22.2.12

Defensores Unidos #0

“IMPERIO: Prólogo”
Historia: Rodrigo Roa.

I

Angalileo, Eria.-

La lluvia arreciaba sobre el cementerio, y los truenos llenaban el cielo de ruido. Nada de eso detenía la labor de dos hombres enfundados en chaquetas oscuras, quienes cavaban decididamente, como buscando algo con afán.

- ¡Apenas puedo mantener los ojos abiertos con la lluvia, y no sé si me escuchas con el ruido de la tormenta, pero debemos terminar pronto!

Las paladas se sucedían a gran velocidad, y la tierra removida se acumulaba a sus espaldas. En el hoyo cavado ya alcanzaba a verse lo que estos hombres buscaban. Un ataúd sin nombre, pero cuyo contenido era conocido y muy valioso para ellos.

- Eh, muchachos, disculpen, pero… Creo que eso que están haciendo es ilegal… - los hombres levantaron la cabeza, y frente a ellos flotaba Blackbird – ¿Se detendrán por las buenas, o vendrán conmigo?

- Estúpido héroe… - dijo uno de ellos en voz baja, para luego exclamar – Protocolo defensivo. Sujeto 016: Blackbird.

De inmediato, desde uno de los brazos del hombre salió expulsado un chorro de gas, hacia el rostro del defensor.

- ¿Qué… qué sucede? ¡Coff, coff…! – exclamó Blackbird, mientras caía sin lograr mantenerse en vuelo – Mis poderes… no puedo controlarlos… ¿Qué hicieron?

El otro hombre apuntó con una extraña arma… pero cuando se aprestaba a gatillar, se escuchó un potente trueno, y un rayo cayó a escasos metros de ellos, lanzándolos a varios metros de distancia. 

Inmediatamente, frente a ellos, se materializó Electric Man.

- ¿Estás bien, Blackbird? – dijo el recién llegado, pero antes de que pudiese responder, uno de los sujetos se levantó, y habló.

- Protocolo defensivo. Sujeto 036: Electric Man.

De sus chaquetas brotó una sustancia gelatinosa que cubrió por completo sus ropas. Los hombres echaron a correr, y para detenerlos, Electric Man lanzó una poderosa descarga eléctrica… sin embargo, el rayo rebotó en los trajes de los fugitivos, sin provocarles daño, y permitiéndoles perderse entre las tumbas, gracias a la oscuridad del cementerio.

II

Blackbird recién lograba incorporarse, a pesar de que habían pasado varios minutos.

- ¡Electric Man, estás vivo! Pero, ¿quiénes son estos tipos? Parecía como si supieran cómo enfrentarnos y detenernos… - preguntó.

- Se llaman a sí mismos los “Hijos de Perseo”… He estado observando y siguiendo a algunos de ellos en los últimos meses, en secreto – explicó Electric Man – Creo que hay muchas cosas sucediendo que hemos pasado por alto…

- ¿Cómo qué?

- Conspiraciones y secretos, Blackbird… El mundo está en una espiral de conflicto, sin vuelta atrás…

El joven defensor se mostró preocupado, sobre todo ante sus recientes oponentes…

- ¿Sabes qué buscaban aquí? – preguntó.

- El cadáver de un antiguo villano, que combatió contra el Capitán Cometa. Se llamaba “Hombre de Blanco”, y era un cyborg construido en el futuro, que poseía en su programación la información de todos los defensores de la Tierra… - narró el defensor de poderes eléctricos – Ellos pretenden usar esa información para diseñar métodos para neutralizarnos a todos… Si lo logran, serán peligrosos, sea cual sea su agenda… Necesitamos reunir a Defensores Unidos y tomar cartas en el asunto…

- Si… Creo que tienes razón… Déjame contactarlos… Algunos tenían otras ocupaciones, pero quienes estén disponibles estarán aquí en unos momentos…

III

New York, Estados Unidos.-

Precisamente, la visita de Shark, Snowstorm y Quick a las dependencias de RadioGen en New York, había sido pactada en los últimos días, tras los recientes incidentes en que se vio involucrado el R.Squad en el centro científico*.

