“Para Susan…”
I
Ahora.-
- ¡Sálvate, hijo!... Avisa a alguien, ¡¡huye antes de que sea
demasiado tarde!!...
II
Antes. Colorado, Estados Unidos.-
- Grandmaster, ¿estás
seguro que lo encontraremos por aquí? – preguntó Daniel Michaels, conocido en
el grupo como “Lanzallamas”.
- Deja al abuelo en paz, Lanzallamas, sabes que cuando entra en
trance no podemos molestarle – contestó Fogata,
su mejor amigo – Aprende de Gore y
cierra la boca.
- Yo sólo quiero saber si vamos en la dirección correcta, estar en
este bosque me aburre bastante – dijo Lanzallamas, caminando tras Grandmaster –
Además, ese tal “Luz” al que
buscamos… dicen que es peligroso.
- Todos nosotros somos peligrosos, Daniel. Tú, yo, el viejo, el
chico, y todos aquellos que llevan esos estúpidos trajes. Por eso vamos por
nuestra cuenta, viejo amigo, para que no se metan con nosotros – comentó Fogata.
- Lo sé, Sam…
- Te dije que no me llamaras así – interrumpió su antiguo compañero.
- Ok… Fogata… Lo que trato de decir es que este “Luz” es más
peligroso que todos esos que llevan trajes y hacen alarde de sus poderes – dijo
Lanzallamas.
- Por eso nos envían a nosotros a este tipo de trabajos… nadie nos
extrañará si fallamos… ¿No es así Gore… chico?
El muchacho que los seguía en esta larga caminata que emprendieron
hace un par de días no respondió ni una sola palabra… sólo los observaba.
- Es como te dije… nadie más que el viejo se ha preocupado de
nosotros… y si el viejo nos manda a “hincharle las pelotas” a un tipo que puede
brillar mil veces más que el sol… eso haremos – sentenció Fogata.
Mientras los dos viejos amigos continuaban con su charla, el “viejo”,
como lo llamaba Fogatas, se detuvo. Poseído por un trance psicoidentificatorio,
Grandmaster entró en sí y observó a su alrededor. El bosque se ponía cada vez
más tupido, y los brazos de luz entraban para iluminar un pequeño riachuelo. El
sonido de los pájaros era constante, ya que los intrusos en el bosque los
molestaban con su presencia. Todo parecía tranquilo, hasta que se detuvieron de
golpe.
- Está cerca – dijo Grandmaster – Muchachos, necesito que se
concentren en esta misión. El líder del R.Squad
me ha pedido que obtengamos la ubicación del hermano “Luz”.
- Ese tal Liebre,
¿cierto? – preguntó Fogata – Debería ser él quien esté arriesgando su trasero
con ese monstruo.
- En primer lugar, Fogata, el hermano Luz no es un monstruo… su
manejo del espectro de luz es único y poderoso… y segundo, Liebre es un amigo
muy querido, y si no está aquí con su equipo, es porque tiene misiones y
responsabilidades que les impiden acompañarnos… espero – susurró al final.
- Maestro… puedo sentir algo – murmuró Gore.
- Si, Gore, Luz está cerca. Su espectro neuro-celular puede
sentirse desde aquí. La intensidad de sus pensamientos nos ha traído aquí.
- ¿El chico puede leer mentes también, además de las otras cosas?
– preguntó Fogata, sorprendido.
- No. Él sólo presta atención a las cosas… - explicó Grandmaster.
- Maestro, creo ver algo brillante más adelante – interrumpió Lanzallamas.
- Si… ahí se puede ver algo… espera ¿Dónde ha ido?
Una extraña voz doble los interrogó en ese instante, y un gran
destello que venía desde sus espaldas los cegó por unos segundos.
- ¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué interrumpen nuestra paz?
III
Este extraño grupo de “rechazados” se encontraba deslumbrado por
lo impactante de la escena. La luz inundaba todo ese sector del bosque, como si
tratara de intimidarlos con su presencia. Nadie podía decir nada ante tal
situación. Sólo Grandmaster pudo articular pensamiento y palabra aparte de
asombro.
