7.3.12

IMPERIO: The Resilience

Historia: Zirijo
“Para Susan…”

I

Ahora.-

- ¡Sálvate, hijo!... Avisa a alguien, ¡¡huye antes de que sea demasiado tarde!!...

II

Antes. Colorado, Estados Unidos.-

- Grandmaster, ¿estás seguro que lo encontraremos por aquí? – preguntó Daniel Michaels, conocido en el grupo como “Lanzallamas”.

- Deja al abuelo en paz, Lanzallamas, sabes que cuando entra en trance no podemos molestarle – contestó Fogata, su mejor amigo – Aprende de Gore y cierra la boca.

- Yo sólo quiero saber si vamos en la dirección correcta, estar en este bosque me aburre bastante – dijo Lanzallamas, caminando tras Grandmaster – Además, ese tal “Luz” al que buscamos… dicen que es peligroso.

- Todos nosotros somos peligrosos, Daniel. Tú, yo, el viejo, el chico, y todos aquellos que llevan esos estúpidos trajes. Por eso vamos por nuestra cuenta, viejo amigo, para que no se metan con nosotros – comentó Fogata.

- Lo sé, Sam…

- Te dije que no me llamaras así – interrumpió su antiguo compañero.

- Ok… Fogata… Lo que trato de decir es que este “Luz” es más peligroso que todos esos que llevan trajes y hacen alarde de sus poderes – dijo Lanzallamas.

- Por eso nos envían a nosotros a este tipo de trabajos… nadie nos extrañará si fallamos… ¿No es así Gore… chico?

El muchacho que los seguía en esta larga caminata que emprendieron hace un par de días no respondió ni una sola palabra… sólo los observaba.

- Es como te dije… nadie más que el viejo se ha preocupado de nosotros… y si el viejo nos manda a “hincharle las pelotas” a un tipo que puede brillar mil veces más que el sol… eso haremos – sentenció Fogata.

Mientras los dos viejos amigos continuaban con su charla, el “viejo”, como lo llamaba Fogatas, se detuvo. Poseído por un trance psicoidentificatorio, Grandmaster entró en sí y observó a su alrededor. El bosque se ponía cada vez más tupido, y los brazos de luz entraban para iluminar un pequeño riachuelo. El sonido de los pájaros era constante, ya que los intrusos en el bosque los molestaban con su presencia. Todo parecía tranquilo, hasta que se detuvieron de golpe.

- Está cerca – dijo Grandmaster – Muchachos, necesito que se concentren en esta misión. El líder del R.Squad me ha pedido que obtengamos la ubicación del hermano “Luz”.

- Ese tal Liebre, ¿cierto? – preguntó Fogata – Debería ser él quien esté arriesgando su trasero con ese monstruo.

- En primer lugar, Fogata, el hermano Luz no es un monstruo… su manejo del espectro de luz es único y poderoso… y segundo, Liebre es un amigo muy querido, y si no está aquí con su equipo, es porque tiene misiones y responsabilidades que les impiden acompañarnos… espero – susurró al final.

- Maestro… puedo sentir algo – murmuró Gore.

- Si, Gore, Luz está cerca. Su espectro neuro-celular puede sentirse desde aquí. La intensidad de sus pensamientos nos ha traído aquí.

- ¿El chico puede leer mentes también, además de las otras cosas? – preguntó Fogata, sorprendido.

- No. Él sólo presta atención a las cosas… - explicó Grandmaster.

- Maestro, creo ver algo brillante más adelante – interrumpió Lanzallamas.

- Si… ahí se puede ver algo… espera ¿Dónde ha ido?

Una extraña voz doble los interrogó en ese instante, y un gran destello que venía desde sus espaldas los cegó por unos segundos.

- ¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué interrumpen nuestra paz?

III

Este extraño grupo de “rechazados” se encontraba deslumbrado por lo impactante de la escena. La luz inundaba todo ese sector del bosque, como si tratara de intimidarlos con su presencia. Nadie podía decir nada ante tal situación. Sólo Grandmaster pudo articular pensamiento y palabra aparte de asombro.

