22.7.09

Mirox Presenta #3

“Generaciones" (Especial 13 Años)
Historia: Rodrigo Roa.


Adam Johnson caminaba por las calles de Angalileo, como en un día cualquiera. Pero ese no era un día cualquiera.

Angalileo y el mundo festejaban un nuevo aniversario del día en que todo cambió: la primera aparición del Capitán Cometa original. Mucha gente visitaba ese día la tumba de quien era considerado el primer defensor, y se le recordaba en un acto conmemorativo, en el centro de la ciudad.

En su caminata, aquel día, Adam Johnson tenía un solo destino: el Cementerio General de Angalileo, donde se reuniría con algunos de sus colegas. Allí le esperaba Camille Sanders, mejor conocida en su identidad secreta de Lady Star. Ella lo había citado allí, y estaba acompañada por un hombre al cual el joven no conocía.

Se encontraban en el centro del Cementerio, frente al mausoleo en el que descansaban los restos del mítico héroe, que era enorme, reluciente, y estaba acompañado de una gran estatua suya. El lugar se imponía visualmente, y además, ese día, muchas flores lo adornaban aún más.

En el momento en que Adam llegaba al lugar, también bajaba del cielo el Hombre de Fuego, cambiando su forma ígnea, a su identidad de civil, Justin Smith.

- Me alegra que hayan venido – comenzó diciendo Camille Sanders – Creo que tu ya conoces al hombre que me acompaña, Justin. Pero para ti, Adam… te presento a Richard Butler. Quizás lo conozcas mejor como Ultrabot.

Tras los saludos de cortesía, Camille les explicó la razón por la que los había convocado.

- Los he elegido a ustedes para que me acompañen hoy, porque cada uno de ustedes representa las distintas generaciones de defensores que hoy están aún activas. Richard y Justin estuvieron desde el inicio, y son los héroes más antiguos en actividad, a pesar de que hay una gran diferencia de edad entre ellos. Adam es uno de los más recientes, y yo comencé hace varios años, pero llegué cuando él ya no estaba con nosotros – dijo, señalando la estatua del primer Capitán Cometa, que coronaba su gran mausoleo.

- Así es – complementó Richard – Justin aún era un niño cuando todo comenzó… Pero yo recuerdo con claridad el día que lo conocí.

Adam puso mucha atención a la narración de Richard Butler. Sólo había escuchado hablar de este mítico defensor, pero nunca había oído una experiencia tan cercana. Justin también demostró interés, porque sabía que luego vendría su turno de hablar. Richard continuó.

- Nosotros rechazamos la invitación que el Capitán Cometa y el hermano de Justin, el primer Hombre de Fuego, nos hicieron para ser parte de la formación original de los Defensores Unidos… Poco después, creamos Ultra Force, en respuesta. Sin embargo, recuerdo que su presencia me impresionó desde el principio. El día en que nos reunió para hablarnos de su idea, todos lo escuchamos con atención…. No hablé directamente con él, pero lo escuché hablar con Hyperman y Electric Man… Sus palabras, su seguridad, su estampa… Era un verdadero héroe. Todos nosotros nos inspiramos en él para ser los héroes que debíamos ser.

- Algo parecido me sucedió a mi – dijo Camille Sanders, tomando la palabra – Cuando comencé, no quería asumir mi rol… Recuerdo que a Mark Campbell le costó trabajo convencerme. Pero desde el momento en que me puse el traje de Lady Star por primera vez, él fue el modelo a seguir, en él me fijé para actuar. Si no hubiese estado ese ejemplo previamente, quizás nunca habría logrado salir adelante.

Los más jóvenes escuchaban con atención las historias de los mayores. Pero Justin también tenía algo que decir. Había conocido al primer Capitán Cometa en sus primeros días como defensor. En esos tiempos, Justin Smith era conocido como el Niño de Fuego, y luchaba junto a sus hermanos.

- Aunque era apenas un niño… - recordó Justin – Jamás olvidaré que mis hermanos y yo lo conocimos en una de nuestras primeras aventuras… Fue todo un honor descubrir su sacrificio, su entrega completa a su misión. Mi hermano nos comentó lo sorprendido que quedó tras conocerlo. Después de eso, fueron amigos cercanos, y George siempre se sintió orgulloso de eso. Creo que eso nos hizo bien a todos, lo recuerdo bien… incluso, recuerdo que ese día enfrentamos a su archienemigo, el Diamante, y su ayudante, Beaver.