- Mi nombre es Grandmaster. Nosotros somos “The Resilience”, y
estamos acá para advertirte… incluso para ayudarte…
- ¿Ayudarme? – se preguntó la magnífica creatura hecha
completamente de luz, mientras flotaba frente al grupo – Ustedes sólo quieren
“esto”…
“Luz”, llamado así por todos los que conocían de su poder, levantó
la mano y empezó a concentrar gran cantidad de destellos en ella. La luz
concentrada generaba calor y energía, imposibles de creer por quienes lo
presenciaban. Fogata se adelantó con sospecha, e intentó atacar a Luz. Un pensamiento,
que no era suyo, lo detuvo.
- “Espera Fogata, no podemos
perderlo… él sólo se siente solo… como todos nosotros”.
- Muy bien viejo, pero si algo sale mal… será tu culpa – dijo Fogata,
bajando las manos y cesando las pequeñas llamaradas salidas de sus manos.
- Estamos aquí para advertirte de una amenaza importante, hermano
Luz. Nosotros no queremos tu poder, queremos ayudarte – continuó afirmando
Grandmaster.
La concentración de energía que había realizado Luz se desvaneció
en lo que aparentaba ser una mano ante los ojos de quienes lo buscaban. Nuevamente
los miró uno a uno, dando la impresión de que no hacía deferencia entre uno y
otro. “Desapego” podría ser una buena forma de llamar a la expresión del rostro
de “Luz”, desapego por aquellos que lo observaban, y desapego de todo lo que lo
rodeaba, como si gracias a sus poderes él pudiera ver más allá de lo que está
frente a nuestros ojos.
-¿Cómo creen ustedes que pueden ayudarme? – preguntó de nuevo el
Hermano Luz – ¿Pueden ver ustedes lo que yo?
- Podemos hacer el intento…- respondió el líder, y el más viejo
del grupo.
Los animales que deambulaban en aquél sector del bosque se habían
ido. La presencia de este ser los confundía y ya habían sido molestados por The
Resilience. El silencio en el lugar era tenso y expectante. El viejo Grandmaster
sentía una extraña excitación por poder ver lo que pasaba en la mente de Luz,
en ver lo que veían sus ojos y experimentar lo que era sentir a través de la
piel de este ser que estaba un poco más allá de las habilidades meta-humanas.
Grandmaster comenzó a levantar las manos, dirigiéndose hacia lo
que nosotros podríamos llamar como la sien de Luz. La respiración del psíquico
era lenta y pausada, como si se intentara concentrar en lo que hacía y no en algún
delirio o ilusión absorta.
Cuando los dedos de Grandmaster tocaron la cabeza de Luz, se pudo
ver un chispazo de colores inexplicables y los ojos del maestro y líder del
pequeño grupo se tornaron luminosos.
Los sentidos psíquicos de Grandmaster estaban vueltos locos con la
gran cantidad de energía que representaban las conexiones neuronales de Luz. Con
sólo el hecho de pensar, la mente de Grandmaster estuvo por unos momentos
cegada. Pasaron algunos segundos, y con un gran esfuerzo logró dominar tal
estado de energía psíco/química. Luego, vio.
Vio cosas extrañas, recuerdos dobles, imágenes compartidas con
otra mente, más adentro… una extraña construcción mental… algo así como un
espejo. Dentro, dos personas que trataban escapar, parecidos, casi hermanos.
Los observó un momento, pero como todo espejo, este tiene un reflejo; este
reflejo era lo que sucedía afuera, ante los ojos de Luz. Habían extrañas
cadenas hechas de burbujas que se entrelazaban, y mantenían unida las cosas…
vio como las personas tenían colores diferentes a los que vemos. Pudo ver que
Lanzallamas y Fogata compartían un intenso color rojo que desprendían de todo
su cuerpo…
- Así… así es como son las cosas… - murmuró Grandmaster “afuera”.