- Mi nombre es Grandmaster. Nosotros somos “The Resilience”, y estamos acá para advertirte… incluso para ayudarte…

- ¿Ayudarme? – se preguntó la magnífica creatura hecha completamente de luz, mientras flotaba frente al grupo – Ustedes sólo quieren “esto”…

“Luz”, llamado así por todos los que conocían de su poder, levantó la mano y empezó a concentrar gran cantidad de destellos en ella. La luz concentrada generaba calor y energía, imposibles de creer por quienes lo presenciaban. Fogata se adelantó con sospecha, e intentó atacar a Luz. Un pensamiento, que no era suyo, lo detuvo.

- “Espera Fogata, no podemos perderlo… él sólo se siente solo… como todos nosotros”.

- Muy bien viejo, pero si algo sale mal… será tu culpa – dijo Fogata, bajando las manos y cesando las pequeñas llamaradas salidas de sus manos.

- Estamos aquí para advertirte de una amenaza importante, hermano Luz. Nosotros no queremos tu poder, queremos ayudarte – continuó afirmando Grandmaster.

La concentración de energía que había realizado Luz se desvaneció en lo que aparentaba ser una mano ante los ojos de quienes lo buscaban. Nuevamente los miró uno a uno, dando la impresión de que no hacía deferencia entre uno y otro. “Desapego” podría ser una buena forma de llamar a la expresión del rostro de “Luz”, desapego por aquellos que lo observaban, y desapego de todo lo que lo rodeaba, como si gracias a sus poderes él pudiera ver más allá de lo que está frente a nuestros ojos.

-¿Cómo creen ustedes que pueden ayudarme? – preguntó de nuevo el Hermano Luz – ¿Pueden ver ustedes lo que yo?

- Podemos hacer el intento…- respondió el líder, y el más viejo del grupo.

Los animales que deambulaban en aquél sector del bosque se habían ido. La presencia de este ser los confundía y ya habían sido molestados por The Resilience. El silencio en el lugar era tenso y expectante. El viejo Grandmaster sentía una extraña excitación por poder ver lo que pasaba en la mente de Luz, en ver lo que veían sus ojos y experimentar lo que era sentir a través de la piel de este ser que estaba un poco más allá de las habilidades meta-humanas.

Grandmaster comenzó a levantar las manos, dirigiéndose hacia lo que nosotros podríamos llamar como la sien de Luz. La respiración del psíquico era lenta y pausada, como si se intentara concentrar en lo que hacía y no en algún delirio o ilusión absorta.

Cuando los dedos de Grandmaster tocaron la cabeza de Luz, se pudo ver un chispazo de colores inexplicables y los ojos del maestro y líder del pequeño grupo se tornaron luminosos.

Los sentidos psíquicos de Grandmaster estaban vueltos locos con la gran cantidad de energía que representaban las conexiones neuronales de Luz. Con sólo el hecho de pensar, la mente de Grandmaster estuvo por unos momentos cegada. Pasaron algunos segundos, y con un gran esfuerzo logró dominar tal estado de energía psíco/química. Luego, vio.

Vio cosas extrañas, recuerdos dobles, imágenes compartidas con otra mente, más adentro… una extraña construcción mental… algo así como un espejo. Dentro, dos personas que trataban escapar, parecidos, casi hermanos. Los observó un momento, pero como todo espejo, este tiene un reflejo; este reflejo era lo que sucedía afuera, ante los ojos de Luz. Habían extrañas cadenas hechas de burbujas que se entrelazaban, y mantenían unida las cosas… vio como las personas tenían colores diferentes a los que vemos. Pudo ver que Lanzallamas y Fogata compartían un intenso color rojo que desprendían de todo su cuerpo…

- Así… así es como son las cosas… - murmuró Grandmaster “afuera”.

