todo comenzaría de nuevo, desde donde daría un ejemplo de cómo construir una sociedad mejor.
En aquel enorme edificio panóptico que marcaba el centro de la ciudad, se había ocupado de vigilar con especial atención la inmigración al nuevo territorio. Sabía que entre los múltiples nuevos habitantes del país habría también metahumanos. Las tragedias personales no hacían distinción en una guerra.
Ya durante la corta vida de Nuevo Edén se había enfrentado a obstáculos inesperados, y pese a que se había preparado un largo tiempo para este momento, no había considerado las enormes implicancias de crear un estado desde cero. Pero poco a poco los detalles habían sido resueltos con el ingenio y capacidad de muchos voluntarios que, motivados por el potencial de esta idea, se habían puesto al servicio de la causa para contribuir con sus conocimientos y experiencia.
Científicos, intelectuales y personas comunes y corrientes dispuestas a trabajar duro habían permitido un rápido desarrollo de la ciudad principal y su organización. Había conformado equipos de trabajo según las capacidades y preparación de los habitantes, para organizarse de la forma más efectiva posible. Tenía equipos de arquitectos, de ingenieros y de científicos de distintas ramas, estos últimos como asesores cercanos para tomar decisiones informadas y basadas en evidencia. Así esperaba dar un sustento científico al bienestar de su nación.
Pero pese a todos los avances logrados hasta el momento, había una mancha. Un imponderable no resuelto: en medio de todo el trabajo de los primeros meses, había recibido, a través del sistema de comunicaciones, diversas amenazas de atentados contra la ciudad, un intento por desestabilizar la naciente sociedad, firmado por alguien que se hacía llamar "Caín".
Hasta entonces sus esfuerzos no habían sido suficientes para lograr encontrar al autor de esas amenazas, y la cantidad de trabajo aún pendiente le impedía dedicarse por completo a la investigación. Por ello, necesitaba una carta bajo la manga.
II
Cinco eran los metahumanos detectados por Destructor en su ingreso al país. Todos ellos se encontraban en ese momento en el salón de reuniones, y sus expresiones no eran las más felices. No se conocían entre ellos y no sabían la razón por la que uno por uno habían sido convocados personalmente por Destructor.
A través del salón se encontraban repartidos en un incómodo silencio, cuando su interlocutor hizo ingreso y comenzó a hablarles.
—Bienvenidos a la Torre del Conocimiento. Si están en este edificio, en este salón y en este país, es porque tienen algo en común: todos ustedes han perdido algo y quieren una oportunidad de recuperarlo o redimirse.
—Yo no he perdido nada… —lo contradijo inmediatamente la voz de uno de ellos.
—Si, Quake. Has perdido tu propósito. No sabes quién eres o qué debes hacer. Ya no eres ese enemigo terrible del Escuadrón.R que solías ser. Hoy no eres más que un personaje secundario…
La respuesta recibida caló hondo en Quake. No esperaba que alguien supiera tanto de él como para descifrar su situación y lo que sentía por ello. Con una mezcla de rabia y sorpresa, calló.
—Y el resto de ustedes… —continuó Destructor—. Sarah Morrow, conocida como Firice… Tras tu accidente químico perdiste tu humanidad, pero más doloroso fue perder al Hombre de Fuego original, el único que te entendía, y al que amabas…
La mujer compuesta de hielo y fuego se incomodó y bajó la vista, con el poco ánimo que se había vuelto tan habitual en ella por tanto tiempo.
—Marlon Lennox, nombre clave Sonic Man. Tu perdiste una patria, una guerra. Pero ahora sabes que estabas en el bando equivocado y que tu gobierno te convirtió en un asesino, que te usaron… y que al fin eres libre.
El rostro duro del antiguo miembro de los All-Americans permaneció impasible, pero sutilmente tragó saliva para aclarar su garganta seca.
—Saúl Zapata, llamado Gorilla por todos. Tu vida entera ha sido de exclusión, por tu apariencia, por las habilidades con las que naciste… buscas tu lugar en este mundo extraño y ajeno a ti.
El fornido hombre en el fondo de la sala se sorprendió más que el resto. Hasta ese momento había sido un don nadie, sus actos heroicos habían sido tan reducidos que habían pasado desapercibidos incluso para otros radialterados como él.
—Y finalmente, Gore… Probablemente el que más ha perdido entre nosotros. Todos tus compañeros, tus amigos y tu maestro, asesinados por los agentes del Imperio. Ya no te quedaba nadie en el mundo… hasta ahora.
El silencioso joven se limitó a observar a Destructor, y posteriormente fijó su vista en Sonic Man, que había sido cómplice de The American Dream, el asesino de sus compañeros.