- Aún no estoy muy seguro de esto… quizás sólo debimos entrar en secreto, para encontrar algo realmente valioso… - reflexionó Shark, mientras entraban a la sala de espera del edificio.

- Tranquilo, Allan – lo tranquilizó Snowstorm – Es sólo una visita diplomática, para calmar el ambiente, nada más. Además, es una solicitud del gobierno de Estados Unidos, para corroborar que todo esté en orden.

- Sí, claro… Sólo quieren limpiar su imagen… - masculló en voz baja el héroe, sin convencerse aún. Pero la llegada de su anfitrión lo sacó de su reflexión.

- Sean bienvenidos – dijo el hombre, uno de los científicos del laboratorio – El Sr. Thomas los recibirá de inmediato, si me acompañan.

Caminaron por los pasillos del edificio, cruzaron salones y vieron múltiples puertas, varias de ellas de acceso restringido, una de las cuales llamó la atención de Shark. El defensor estaba extrañamente impaciente, y desconfiaba de lo que veía. Trató de enfocarse en la razón de su visita, pero no pudo, y al cabo de un rato, lo hizo saber.

- Muchachos… creo que los esperaré aquí… Traten de no tardarse mucho.

Snowstorm y Quick se sorprendieron un poco, pero decidieron no darle mucha importancia, y siguieron adelante.

- Te veremos a la salida, Shark. Espero que no te aburras demasiado – comentó jovialmente Quick.

Sin embargo, lo que no sospecharon era que, una vez que se habían alejado, el héroe de Ciudad Costera caminó hacia una de esas puertas que había visto antes. Algo llamaba su atención allí, y decidió descubrir qué era.

Sospechando que algo que allí había debía ser descubierto, abrió la puerta cautelosamente, y cruzó el umbral…

IV

Angalileo, Eria.-

Tal como pronosticó Blackbird, los miembros disponibles de Defensores Unidos llegaron un corto tiempo después.

Lady Star, Quasar y Megabot se hicieron presentes en el cementerio, acompañados de algunos agentes de The Wall, que se hacían cargo de la protección del valioso cuerpo allí enterrado.

Ya amanecía, y la lluvia cesaba. A pesar de que no los veía desde hace mucho**, Electric Man saludó fríamente a sus colegas, como era su característica, para ir directo al grano.

- Hay muchas cosas que deben saber, muchachos… - comenzó diciendo – En todo este tiempo actué silenciosamente, usando mis poderes para acceder a lugares recónditos, a través de las líneas eléctricas… Allí escuché cosas, planes de estos Hijos de Perseo… Son peligrosos… Ellos quieren destruir nuestra sociedad, y entre otras cosas, neutralizarnos para evitar que los detengamos… Ellos… - se interrumpió - … Esperen… ¿qué es ese ruido?

A poca distancia, en el cielo, se oía el zumbido de varios motores acercándose. No fue difícil reconocer a una numerosa flota de aviones de todo tipo, que volaban muy bajo en dirección al lugar donde estaban los héroes.

Una vez que estuvieron sobre el cementerio, coordinadamente abrieron sus escotillas, y dejaron caer una serie de explosivos y bombas, algunas de las cuales lograron ser detenidas a tiempo en el aire por Lady Star y Blackbird.

Sin embargo, otras hicieron violenta explosión en el lugar, provocando el caos. Electric Man se lanzó al ataque de inmediato, y fue recibido por balas y misiles, a los cuales logró desviar y desactivar con sus poderes.

El ataque de los aviones era agresivo, y apenas le daba tiempo de coordinarse a los héroes. Lady Star, como líder del equipo, tomó la iniciativa.

- ¡Blackbird, Electric Man, nosotros los derribamos! ¡Megabot, protege el cuerpo! – pero no recibió respuesta de este último - ¡¿Megabot?! ¿Estás ahí?