Ellos se movían, adoptaban una posición de batalla, al igual que Gore. Miró un poco más alto, en el cielo, y vio un destello de color, acercándose a toda velocidad… ya estaba sobre ellos cuando logró deshacer el vínculo psíquico que había apenas logrado controlar.

Un gran estruendo golpeó el pecho de Luz, quien salió disparado hacia el piso, arrasando con todo lo que estaba a su espalda en unos 10 metros.

Un sujeto rubio, de casi dos metros, y con un traje de rojo, banco y azul, estaba sobre el Hermano Luz, amenazándole con su mano empuñada, gritando…

- ¡¡En el nombre de los Estados Unidos de América, Luz, quedas arrestado por representar una amenaza contra la humanidad y la seguridad del mundo!!

IV

- ¡Suéltalo ahora, farsante! – ordenó Lanzallamas al extraño que estaba atacando sin ninguna razón a Luz.

- Soy The American Dream, y ustedes están interfiriendo en una operación oficial de los Estados Unidos de América – dijo el extraño, en un inglés tan marcadamente estadounidense, que era imposible que estuviera mintiendo.

- Dilo en español, American Dream, puede que así lo entiendan y no nos molesten – intervino otro sujeto, que desde lo oculto había estado observando la situación desde que habían llegado.

- Señor Agente, el perímetro está cubierto, no hay nadie más en los alrededores que pueda interferir – apareció diciendo un joven afroamericano vestido de azul, luego de detenerse tras haber corrido a una gran velocidad.

Grandmaster estaba en el suelo aún luego de la rápida y abrupta desconexión psíquica que había sufrido con Luz, y Gore era el único que le prestaba auxilio en aquella situación, ya que Lanzallamas y Fogata intentaban pensar un método para detener a estos sujetos.

- Es imposible que nos derroten, niños – dijo con desdén a quien habían llamado Agente – Ustedes no representan ninguna amenaza contra nuestro equipo.

- ¿Y qué tal él? – preguntó Fogata, haciéndose a un lado.

Agente fue golpeado por la espalda por el cuerpo de The American Dream, quien fue lanzado por Luz al lograr levantarse del sorpresivo ataque. Ambos quedaron en el suelo, y fue Lanzallamas quien atacó primero al joven vestido de azul, con una poderosa llamarada nacida de sus manos. Pero su oponente comenzó una carrera que lo hizo prácticamente invisible. Fogata también atacó donde pudo, pero las llamas estaban alcanzando los árboles del lejano bosque.

- ¡Baja los brazos, monstruo! ¡Tu mera presencia aquí es un crimen contra nuestra nación! – increpó The American Dream a Luz – Serás juzgado y sentenciado aquí mismo, por crímenes de guerra y resistencia al arresto…

- Calma, American Dream – lo interrumpió Agente, que se reincorporaba del suelo – Estamos en suelo americano, será “juzgado” por personas más competentes. Lo que debemos hacer es capturarlo y llevárselo a nuestros superiores.

- Que así sea entonces – respondió The American Dream, lanzándose al ataque inmediatamente contra Luz.

Los golpes que recibían ambos contrincantes resonaban por todo el sector. Golpes secos, como golpear concreto sólido, se oían en todos lados, mientras se internaban entre las flamas que consumían la vegetación alta y baja.

V

Sólo con el calor del incendio, Grandmaster pudo recuperar la conciencia. Ahí estaba tendido, con Gore a su lado, preocupado pero aún silente.

- ¿Gore, qué fue lo que sucedió? – le preguntó Grandmaster a su discípulo.

- Fue atacado, maestro, por un sujeto volador…. Atacaron al Hermano Luz también.

- Ayúdales, Gore… sé que es doloroso, pero tus Hermanos lo necesitan… necesitan de tu ayuda… - imploró a su discípulo, al que quería como si fuera su propio hijo.