—Los he observado e investigado para tener la certeza de que son los indicados para lo que harán. Debemos ser cautelosos y efectivos. Ustedes conformarán mi equipo de operativos especiales y secretos.
Todos los presentes se miraron, un tanto desconcertados, pero no podían ocultar el interés que tenían para escuchar de qué podría tratarse todo esto. Destructor observó sus reacciones, y al notar que tenía su total atención, fue directo al grano.
—Tenemos un terrorista en Nuevo Edén. No podemos permitir que cumpla con sus amenazas de ataque, no podemos mostrar debilidad como país. Así que su misión inmediata será encontrar y detener al terrorista denominado Caín.
III
—¿Por qué deberíamos aceptar? —preguntó en voz alta Quake, haciendo explícita la pregunta que todos tenían en su mente en ese momento.
Destructor se había retirado luego de explicarles algunos detalles más de su misión. Confiado en su respuesta, los dejó deliberar, expresarse y conocerse antes de ponerse en acción.
—Un terrorista aquí, ¿tan pronto? —cuestionó sorprendida Firice.
—En todas partes hay manzanas podridas —respondió Sonic Man—. Pero también me pregunto por qué aceptar. No confío en supuestos defensores con delirios de grandeza… Ya tuve suficiente de eso.
—Si la ciudad está tan avanzada como la ven, y si tanta gente se ha mudado aquí, es porque está haciendo bien las cosas, ¿no? —teorizó Firice—. Pero por eso mismo es que no me explico que alguien quisiera obstaculizar el desarrollo del país…
—No todos los terroristas quieren eso —dijo Quake, con un tono que parecía expresar cierta molestia—. Muchas veces hay razones de sobra para recurrir a la violencia…
La discusión tenía incómodo a Gorilla, que se encontraba en silencio, desconcertado. Varias veces intentó interrumpirlos, pero su carácter se lo impedía y solo se oía un susurro. Tras un rato convenciéndose a sí mismo de que lo que pretendía decir merecía ser escuchado, alzó un poco más la voz.
—Muchachos… muchachos… —se atrevió finalmente a interrumpir—, si estamos aquí es porque en el fondo creemos en este país… y porque no tenemos nada más que perder.
Las sencillas palabras del tímido Saúl Zapata le hicieron mucho sentido a todos. Incluso la desconfianza de Quake y Sonic Man palidecía ante la esperanza que sentían en el fondo de su ser por la posibilidad de que si funcionara, y de que al fin pudiesen tener una vida satisfactoria.
—Tiene razón —lo apoyó Firice—. Y si queremos que realmente exista un lugar donde todos podamos comenzar de nuevo, deberíamos usar nuestras capacidades para ello. Con lo que somos, y a nuestra manera, tal vez podemos contribuir.
Ninguno de ellos tuvo un mejor argumento para exponer. Solo un silencio reflexivo los acompañó mientras con un gesto aprobaban la idea de trabajar por Nuevo Edén.
—No los conozco demasiado, ni sé la agenda que tenga Destructor… —concluyó Sonic Man—. Pero creo que estamos todos en la misma página.
Pocos minutos más tarde volvió a ingresar Destructor al salón.
—Muy bien, supongo que si no han tratado de escapar, es porque tenemos un acuerdo —dijo, con un leve sarcasmo, para luego continuar totalmente serio—. Si es así, cuenten con que tendrán mi protección y colaboración absoluta. Y si logran trabajar en equipo, se tendrán unos a otros. Eso ya suena a un nuevo comienzo —hizo una pausa para observar los gestos de aprobación de los cinco, y agregó—. Pues ahora solo queda una cosa por definir… ¿Cómo llamarán a su equipo?
—La Resiliencia —dijo espontáneamente Gore, que callado como acostumbraba ser, no había emitido ningún sonido desde que llegaron al edificio.
Nadie se atrevió a contradecirlo. Todos sabían de la tragedia de ese equipo. Y a todos los presentes les pareció también un nombre adecuado a la realidad personal que comenzaban a vivir.
IV
—¿Qué sabemos hasta ahora? —Firice parecía una persona completamente nueva, motivada como hace mucho tiempo no lo estaba, más cercana a ser la Sarah Morrow de antes de su accidente químico.
—Sabemos que los mensajes han aparecido en el sistema de comunicaciones de la ciudad… —Sonic Man le seguía el paso, disciplinado y acostumbrado a tener objetivos claros en su mente—. Y que el apodo de su autor es una referencia bíblica, "Caín".
—Parece apropiado para un lugar llamado "Nuevo Edén". ¿Tenemos alguno de esos mensajes? —preguntó Quake.