Ellos se movían, adoptaban una posición de batalla, al igual que
Gore. Miró un poco más alto, en el cielo, y vio un destello de color,
acercándose a toda velocidad… ya estaba sobre ellos cuando logró deshacer el vínculo
psíquico que había apenas logrado controlar.
Un gran estruendo golpeó el pecho de Luz, quien salió disparado
hacia el piso, arrasando con todo lo que estaba a su espalda en unos 10 metros.
Un sujeto rubio, de casi dos metros, y con un traje de rojo, banco
y azul, estaba sobre el Hermano Luz, amenazándole con su mano empuñada,
gritando…
- ¡¡En el nombre de los Estados Unidos de América, Luz, quedas
arrestado por representar una amenaza contra la humanidad y la seguridad del
mundo!!
IV
- ¡Suéltalo ahora, farsante! – ordenó Lanzallamas al extraño que
estaba atacando sin ninguna razón a Luz.
- Soy The American Dream,
y ustedes están interfiriendo en una operación oficial de los Estados Unidos de
América – dijo el extraño, en un inglés tan marcadamente estadounidense, que
era imposible que estuviera mintiendo.
- Dilo en español, American Dream, puede que así lo entiendan y no
nos molesten – intervino otro sujeto, que desde lo oculto había estado
observando la situación desde que habían llegado.
- Señor Agente, el
perímetro está cubierto, no hay nadie más en los alrededores que pueda
interferir – apareció diciendo un joven afroamericano vestido de azul, luego de
detenerse tras haber corrido a una gran velocidad.
Grandmaster estaba en el suelo aún luego de la rápida y abrupta
desconexión psíquica que había sufrido con Luz, y Gore era el único que le
prestaba auxilio en aquella situación, ya que Lanzallamas y Fogata intentaban
pensar un método para detener a estos sujetos.
- Es imposible que nos derroten, niños – dijo con desdén a quien
habían llamado Agente – Ustedes no representan ninguna amenaza contra nuestro
equipo.
- ¿Y qué tal él? – preguntó Fogata, haciéndose a un lado.
Agente fue golpeado por la espalda por el cuerpo de The American
Dream, quien fue lanzado por Luz al lograr levantarse del sorpresivo ataque.
Ambos quedaron en el suelo, y fue Lanzallamas quien atacó primero al joven
vestido de azul, con una poderosa llamarada nacida de sus manos. Pero su
oponente comenzó una carrera que lo hizo prácticamente invisible. Fogata también
atacó donde pudo, pero las llamas estaban alcanzando los árboles del lejano
bosque.
- ¡Baja los brazos, monstruo! ¡Tu mera presencia aquí es un crimen
contra nuestra nación! – increpó The American Dream a Luz – Serás juzgado y
sentenciado aquí mismo, por crímenes de guerra y resistencia al arresto…
- Calma, American Dream – lo interrumpió Agente, que se
reincorporaba del suelo – Estamos en suelo americano, será “juzgado” por
personas más competentes. Lo que debemos hacer es capturarlo y llevárselo a
nuestros superiores.
- Que así sea entonces – respondió The American Dream, lanzándose
al ataque inmediatamente contra Luz.
Los golpes que recibían ambos contrincantes resonaban por todo el
sector. Golpes secos, como golpear concreto sólido, se oían en todos lados,
mientras se internaban entre las flamas que consumían la vegetación alta y
baja.
V
Sólo con el calor del incendio, Grandmaster pudo recuperar la
conciencia. Ahí estaba tendido, con Gore a su lado, preocupado pero aún
silente.
- ¿Gore, qué fue lo que sucedió? – le preguntó Grandmaster a su
discípulo.
- Fue atacado, maestro, por un sujeto volador…. Atacaron al
Hermano Luz también.
- Ayúdales, Gore… sé que es doloroso, pero tus Hermanos lo
necesitan… necesitan de tu ayuda… - imploró a su discípulo, al que quería como
si fuera su propio hijo.
