15.8.12

Dragón Blanco/Negro #13

“Imperio” (3 de 3)
Historia: Zirijo.

I

- Debes bañar con tu sangre el cubo, Tao Po Fu – recomendó Shaman al joven Dragón Rojo.

Ellos se encontraban sobre la Gran Muralla China, donde, hace un tiempo el Emperador Meng Li llevó a Tao Po Fu, para levantar al Dragón de Ladrillos, dormido dentro de esta construcción antigua.

- ¿Así funcionó la última vez? – preguntó Karate Girl.

- ¿La última vez? – repitió Tao Po Fu.

- No te hagas el ofendido… me sé toda la historia – respondió ella.

- La verdad es que no lo sé. La profecía dice que si la llave del cielo y la de la tierra se reunían alguna vez, el gran Dragón de Ladrillos mostraría el camino al Templo del Dragón Dorado, lugar donde se encuentra un gran poder oculto.

- ¿Y si tan solo le ordeno que se levante? – preguntó ingenuo Tao Po Fu.

Inmediatamente seguido de la pregunta, la construcción tembló por completo. Todos sorprendidos se sostuvieron de donde pudieron para no resbalar o caer. En los ojos de Tao Po Fu había un brillo rojizo arcilla.

- ¿Qué está pasando? – preguntó Tetsu no Samurai, a gritos, por el gran estruendo que generaba el movimiento de la gran muralla.

- Tao debe haber generado algún tipo de lazo psíquico con la conciencia del Dragón-Muralla – respondió Shaman – ¡Esta cosa realmente se está levantando!

El rostro de un gran y poderoso dragón se levantaba de la tierra y se elevaba por el cielo de China. Un gran rugido salió de su hocico al estar ya a más de cien metros del suelo.

- El “Dragón-Muro” pregunta: “¿Qué hacemos ahora?”, Shaman – dijo Tao Po Fu.

- Al norte, Tao. Vamos a impedir que los invasores sigan haciéndonos daño.

II

- ¡Hay que acorralarlos! – ordenaba Liu Fung Dae a las Mil Cabezas del Dragón – ¡Hay que rodearlos para que se queden sin espacio!

- Sú Fù, necesito los pergaminos de explosión – ordenó nuevamente el Dragón Blanco – Están en el templo. Cuando regreses quiero que vueles la base del risco.

- Bien – dijo Sú Fù, desapareciendo al instante.

- ¡Cabezas del Dragón! ¡Muevan a las máquinas a la base del risco! – ordenó luego.

Moviéndose con rapidez, los monjes de la orden golpeaban y dirigían a las tropas invasoras. Pero era difícil. Los soldados de metal no daban pie atrás, y las bajas que sufría la orden de las cabezas del Dragón eran demasiadas como para hacer que retrocedieran.

En ese instante, a un costado, los invasores sintieron que algo hacia ingreso a su radar, y era muy rápido. Cambiando de formación, Dragón Blanco dedujo que era Sú Fù acercándose.

Cambió su cinta del Ying Yang a la parte negra, dejando salir toda su furia y resentimiento. Derribó a varios, pero no logró impedir que hirieran a Sú Fù, haciendo volar solo una parte del risco y haciendo un daño insignificante a la formación enemiga.

Sú Fù estaba tirada en el piso y a punto de ser cercenada por las fuerzas enemigas, pero cuando Dragón Negro la alcanzó, el sonido inconfundible de una katana chocando con el metal detuvo al enemigo.

- ¿Tetsu no Samurai? – se preguntó en voz alta Dragón Negro.

Pero no era Tetsu no Samurai, ni ningún miembro de Guardianes de Oriente. Eran decenas de los “Death Soldiers” del Emperador Meng Li, atacando despiadadamente a los invasores.

Liu alejó a Sú Fù del campo de batalla, y al alejarse comprendió las dimensiones del enfrentamiento. Una oleada de las fuerzas de choque de Meng Li estaba masacrando a los invasores. Eran cinco contra uno, y la lucha no duró más de dos horas.

