Historia: Zirijo & Rodrigo Roa.
I
La entrada a RadioGen
no fue complicada. A eso de las tres de la mañana, se hacía un cambio de turno
rutinario. Eso lo sabían Black Cat y
Awol. Ellos formaban parte de los Hijos de Perseo, y la información era
la fuente de su fuerza.
Interrumpir la señal de las cámaras de seguridad
también fue fácil. Instalar un dispositivo de distorsión de onda de video no
fue complicado, y sólo tuvieron problemas con la gran cantidad de insectos que
rodeaban al laboratorio. La maquinaria era algo sensible, pero nada que no
pudieran manejar.
- El informe de inteligencia dice que las cargas
con material biológico desconocido venidos de todo el mundo llegan directamente
aquí, sin pasar ninguna aduana ni control - decía Black Cat a su interlocutor
por el transmisor remoto.
- Hackear la computadora de Ultra Force valió el
esfuerzo. El perfil psicológico del Amo de los Espejos arrojó que era esperable
que estuviera investigando las cargas – respondió Maverick, al otro lado del comunicador.
La cala en la que se encontraban, estaba en el
corazón del edificio de la corporación RadioGen, en New York, donde realizaban
sus experimentos. Aquí fue donde Shark
fue visto por última vez.
- Entremos – propuso Black Cat a su compañero de
operaciones, el cual terminaba de instalar otro dispositivo, para desactivar el
seguro electrónico de aquella sala.
La puerta se abrió luego de una avalancha de
códigos disparados por el aparato. Al entrar se encontraron con un laboratorio
bioquímico, repleto de utensilios, computadoras e… insectos.
Awol, al igual que Black Cat, se colocó una
máscara purificadora de aire, por precaución. Dentro ya, tomaron algunos
papeles que se encontraban sobre el escritorio principal.
- Toma las fotos que sean suficientes, necesitamos
que el documento llegue integro a las manos de Maverick – ordenó Black Cat,
desde la entrada, vigilante.
- Estoy recibiendo las fotos – dijo Maverick, mirando
la pantalla mientras su sofisticado computador procesaba las imágenes y las
transformaba en información – Las cadenas de ADN que describe el informe,
coinciden con las del Ébola Vastitas
– reveló.
- Hay más papeles – dijo Awol, introduciendo su
mano en la profunda gaveta, y luego leyéndolos – Pero están completamente encriptados.
- Envíalos de todos modos – ordenó Maverick.
Las fotografías fueron procesadas una vez más, y
la computadora, luego de un esfuerzo del software, logró desencriptar la
información que contenían.
- Esto… es parte de una solución química… comparte
la codificación genética del Ébola Vastitas, pero es diferente – dijo Maverick,
sorprendido – Esto podría ser una Cura… – continuó.
- Estoy buscando el resto de los archivos – dijo Awol,
inspeccionando las demás gavetas del escritorio… pero lo único que encontró
fueron hormigas… una colonia completa de ellas.
- ¡¿Qué es esto?! – exclamó Awol sacando su mano
plagada de hormigas gigantescas… marabuntas sudamericanas.
- Es nuestro sistema de seguridad auxiliar… – dijo
alguien desde parlantes ubicados en el techo del laboratorio.
- ¡Mierda! Hay que salir de aquí – dijo Black Cat
a Awol, que estaba en problemas. Se oyó un sonido en la puerta y Black Cat
vació una carga completa de balas en contra el muro.
Los insectos comenzaron a poblar el laboratorio
con rapidez, saliendo de todos lados, gavetas, la puerta, sistema de
ventilación… los insectos lo poblaban todo.
- Activa Protocolo de Imitación, Sujeto 088:
Oyster – dijo Black Cat, cubriendo su traje con una cobertura rígida y muy
resistente.
¿Pero estaban preparados para esto?...
II
“En realidad, nadie lo estaba. Nadie estaba
preparado para lo que venía.
El primero en establecer una política clara, y una
respuesta al “Ultimátum”, fue Rusia, seguido por el bloque comunista asiático.
Mientras, los estadounidenses hicieron la
presentación en sociedad de su grupo “The
All-Americans”, paseándose triunfantes por la Plaza de Mayo. ‘El triunfo absoluto sobre los comunistas’,
dijeron algunos. Otros pusieron sus ojos
sobre China, y ahora mismo la gran nación de Oriente se encuentra sitiada, a la
espera de lo que pueda pasar.
El ejército médico del que presumían los
norteamericanos tiene nombre. Fueron bautizados como “Pershings”, como los tanques, pero son, hasta lo que sabemos,
robots… tanques de asalto.