- Creo que Beaver, esa bestia que parecía una especie de “castor humano”, fue el primer enemigo que combatió, por ridículo o increíble que suene – complementó Richard Butler.

- Después de él, ya nada pareció increíble – dijo entonces Camille Sanders.

- Así es… una nueva era comenzó con el Capitán Cometa, y muchos más siguieron su camino… su legado - reflexionó Justin Smith – Él hizo que comenzara una era en la que podemos creer que lo imposible, es posible.

- Si… E incluso cuando murió, fue admirable, porque cayó luchando por las personas de la Tierra… el mundo se paralizó, y nos costó levantarnos – dijo Richard – Algunos incluso nos retiramos, y entre los defensores quedó un vacío por un tiempo, que sólo pudo ser llenado por otro como él.

Todos quedaron en silencio por un momento. Eran tantas las cosas que se podían decir, pero pocas palabras más podrían expresar realmente lo que querían. Adam, que se había limitado a escuchar, muy interesado, al fin decidió hablar.

- No sabía esto… no conocía ninguna de estas historias. Había escuchado hablar de los héroes que llevaron el nombre del Capitán Cometa, como si fueran una leyenda… Pero escucharlos a ustedes, hablando con tanta emoción de historias tan cercanas a él… es especial, inspirador.

- Eso es lo que quería que recordáramos hoy, precisamente – dijo Camille – Quería que tuviésemos presentes lo afortunadas que son nuestras generaciones, por haber tenido héroes como él. Y lo afortunados que somos nosotros, tanto quienes lo conocimos, como quienes han oído sus historias, porque podemos continuar su camino. Podemos recordarlo en los hechos, y podemos tomar su ejemplo para nuestras vidas.

- De eso se trata ser un defensor – complementó Richard – De proteger, de dar un ejemplo, y hacer todo lo necesario para el bien de todos los seres vivientes… El Capitán Cometa nos enseñó a todos, a hacer ambas cosas.

Los cuatro se miraron, y luego levantaron la vista, para observar la imponente estatua del primer defensor. Adam parecía ser el más emocionado, aunque todos ellos se sentían con energías renovadas, gracias al ejemplo del primero que llevó el nombre del héroe más grande de todos. Camille dejó una flor en el lugar, y Richard, Justin y Adam, cada uno a su manera, mostraron sus respetos.

Luego, caminando lentamente, los cuatro defensores, en sus identidades civiles, dejaron el lugar, y siguieron contando historias y anécdotas acerca del Capitán Cometa.

- Ahora que lo mencionaron… me pregunto… ¿qué habrá sido de ese tal “Beaver”? – preguntó Justin – Era muy extraño, y desde la derrota de Diamante, hace años, que no hemos oído nada de él…

- Seguramente debe estar escondido en algún agujero, esperando por algún nuevo amo…

Mientras los héroes se alejaban conversando y contando más historias, desde un rincón oculto del mausoleo, silenciosamente, una figura se erguía, si es que lo hacía. Era una criatura rechoncha, de un oscuro color de piel, y que en lugar de dedos contaba con unas extrañas garras como las de un animal. Estaba cubierto de pelos, y sus facciones no estaban tan cerca de lo humano como de lo animal. Su apariencia era la de algo así como un castor, o algo peor.

La criatura conocida como Beaver esperó que los defensores se alejaran, y se paró en frente de la tumba. Miró la estatua de su antiguo enemigo por un largo rato, y sus recuerdos se dirigieron a los viejos tiempos, y a todos los enfrentamientos que tuvieron.

Por fin, en un momento, Beaver volvió a la realidad. Su expresión, que era de melancolía, cambió a una de paz. Una pequeña sonrisa sincera se dibujó en su rostro deformado. Metió una de sus manos en la chaqueta que llevaba, y pausadamente, depositó una flor en la tumba de su viejo enemigo.

- Supongo que el ejemplo no sólo se lo diste a los “chicos buenos”… - susurró Beaver.

Con un rostro lleno de satisfacción, se alejó del lugar, pensando en el Capitán Cometa, agradecido por ser parte de su leyenda, y resuelto a comenzar una nueva vida, en un nuevo mundo.



Fin.
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