Cuando todos los enemigos fueron derribados, simplemente los “Death Soldiers” ignoraron a los monjes sobrevivientes, junto con Dragón Negro y Sú Fù.

- ¿Te encuentras bien? – preguntó Liu, al cambiar nuevamente el lado de la cinta, siendo ahora Dragón Blanco.

- Sí, la herida es menor que la de la vez pasada… – respondió Sú Fù – Pero lo importante es saber de qué se trata todo esto.

- No lo sé, Sú Fù, pero creo que le debemos nuestra vida a Meng Li…

III

Desde las alturas todo se veía diminuto.

- Así es como deben ver a los hombres los dragones… – se dijo en voz alta Tao Po Fu, tan alta como si hablase con alguien.

Un rugido fuerte alertó a quienes montaban al Dragón-Muralla.

- Él dice que las tropas invasores están muy cerca de la frontera – dijo Tao, agregando – Yo también puedo verlos.

- Bajemos entonces. Que el Dragón se encargue de ellos – propuso Shaman.

Y bajaron. Con furiosas llamaradas, el Dragón-Muralla atacó los campamentos de los soldados invasores. Con su gigantesco y extenso cuerpo aplastó y arrasó con gran cantidad de ellos, sin siquiera hacer un gran esfuerzo. Los que lograban subir a la espalda del Dragón eran vencidos por los Guardianes de Oriente, y lanzados nuevamente fuera de él.

- Cuando acabemos con todos los invasores, debemos volver al Templo de las Mil Cabezas del Dragón. Hay que asegurarnos que Liu Fung Dae se encuentre bien – dijo Shaman.

- Bien, le diré al Dragón que nos lleve allá luego – respondió Tao Po Fu, serio.

IV

En Beijing, las fuerzas militares combatían contra los Pershings con todo el arsenal militar que disponían. Los “tanques humanos” avanzaban sin tregua, haciendo temblar las defensas chinas, hasta que los “Death Soldiers” de Meng Li llegaron.

Una oleada de cyborgs controlados a distancia se abalanzaba contra las unidades estadounidenses de ataque, superándolos en número de diez a uno. Fue otra masacre.

En cuanto todos los Pershings fueron eliminados, los “Death Soldiers” escoltaron hasta la base en terreno del General en Jefe del Ejército Chino, a su amo.

- Señor General, quiero darle las gracias por proteger mi ciudad de la amenaza estadounidense – le dijo Meng Li al General – Pero he hablado con el Ministro de Defensa, y creemos que las medidas tomadas por el Primer Ministro no son las mejores para una situación como esta.

- ¿Quién es usted? ¿Cómo ha entrado a este lugar? – preguntó sorprendido el General.

- Le tengo una propuesta que no podrá rechazar – dijo Meng Li, dando una seña. Fu, el “Feroz Tigre”, tomó por la garganta al general en jefe, obligando a mirar a Meng Li. Este último abrió sus ojos de una forma inusual, y comenzó a hablarle muy lentamente.

- Amo, ordene – respondió el General, luego de dos horas de haber mirado y escuchado a Meng Li.

V

Las Mil Cabezas del Dragón ya habían llegado a su morada cuando por los cielos surcaba  el “Dragón-Muralla” con el resto de  los Guardianes de Oriente.

- ¿Esa es la Gran Muralla? – preguntó Liu Fung Dae al ver que Tao Po Fu, Shaman, Tetsu no Samurai y Karate Girl bajaban del Dragón-Muralla - ¿Me pueden explicar qué está pasando?

- Yo puedo hacer eso – dijo Shaman – Yo fui el que obtuvo de regreso la Llave del Cielo, pero para recuperarla tuve que darle el control de su ejército a Meng Li.

- ¡¿Tú fuiste el que robó el control de la cámara?! – preguntó indignado Liu.

- Liu, tienes que reconocer que nos salvaron la vida – interrumpió Sú Fù, saliendo del Templo, con vendas cubriendo sus heridas.