Gore se levantó y de su cuello colgaba una hoja de afeitar. La tomó y comenzó a hacerse cortes en los brazos, por donde comenzó a fluir sangre en grandes cantidades. Cuando sus dedos comenzaron a gotear la sangre y sus brazos estaban empapados de ella, Gore tornó su rostro a una concentración absoluta, sólo lograda luego de intenso entrenamiento mental, haciendo que su sangre dejara de fluir y tomara forma sólida.

El muchacho corrió directamente hacia Agente, que prendía un puro, casi como celebración de un inminente triunfo. Éste, al ver como se acercaba Gore con esas largas extensiones en sus brazos, de un rojo intenso, casó una pistola de su estuche y le disparó a su atacante. Gore siguió moviéndose, atajando las balas con su propia sangre que se hacía sólida o más fluida, según lo necesite la situación.

- Pobre muchacho… - susurró con lástima Agente cuando Gore estuvo a dos pasos de él.

Agente lo tomó rápidamente de un brazo y lo apuñaló en el estómago, lanzándolo luego donde se encontraba Grandmaster tirado en el suelo.

- ¡Sonic Man! Encárgate de los otros tipos… yo iré a ayudarle a American Dream  - ordenó Agente, dirigiéndose por el camino creado por la pelea de los dos poderosos combatientes.

Fogata y Lanzallamas se habían quedado inmóviles por unos minutos, mirando si se aproximaba el velocista conocido como “Sonic Man”. La silueta azul apareció nuevamente y los envolvió en un remolino, que atrajo las flamas del voraz incendio creado por estos jóvenes unos momentos antes. Los amigos lograron controlar las llamas que eran atraídas hacia ellos, con más fuego, rompiendo el remolino.

- El uso de “armamento” al momento de una operación de agentes especiales del gobierno es un delito… serán juzgados bajo leyes de guerra criminales – les informó el velocista a ambos manipuladores de fuego – Son encontrados culpables… y sentenciados a su ejecución.

Los hermanos seguían lanzando fuego al velocista, logrando que la temperatura aumentara para hacerlo retroceder. Sonic Man tomó una argolla que colgaba de su cinturón, lanzándola a toda velocidad en contra de los “criminales”, dando en el brazo derecho de Lanzallamas. La argolla estaba afilada y dio con el hueso del hombro, incrustándose e infringiendo un dolor espantoso.

- ¡Miserable! – gritó enfadado Fogata, quien comenzó nuevamente a lanzar sus poderosas ráfagas de fuego.

Cuando Fogata corría desesperado, Luz apareció nuevamente, mostrándose furioso.

- ¿Dónde está? – preguntaba enfurecido Luz - ¡¿Dónde está?!

- Yo me preocuparía más de nosotros, las hormigas, que de los dioses – dijo Agente, acercándose sigiloso al perturbado Luz.

De su chaqueta sacó un aparato bastante particular, algo así como una esfera oscura, sostenida por tres bastones a una cubierta cilíndrica. Accionó la máquina justo a los pies de Luz, emitiendo todos los colores del espectro visible… y más allá.

Luz comenzó a desfigurarse y disminuirse ante la pequeña máquina. Cuando fue completamente absorbido por la máquina, Agente silbó, y en unos segundos llegó The American Dream, volando muy rápidamente.

- ¿Está todo listo? ¿Funcionó la máquina? – preguntó American Dream, muy preocupado.

- Por supuesto… el Vórtice de incertidumbre oscura, o como me gusta llamarlo, el “Cuerpo Negro”, logró su objetivo… tenemos al monstruo.

- ¿Y qué hacemos con ellos? – preguntó The American Dream nuevamente.

- Creo que ya fueron juzgados por Sonic Man... es tu turno amigo.

Mientras The American Dream se acercaba a los cuatro miembros de The Resilience, Grandmaster le dijo algo a Gore, sosteniéndolo de un brazo y empujándolo.

Grandmaster usó sus poderes psíquicos para hacer invisible a los ojos de los presentes a Gore, mientras este corría a duras penas para lograr escapar de la horrible masacre que el verdugo americano estaba a punto de cometer…


Continúa en IMPERIO
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