Chile causó un revuelo increíble en el resto de
América. Colombia y Panamá también accedieron a entregar su soberanía a Estados
Unidos, pero las personas no se hicieron esperar y salieron a las calles, a
pesar de la peligrosidad del virus Ébola Vastitas. Ellos han usado a sus
propias fuerzas militares para aplacar el fervor popular. Todo está en caos
allá.
Lo mismo pasa en Medio Oriente. Allá los Pershings
han hecho explotar las bases de extracción de petróleo, haciéndose de ellas y
estableciendo un perímetro seguro de transporte por el Mediterráneo. Italia ha
caído, España ha caído, Portugal, y Grecia también han sido arrastradas al
“Imperio” que pretenden instaurar los norteamericanos. Francia está en el
dilema, franqueada por todos lados, e Inglaterra ha aceptado el “beso de la
muerte” ofrecido por los estadounidenses…”
III
- Y qué esperas que haga al decirme todo esto –
respondió Destructor al terminar de oír
a Pimpinela Escarlata.
- Esperaba que te dieras cuenta de la situación
del mundo, Destructor – dijo Pimpinela, un tanto inquieto – No eres al primero
que acudo, ni creas que ha sido fácil encontrarte...
- Entonces vuelve con ellos… – le respondió
Destructor – A decir verdad, esta conversación me parece aburrida.
- No estaría aquí, si no hubiera golpeado todas
las puertas antes… Eras la última opción. He tratado de contactar a ese que
llaman “The Outsider”, quien
coordina en secreto a los Hijos de Perseo… pero no he logrado superar la
barrera de sus ayudantes… es realmente un fantasma vivo – dijo Pimpinela
Escarlata, afligido. – Luego, usé todas mis influencias y contactos para
encontrarte, porque sé que puedes ser la solución a todo esto…
- Me estas empezando a molestar… Sólo por el
respeto intelectual que siento hacia ti, te he escuchado… ahora, vete, si es
que no quieres terminar siendo cenizas junto al mundo – amenazó Destructor.
- Está bien Destructor, pero no digas que no vine a
advertirte. Cuando Estados Unidos sienta que eres una amenaza, vendrán y te
atacarán con sus All-Americans… o con algo peor, y estarás solo, ya que no
quisiste escuchar al que alguna vez te ofreció su mano… – dijo Pimpinela
Escarlata, indicando con el dedo a Destructor, y luego dirigiéndose a la salida
del lugar.
Destructor quedó sumido en sus pensamientos.
Analizando qué es lo que podría suceder… ¿Qué es esto? ¿Un ataque, o una
oportunidad?
Antes de abandonar el lugar, Pimpinela Escarlata
susurró algo que no escapó al oído de Destructor.
- El mundo está condenado…
IV
“… Todos estamos condenados.” – dijo alguien que
apareció por televisión. A estas alturas en las estaciones satelitales, solo
quedaban trabajando quienes sentían verdadera vocación por el trabajo, aquellos
que no tenían familia, o simplemente esos que no pierden ninguna oportunidad
para obtener su minuto de fama.
Otros se encontraban en las calles, protestando y
exigiendo respuestas, a pesar del contagioso Ébola Vastitas… Y los demás
estaban escondidos en sus casas, rezando por no ser infectados. Cuidando a sus
seres queridos, o aterrados por el miedo. Una de esas era Camille Sanders, “Lady Star”
La heroína seguía confundida luego del allanamiento
que el FBI había realizado hace unos días a su hogar. La habían despojado de
todo. Su participación en el “Proyecto de Seguridad Mundial”, y la colaboración
entre Estados Unidos y Eria, había terminado, y el catalizador de sus primarias
habilidades psíquicas fue tomado de vuelta.
Hizo varios esfuerzos para usar sus poderes, pero
no lograba más que mover vasos, o las cosas que estaban más cercanas. Ella
estaba devastada. Se sentía inútil, incompleta. Trató de comer algo, pero no
tenía ni las ganas ni el apetito, lo hizo por compromiso.
El Sol comenzaba a esconderse en Los Angeles
cuando Camille Sanders miraba por la ventana escuchando los disturbios que se
producían allá en la calle.
No se había cambiado de ropa desde el
allanamiento, no le veía el punto. Decidió encender la televisión para oír algo
más que las sirenas y los gritos. Varias cadenas no transmitían, y solo ATV
estaba activa. Estaban transmitiendo en vivo desde las manifestaciones.
