17.10.09

Zudo #8

Los primeros días del resto de mi vida (1 de 3)
“Erase una vez…”
Historia: Zirijo.

I

El camino es largo hasta llegar a Chicago. Por lo que alcancé a entender, el General Smash tiene de rehenes a Elena y a Hefestos, quienes me han estado acompañando en este viaje para encontrar a mi padre. El viento en mi cara, la velocidad, y esta nueva determinación me dan tiempo para recordar.

Mi primer encuentro con Smash fue lo más extraño que me ha pasado en toda mi vida. Luego de haber perdido contacto con mi familia, de haber encontrado una extraña roca en el medio del bosque de Angalileo, y de haber sido atacado en mi propia casa, desperté en una instalación subterránea en las afueras de Las Vegas, en Estados Unidos, transformado en una bestia salvaje, un lobo. Fui torturado para que entregara la información sobre una extraña roca que mi padre había ayudado a descubrir, un poder similar al del legendario Capitán Cometa. Luego de pelear contra Shadow, o sea Elena Krumm, Codex, un hechicero muy poderoso vino buscando la forma de poder controlar el poder que el meteorito me había dado. Acompañado de un ritual místico que me devolvió mi forma humana, Codex me reveló el origen del meteorito y de este extraño poder.

Hace milenios, una civilización perdida en el universo decidió ser perfecta y trató de almacenar en un recipiente toda su energía Cor Negativa, almacenada por su tradición barbárica. Tanto poder habían reunido, que les pareció peligroso tener el cristal en su planeta, por lo que lo dejaron vagar por el infinito universo. Con la explosión de la Nube de Oort, el cristal fue arrojado a la Tierra, donde quedó sepultado de los ojos del hombre hasta que en mi familia, la eminencia en astros y científico, el Doctor Jules Price, y mi madre, Almirante de las fuerzas armadas de Eria, descubrieron el misterioso meteoro. Ese trágico día, mi madre desapareció para siempre y mi padre se encerró absolutamente en su trabajo. No fue hasta hace poco que Jules Price desapareció, y vinieron por mi y mi hermano.

- Maldito Smash – pienso, mientras cargo combustible en algún lugar de la carretera.

Yo encontré la roca, gracias a un fragmento que dejó mi madre antes de desaparecer, y fui capturado por una fuerza secreta del ejército de Estados Unidos, en Eria.

II

El sol sale mientras me dispongo a retomar mi viaje a Chicago. No noto nada extraño en el camino, solo la usual paranoia que siente todo prófugo de la ley.

Cuando llegamos a Las Vegas ya había escuchado la historia de Elena, que de ser mi captora, pasó a ser mi compañera de viaje. En Las Vegas, un avión cayó sobre la ciudad y fuimos inculpados por el Sargento Blackjack, quien trabaja para Smash, al igual que lo hacía Elena. Fuimos perseguidos, y fue la primera vez que creé, con mi energía, el escudo que me acompaña desde ese día. Protegí lo más que pude a Elena, y huimos.

Luego de nuestro primer encuentro con Blackjack, llegamos a The Red House, donde fuimos reclutados por el Barón de la Casa Roja, para ser sus mensajeros.

- ¿Qué será del Barón? – me pregunto, cuando intento comer algo en un local de camino a Chicago.

Nos entregó una misión: ir por Hefestos y “el Trueno de Zeus”. El Barón de la Casa Roja pertenece a una organización clandestina, llamada “La Rosa de Colores”. Extraño nombre para un montón de tipos que trabajan clandestinamente, armando planes para contrarrestar las acciones de Smash y su grupo gubernamental de meta-humanos.

III

Cada vez me acerco más a Chicago, pero es más difícil esconderse de los controles policiales. Después de todo, soy el tipo más buscado de Estados Unidos.

Cuando llegamos a Salt Lake City, tratamos de contactar con un amigo de Elena. Ella estaba segura de que él era una buena persona y que nos ayudaría. Nunca me dijo que eran novios, por lo que, lo que había pasado en el bar que visitamos antes de llegar a la ciudad me había dejado muy confundido. Ella estaba explorando algo en mi, algo que ni yo sabía que podía ser.

James resultó ser uno más de los hombres de Smash. Nos traicionó y entregó nuestra ubicación a Blackjack, con quien nos enfrentamos nuevamente. Es extraño, porque Blackjack, al igual que Elena, estaban bajo un trance hipnótico, que entregaba su voluntad absoluta a alguien más. Codex lo vio, y temió de que nos encontráramos, dijo que era un ser muy peligroso y que se pondría a investigar sobre el tema. Luchamos y los derrotamos a ambos. Nos perdimos en la ciudad, y emprendimos la búsqueda por Hefestos.

Encontramos una fábrica abandonada, la cual era la base secreta de Hefestos. Este había dejado de comunicarse con el Barón y nos envió para que entregáramos su trabajo en Chicago, al Conde Brown. Lo sorprendente de aquel encuentro fue que también di con una pista de mi padre desaparecido. Warren era el lugar de donde enviaron las notas para la construcción del “Trueno de Zeus”. Esta máquina infernal es un cañón de electricidad estática, capaz de producir destrucciones a gran escala.