En la pantalla apareció la transcripción de las palabras que componían una de las amenazas: "Derramaré la primera sangre en el Nuevo Edén. Caín".
—Esto y otros mensajes similares han aparecido varias veces en el sistema. Hasta ahora se ha logrado evitar que se propaguen por la ciudad, pero los asesores de Destructor no podrán ocultarlo por mucho tiempo más —explicó Marlon Lennox, Sonic Man.
—Pues creo que lo primero es detectar el origen del mensaje… Déjenme ver qué puedo hacer —Firice se sentó en frente a uno de los computadores del salón, pero no pudo presionar las teclas por sus manos hechas de fuego y hielo. Así que hizo un gesto con el que pidió ayuda, y el joven Gore fue quien comenzó a teclear de acuerdo a las instrucciones de la mujer.
—No sabía que eras experta en informática —dijo Quake.
—Uno de mis post-grados es sobre eso —explicó Sarah, recordando su vida cotidiana como una científica ávida de conocimiento de todas las áreas.
Tras varios minutos, ya tenían una dirección IP, y con ello, la ubicación del origen del mensaje, que fue una sorpresa para todos.
—Según esto, los mensajes fueron enviados desde el Centro Digital de los asesores de Destructor… y eso está aquí, en este mismo edificio —señaló Firice.
—Es decir… hay un traidor en el círculo cercano… ¿los científicos? ¿Qué podría motivarlos a estropear todo? Supongo que vinieron aquí a trabajar y contribuir… —Sonic Man no encontraba lógica a lo que planteaba, pero tampoco veía otra explicación plausible.
—Según he observado desde que llegué al país… —se atrevió a opinar Saúl, que estaba parado frente a los ventanales—, todos los científicos que son parte del círculo de asesores viven en un mismo sector de la ciudad. Allí.
Los demás se acercaron al ventanal y miraron en la dirección que apuntaba. Al hacerlo apreciaron la distribución curva de los barrios y las calles, en círculos concéntricos que se desplegaban en torno a la Torre en la que estaban.
—Sonic Man… posees supervelocidad, ¿verdad? Pensaba que tal vez podrías… si no te complica… podrías hacer un recorrido por el sector… puedes ser sigiloso con tu velocidad y tal vez buscar algo llamativo o sospechoso —señaló tímidamente Gorilla.
La idea parecía sensata, así que a pesar de la timidez de su declaración, todos concordaron en que era un buen paso a seguir. Así, Sonic Man emprendió su carrera y en un par de segundos ya recorría las calles de la capital del nuevo país.
V
Mientras el velocista cumplía su labor, los demás revisaban los registros de ingreso al edificio de los científicos asesores de Destructor. Allí detectaron a quienes estaban más tiempo en el Centro Digital, así como a los que estuvieron en horarios cercanos a la aparición de los mensajes.
—Es curioso… —dijo Quake mientras estaban en eso—, tantos años de luchas y conflictos… y nunca había intentado resolver un asunto sin usar mis habilidades. Siempre todo era rabia y destrucción.
—Eso demuestra lo que tú eras, y también que puedes ser distinto —lo confortó Sarah.
—Espero que las cosas se mantengan así, lo más alejadas posibles de lo que eran antes —complementó Gorilla.
Los miembros de esta nueva versión de La Resiliencia comenzaban a congeniar mejor de lo que hubiesen pensado al inicio, y notaban que compartían muchas cosas en sus respectivos pasados que ahora podían superar sin necesidad de estar solos.
—Me parece que hay tres sujetos aquí que ameritan ser investigados, los que estuvieron en el Centro Digital en horarios cercanos a la aparición de los mensajes. Tendremos que averiguar en secreto si tenían alguna razón de peso para haber estado allí en esos momentos —dijo Quake.
—Esperaremos la información que haya recabado Sonic Man —propuso Firice, que comenzaba a erigirse como la líder del grupo.
Pero de pronto, fueron interrumpidos en su trabajo por Destructor, que entró súbitamente al salón, agitado y en estado de alerta.
—Estamos avanzando, pero aún no tenemos nada… —justificó de inmediato Quake, pensando que estaba allí para pedirles un reporte.
—Lo sé, pero ahora tenemos otra situación —explicó Destructor, mientras se sacaba el casco que cubría su rostro—. Tendrán que ser extremadamente cautelosos en su trabajo, sobre todo si llegase a ser necesario usar la fuerza… de hecho, tendrán que evitar eso.
—¿Por qué? —preguntó Firice, sorprendida.
—Porque tendremos visitas… —y la expresión de Lance Harrington se endureció—. Defensores Unidos viene hacia acá.
Continúa en Defensores Unidos #4
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