- ¿Qué es lo que hace aquí? – preguntaba el
periodista encargado del despacho de la nota a una anciana, que se encontraba
en las manifestaciones.
- Estamos protestando para exigir que nos escuchen
– respondió la anciana – Queremos que respeten nuestras decisiones. Nosotros
salimos a la calle para no ser pasados a llevar.
- ¿Se siente olvidada por los políticos… por el
presidente? – preguntó luego el periodista.
- Si… nos sentimos olvidados, por ellos, nos
sentimos burlados… se vienen a reír de nosotros al creer que queremos ser reyes
del mundo… nosotros somos ciudadanos, tenemos tener opinión, y queremos que se
respete la identidad propia y la historia de cada nación del mundo.
- Muchas gracias, señora… - alcanzó a decir el
periodista antes de ser interrumpido por la anciana que entrevistaba.
- Nosotros no tenemos poderes… no podemos volar,
ni derribar edificios… pero estamos aquí luchando, exigiendo lo que
corresponde…
Lady Star se sorprendió. Cómo es que una persona
que no tiene super fuerza, amuleto alguno, ni tecnología avanzada, en
definitiva, una persona común y corriente, podía oponerse a la decisión de
Estados Unidos. Cómo es que ella era más valiente que la heroína, que había
enfrentado a más amenazas que ninguna otra… cómo.
Camille Sanders se levantó del sillón, y pensó.
Salió al balcón de su departamento. Miró unos automóviles estacionados abajo.
Los miró fijamente. Se concentró. Buscó en su mente lo que le hacía sentir la máscara
que ampliaba sus habilidades naturales. El auto comenzó a temblar. Rebotaba en
el estacionamiento. Su alarma se activó de inmediato. Y luego se levantó por
los aires. Un piso, dos pisos, tres… hasta el piso donde se encontraba ella.
Camille Sanders soltó una lágrima de orgullo. Era algo que no había intentado
hacer antes: usar sus poderes naturales. Ella sonrió.
V
- ¿Cómo puedes sonreír en una situación como esta?
– le preguntó Cóndor a Relámpago, ambos miembros del equipo S.O.S.
- Es una reacción nerviosa, Cóndor… no puedo
evitar sonreír cuando estoy bajo estrés – respondió el líder del grupo.
- ¿Ya llegó el helicóptero? – preguntó Guerrero Austral, en la casa de campo
de Relámpago, a las afueras de Mendoza, Argentina.
- Somos los primeros en llegar – dijo Weichafe – Falta el winca y la lagmien.
- El helicóptero fue a buscarlos, primero a Espinas, y luego a Dama Sol – dijo Relámpago, aún sonriente.
El sonido del helicóptero enviado por Relámpago se
sentía cada vez más cerca, y era Pablo Espinoza, Espinas, quien se aproximaba.
- Lo siento, muchachos… no quería dejar a mi madre
sola… las cosas en Santiago se han puesto complicadas – se excusaba el joven,
vestido como defensor.
Luego de un par de minutos, todos se percataron de
la vibración en el suelo. Eran como pequeños movimientos telúricos. Todos
salieron de la casa de campo y vieron como se acercaba alguien.
Era una figura, un hombre fornido, que saltaba y
se veía a lo lejos. Traía con él a una mujer. Dama Sol.
- Creo que no será necesario traerla – dijo
Relámpago.
- ¿Quién es el que la trae? – preguntó Guerrero
Austral.
- Los del norte lo llaman Black Force – respondió Relámpago, tranquilo.
Todos recibieron con amabilidad al extraño, dada
la confianza que Relámpago demostraba. Comentaron la situación y nadie sabía qué
decisión tomar.
- No se arriesgarán a atacar Venezuela
directamente – decía Relámpago – Chávez no dejará triunfar así a los “gringos”,
no sin pelear.
- ¿Qué hacemos entonces? - preguntó Espinas.
- Pelear – sentenció Black Force – Entramos en
Venezuela y ponemos a salvo las personas.
- Ellos quieren el petróleo de Venezuela… lo que
hay que hacer es proteger las plantas extractoras… – dijo Dama Sol
- Ellos ya están en Panamá – agregó Cóndor. – Desde
Ecuador seguimos los pasos de las tropas estadounidenses desde hace tiempo.
- Entonces nos movemos rápido hacia allá, no hay
tempo que perder – dijo Guerrero Austral.
- Entonces, vamos – dijo Relámpago – ¡S.O.S.
responde al llamado de emergencia!
Continuará…
-
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