La heroína miró hacia el suelo, y notó que Megabot ya había caído derrotado, al igual que los hombres de The Wall. El cadáver del “Hombre de Blanco” ya no estaba en su tumba.

- ¡Quasar sigue a los aviones que se alejan! ¡No los dejes escapar! – ordenó, viendo que el defensor canadiense era el que recibía menos ataques.

De inmediato, el poderoso Quasar se elevó, como un haz de luz, y en menos de un segundo, se colocó delante de los aeroplanos de vanguardia de la flota.

Pero justo cuando los enfrentaba, y se disponía a atacar, en su cabeza escuchó una voz dura y fría, que le ordenaba qué hacer, con seguridad.

- “Déjalos ir. Órdenes de tus superiores”.

Quasar no pudo resistir la orden. Algo de esa voz en su cabeza, sujetaba sus movimientos***. Los aviones se alejaban, y Quasar sólo los observaba irse, sin hacer nada para detenerlos.

Mientras, las demás aeronaves se dispersaban en el cielo, conscientes del éxito de su misión. Lady Star, Blackbird y Electric Man alcanzaron a Quasar pocos instantes después.

- ¿Qué sucedió? ¿Escaparon? – pregunto la heroína, alarmada.

- Ellos… hicieron algo… para detenerme – comentó Quasar, sin siquiera dar crédito a sus propias palabras, pero sin poderse negar a decirlas tampoco.

- Esos eran los “Sky Rangers”… He oído de ellos – explicó Electric Man – Son aliados importantes de los Hijos de Perseo, al igual que esos piratas de los que se habla, los “Calavera”… Esto no pinta nada bien…

- Está bien, muchachos… Es hora de que dejemos de actuar reaccionando. Reuniremos a todos y nos pondremos en acción de inmediato.

V

New York, Estados Unidos.-

- Como verán, las actividades de mi laboratorio y mi proyecto son absolutamente normales, y cumplen con los estándares solicitados por el gobierno y las organizaciones internacionales – explicaba Ian Thomas a los visitantes, Snowstorm y Quick.

- Así podemos ver, Sr. Thomas – dijo la experimentada defensora, con cortesía, ya que todo le parecía correcto allí.

Pero mientras tanto, Shark no era nada cortés. La puerta que había llamado su atención tenía tres letras en amarillo, las únicas de ese color entre todas las que marcaban las distintas puertas del edificio. Allí decía “AHB-42”, y por debajo se veía una curiosa luminosidad que contrastaba con el resto del pasillo.

El defensor cruzó el umbral, y al principio le costó enfocar la vista. Avanzó mientras lograba ver lo que estaba en la pared: planos, radiografías, pantallas con datos biológicos y cálculos químicos y físicos, similares a los de una bomba nuclear…

En el centro de la habitación, estaba ubicada una especie de tubo de gran amplitud y relleno de líquido, en el cual flotaban dos cuerpos de forma humana, conectados entre sí. Uno de ellos fue identificado por Shark como el de la poderosa entidad conocida como Luz, lo cual lo sorprendió.

Observó con atención el otro cuerpo. Era un ser con piel metálica y expresión vacía, artificial. Parecía humano, pero claramente no lo era. ¿Qué era esto? ¿Qué hacía allí Luz? ¿Qué estaba pasando? Súbitamente, una voz sacó a Shark de su asombro.

- Lindo, ¿no? – dijo un hombre que entraba al salón, y que fumaba tranquilamente un puro – Hasta yo me siento orgulloso de esto, a pesar de que atrapar a Luz fue tan sencillo+. Ahora, hablando en serio… Shark… lamento decirte que has llegado demasiado lejos.

El defensor enfocó la vista y reconoció al hombre: Agente, un viejo villano del quien sólo se conocía este pseudónimo y su extrema peligrosidad. Un genio estratega, un asesino a sangre fría… ¿Qué hacía en ese lugar, en ese momento?