Gore se levantó y de su cuello colgaba una hoja de afeitar. La
tomó y comenzó a hacerse cortes en los brazos, por donde comenzó a fluir sangre
en grandes cantidades. Cuando sus dedos comenzaron a gotear la sangre y sus
brazos estaban empapados de ella, Gore tornó su rostro a una concentración
absoluta, sólo lograda luego de intenso entrenamiento mental, haciendo que su
sangre dejara de fluir y tomara forma sólida.
El muchacho corrió directamente hacia Agente, que prendía un puro,
casi como celebración de un inminente triunfo. Éste, al ver como se acercaba
Gore con esas largas extensiones en sus brazos, de un rojo intenso, casó una pistola
de su estuche y le disparó a su atacante. Gore siguió moviéndose, atajando las
balas con su propia sangre que se hacía sólida o más fluida, según lo necesite
la situación.
- Pobre muchacho… - susurró con lástima Agente cuando Gore estuvo
a dos pasos de él.
Agente lo tomó rápidamente de un brazo y lo apuñaló en el estómago,
lanzándolo luego donde se encontraba Grandmaster tirado en el suelo.
- ¡Sonic Man! Encárgate
de los otros tipos… yo iré a ayudarle a American Dream - ordenó Agente, dirigiéndose por el camino
creado por la pelea de los dos poderosos combatientes.
Fogata y Lanzallamas se habían quedado inmóviles por unos minutos,
mirando si se aproximaba el velocista conocido como “Sonic Man”. La silueta
azul apareció nuevamente y los envolvió en un remolino, que atrajo las flamas
del voraz incendio creado por estos jóvenes unos momentos antes. Los amigos
lograron controlar las llamas que eran atraídas hacia ellos, con más fuego,
rompiendo el remolino.
- El uso de “armamento” al momento de una operación de agentes
especiales del gobierno es un delito… serán juzgados bajo leyes de guerra
criminales – les informó el velocista a ambos manipuladores de fuego – Son
encontrados culpables… y sentenciados a su ejecución.
Los hermanos seguían lanzando fuego al velocista, logrando que la
temperatura aumentara para hacerlo retroceder. Sonic Man tomó una argolla que colgaba
de su cinturón, lanzándola a toda velocidad en contra de los “criminales”,
dando en el brazo derecho de Lanzallamas. La argolla estaba afilada y dio con
el hueso del hombro, incrustándose e infringiendo un dolor espantoso.
- ¡Miserable! – gritó enfadado Fogata, quien comenzó nuevamente a
lanzar sus poderosas ráfagas de fuego.
Cuando Fogata corría desesperado, Luz apareció nuevamente,
mostrándose furioso.
- ¿Dónde está? – preguntaba enfurecido Luz - ¡¿Dónde está?!
- Yo me preocuparía más de nosotros, las hormigas, que de los
dioses – dijo Agente, acercándose sigiloso al perturbado Luz.
De su chaqueta sacó un aparato bastante particular, algo así como
una esfera oscura, sostenida por tres bastones a una cubierta cilíndrica.
Accionó la máquina justo a los pies de Luz, emitiendo todos los colores del
espectro visible… y más allá.
Luz comenzó a desfigurarse y disminuirse ante la pequeña máquina.
Cuando fue completamente absorbido por la máquina, Agente silbó, y en unos
segundos llegó The American Dream, volando muy rápidamente.
- ¿Está todo listo? ¿Funcionó la máquina? – preguntó American
Dream, muy preocupado.
- Por supuesto… el Vórtice de incertidumbre oscura, o como me
gusta llamarlo, el “Cuerpo Negro”, logró su objetivo… tenemos al monstruo.
- ¿Y qué hacemos con ellos? – preguntó The American Dream
nuevamente.
- Creo que ya fueron juzgados por Sonic Man... es tu turno amigo.
Mientras The American Dream se acercaba a los cuatro miembros de
The Resilience, Grandmaster le dijo algo a Gore, sosteniéndolo de un brazo y
empujándolo.
Grandmaster usó sus poderes psíquicos para hacer invisible a los
ojos de los presentes a Gore, mientras este corría a duras penas para lograr
escapar de la horrible masacre que el verdugo americano estaba a punto de
cometer…
Continúa en IMPERIO…
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