- ¡No se dan cuenta que le han devuelto a ese lunático un ejército completo para hacer lo que se le plazca! – exclamó Liu – Nadie sabe qué es lo que puede llegar a hacer para lograr lo que quiere…

- Creo que es demasiado tarde, maestro – dijo un monje, acercándose con un mensaje abierto y encriptado.

- Ese es el código de Koi… – dijo Tetsu no Samurai – Yo puedo leer esto: “Ha sucedido algo terrible. Amigos les pido perdón por ayudar a que esto pasara. Lo siento”.

De inmediato Liu Fung Dae encendió un televisor, rodeado de todos, para ver si lograban enterarse de algo más. Lo que oyeron y vieron dejó a todos paralizados.

Luego de la fallida misión de invasión por parte de los Estados Unidos, las tropas del Ejército Chino han ocupado las calles de cada gran ciudad del país, acompañados de cyborgs armados con katanas. El Ministro de Defensa, Chi Ku, junto con el General en Jefe, han declarado un golpe de estado contra la actual administración, aduciendo inconformidad con la forma en que el gobierno enfrentó la crisis internacional y el radical movimiento militar estadounidense.

Una misteriosa figura lidera la mesa de gobierno transitorio. Es llamado Meng Li, y goza de gran popularidad en el norte del país, como figura política y caudillo de masas. Este personaje ha llamado como “La Dinastía” a la mesa directiva temporal, conformada por personas de su exclusiva y absoluta confianza. Es lo que podemos informarles hasta ahora…”

- ¿Qué es lo que hacemos ahora? – preguntó Karate Girl.

- Luchar – dijo Tao – No permitiremos que Meng Li…

- No, espera… – dijo Liu.

- No, espera tú – respondió Tao Po Fu – No podemos ser tan pasivos como hace poco. Mira, si hubieras tomado una decisión antes, no hubieran muerto tantas cabezas de Dragón. Liu, fuiste un cobarde y perdiste a la mitad de todos nuestros compañeros… Esta masacre es tu culpa Liu, y no creo que las cabezas del Dragón quieran que sigas dirigiéndolas…

- ¡Hey! ¡Cuidado! – apareció gritando un monje – Decenas de soldados y “Death Soldiers” se dirigen hacia acá.

- ¡¡Todos al Dragón-Muro!! – ordenó Tao Po Fu, luego de una mirada de desilusión hacia Liu.

Todos subieron, menos el Dragón Blanco/Negro.

- Yo me quedaré contigo Liu, no tienes que hacer esto solo – dijo Shaman, bajando del Dragón-Muro.

- No, Shaman, ya no confío en ti. Robaste cosas del templo, y armaste todo un plan a mi espalda. Expusiste a Tao a la tortura de enfrentarse a lo que le sucedió en la muralla nuevamente – respondió Liu, mirando al suelo – No, Shaman, vete con ellos… es lo mejor.

El Dragón-Muralla se alejaba en el cielo con el resto de Guardianes de Oriente sobre él. Y Liu Fung Dae quedó en el patio del Templo de la orden de las Mil Cabezas de Dragón, solo, con la cinta del Ying Yang en su mano.

- Somos tú y yo de nuevo, cinta… solos tú y yo – dijo Liu, atando la cinta por el lado blanco.

Fin del primer Volumen.

Epílogo.-

Cuando las tropas de Soldados y de “Death Soldiers” entraron al Templo de las Mil Cabezas de Dragón, este se encontraba vacío y abandonado. Meng Li en persona entró en el lugar, dirigiéndose directamente al “Cuarto de los Secretos”.

- Hoy ha sido un gran día, Fu. Repelimos a los invasores, nos apoderamos de China por fin, y nos hicimos de todos los secretos que Liu Cho guardó de mi todo este tiempo – dijo Meng Li a su escolta.

- ¿No está preocupado, Emperador? – le preguntó Fu a su señor.

- No, Fu. Mira, cuando algunos Imperios fracasan, otros se levantan…


Continúa en “Imperio” #7…
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Gracias por leer las entretenidas historias de Dragón Blanco/Negro,
Sigue disfrutando de las interesantes historias del Universo Mirox!!
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