- Seguramente te sorprenderá verme aquí, pero todo es muy fácil de explicar – dijo el villano – Verás, el mundo es un pañuelo, como dicen… Todo es cuestión de contactos. Hay que saber con quién relacionarse, amigo mío… Ahora, vamos a los negocios…

- Espera un minuto… - interrumpió Shark, como entendiendo repentinamente cosas que siempre estuvieron frente a él y sus compañeros - Tú… RadioGen… el gobierno… los ataques a los héroes… estos planes en la pared…

- … y el virus… y que tu estés aquí y tus amigos no, y tantas otras cosas… todo es parte del plan, muchacho… Tenemos medios… - y en ese momento, desenfundó una pistola, apuntándola hacia el héroe.

- ¿Qué están tratando de hacer, por Dios? ¡Dime qué es lo que quieren! – gritó.

- El mundo, Shark. El mundo y cada uno de sus habitantes, poniéndose de rodillas por su propia voluntad… Ahora lo sabes, y te llevarás el secreto a la tumba… Ah, sí, casi lo olvido… Saludos también para ti, desde la Iglesia de Logos…

En ese momento, Shark dio un salto hacia Agente, tratando de quitarle el arma. Tomó su mano, y trató de apretar los nervios exactos para que la soltara… Pero casi simultáneamente, el villano apretó el gatillo.

El silenciador evitó que el sonido llamara la atención de alguien más en el edificio, por lo que lo único que se oyó fue el grito sordo que dio Allan Roach, Shark, antes de caer de rodillas, completamente ensangrentado, para luego desvanecerse. La bala había perforado su pecho, y el cuerpo del héroe de Ciudad Costera no lo resistió.

Agente se cercioró de que su corazón no latiera, y a continuación, dejó el lugar, fumando el mismo puro que traía consigo. Tras un gesto del asesino, otros hombres entraron inmediatamente tras su salida, y tomaron el cuerpo del héroe caído…

VI

- ¿Shark? ¿Shark, dónde estás? – lo llamaba Snowstorm por el comunicador, a la salida de RadioGen, pero de respuesta sólo obtenía el sonido de la estática.

- ¿Quizás se fue a casa? Se le notaba abrumado o aburrido, qué sé yo… - comentó Quick, despreocupado.

- No. Shark no es así. Sospechaba algo, pero no se iría sin nosotros… Quick, usa tu supervelocidad y rastrea la señal de su comunicador… Debemos apresurarnos. Lady Star dijo que la reunión era urgente.

- A la orde… - y antes de terminar de decir la palabra, Quick ya estaba corriendo.

Fue de un lado a otro en la ciudad, recorrió calles y callejones, buscando la señal de GPS que tenían incluidos todos los comunicadores para casos de emergencia… Hasta que llegó a las coordenadas indicadas: un vertedero.

Allí, Quick vio una de las escenas más impactantes de su corta vida. El cuerpo de su compañero y amigo estaba en el suelo, lleno de sangre, sin vida… Quick se arrodilló, y lloró amargamente.

Poco después, cuando los restantes miembros de Defensores Unidos se reunieron, la noticia causó gran conmoción. Algunos quisieron buscar los responsables, pero sólo existían las evidentes sospechas, pero ninguna prueba.

Apenados, los héroes se dieron cuenta de que con este asesinato quedaba demostrada la fragilidad de la que estaban rodeados. Un plan macabro estaba ocurriendo a su alrededor, y no habían logrado darse cuenta hasta ahora… Lo único que estaba claro para ellos, era que las cosas nunca más serían lo mismo.


Continúa en IMPERIO.
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 Shark
(Allan Roach)
R.I.P.
1982 DC – 2 DD

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* En R.Squad #3.
** Electric Man desapareció tras su combate con Destructor, en el final de “Brand New Start”!
*** Como se vio al final de Quasar #14!
+ Ver “Imperio: The Resilience”.


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