- Smash también se llevó el “Trueno”, maldita sea.

Partimos entonces a Warren, donde nos encontramos con nada menos que con otro de los subordinados a Smash: Sight.

IV

Sight era un francotirador increíble. Nos interceptó en el camino a Warren, y nos enfrentamos a la policía carretera. Saltamos de un abismo, pero alcanzamos a sobrevivir. Sight nos encontró en un motel en la carretera, donde tuvimos nuestro enfrentamiento más intenso. Hefestos disparó el “Trueno”, mientras que Sight iba por Elena.

Yo, mientras, me había entregado para no provocar más daño del que ya había hecho, pero cuando Sight tenía en sus manos a Elena, un sentimiento que me sobrepasó me empujó a un duelo de segundos. Él disparó a Elena, mientras que en mi nació una espada, que encontraba materialidad desde mis propios pensamientos de venganza. Una hoja tan oscura como la noche brotó de mi brazo izquierdo, degollando a Sight, manchando con sangre mi conciencia. Desesperado, no supe como reaccionar y salí corriendo, perturbado y temeroso de dañar a alguien más con mi nueva habilidad.

Luego de correr hasta más no poder, fui encontrado por un campesino, que me tendió una mano. Pude entender mi nueva posición en este mundo violento, ya no tuve miedo y volví con mis amigos, pero ellos no estaban.

Chicago, mi destino. Encontrar a mis amigos, mi misión.

V

Dejo la motocicleta estacionada en el centro, por si hay que escapar o perseguir a alguien. Camino unas cuadras, cuando siento la sensación de que me siguen. Camino un poco más rápido, y noto que son tres personas las que me siguen. Doblo en un callejón, pero cuando intento darme la vuelta y enfrentarlos, desde mi espalda aparece alguien que me da una descarga eléctrica. Suficiente para dejarme inconciente.

- ¿Dónde estoy? – pregunto antes de lograr distinguir a alguien.

- En Chicago, en la Sears Tower, la morada del Conde Brown – me saluda un afroamericano muy bien vestido. Parece que tiene un puesto de trabajo muy distinguido en el edificio.

- Mis amigos, fueron capturados por el general Smash, tienen el “Trueno de Zeus” con ellos. Hay que liberarlos – le digo muy rápidamente, levantándome y cayendo al sofá en donde estaba recostado, inmediatamente gracias a un mareo.

- ¿Nos buscas a nosotros? – pregunta la voz de una mujer desde la puerta de la oficina.

- ¿Elena, eres tú? – pregunto, sin creer lo que ven mis ojos.

- Si, y Hefestos también está bien, por si es que querías saber de él.

- Pero, ¿dónde está? – pregunto nuevamente. Muchas preguntas, para tan poco tiempo.

- Fue enviado a otro puesto de trabajo, debe terminar un nuevo proyecto – contesta el Conde Brown.

- ¿Y la nota? ¿No fuiste atrapada por Smash? – digo, dirigiéndome a Elena.

- No, de hecho fueron las tropas del Conde las que llegaron al motel para ayudarnos. Curaron mis heridas también.

- Pero la firma y la nota… pensé… pensé que ya no te vería más – le digo sin vergüenza.

- Eso no es así, ahora tenemos una nueva misión y somos bienvenidos en la Rosa de Colores.

- Así es – interrumpe el Conde – Ahora si están seguros. Mientras sanábamos las heridas de Elena, encontramos la razón de porqué habían sido encontrados por los hombres de Smash tantas veces.

- Portaba un chip de rastreo. Podían encontrarme en cualquier parte del mundo si quisieran. Por eso nos encontramos con Blackjack dos veces, por eso Sight también dio con nuestro paradero – comentó Helena.

El Conde Brown me queda mirando un segundo más y nota algo, mi ropa, la chaqueta del granjero.

- Esa chaqueta, Zudo, ¿de dónde la sacaste? – me preguntó al fin.

- Me la prestó un amigo – le dije, para no poner al granjero en peligro.

- Esa chaqueta pertenecía a uno de los miembros de esta institución, un renegado, un auto exiliado, el Duque Verde.

Lo miro por unos segundos y todo lo que me dijo ahora tenía sentido, sobre su cruzada personal, y esa visión tan rígida sobre la vida.

- Creo que me queda bien – le digo, para desviar el tema y su preocupación.

- Es perfecto. Tienes su aprobación. Es un loco autoexiliado, pero en su tiempo fue uno de los más altos cargos de esta organización. Con su beneplácito ahora deben ir donde Violet Princess, en New York, donde serán informados sobre su próxima misión, y sobre las “Sandalias de Hermes”.

Esto de los títulos de nobleza y los nombres griegos ya me estaban cabreando, pero lo atribuí a esta cosa que recorre mis venas, el poder absoluto. Debemos seguir con nuestra loca carrera por este país, antes de poder encargarme de mis propios problemas, que por lo demás, son bastantes.


Continúa…
_

No hay comentarios: