30.5.09

Alianzas #8

“The Strongest Girls”
Historia: Jairo Guerra.

I

Y fue entonces cuando un gran silencio invadió todo.

Vanessa y Bárbara se giraron hacia Kelly, quien estaba rígida, el color de su piel se había ido, y miraba fijo hacia el frente.

- ¿Qué… qué fue eso, Kelly? –preguntaron.

- La… la palabra… la palabra que no p-puede s-ser pronunciada… - respondió, mientras lágrimas rodaban por sus mejillas.

Vanessa y Bárbara la abrazaron, mientras volvían a mirar el espacio vacío en frente de ellas, el espacio donde Light City solía estar.

II

Lübeck, Alemania.

Una mujer de edad incalculable mira desde el pórtico de una pequeña casa. Una sonrisa comienza a surcar su rostro, una sonrisa de victoria.

- No eres la primera ni serás la última, hija mía, que ha sucumbido al poder de la palabra –sentencia, para luego enterrar las uñas en su lengua y arrancársela de cuajo, depositándola en el cofre.


Light City, Virginia, Estados Unidos. 15 minutos antes del suceso.

- Cuarenta y tres segundos, señoras. Su tiempo se acaba y también la de ellos – señaló Hollywooder al grupo de rehenes que mantenía atados de cabeza en el borde del Stonepile Center, el edificio más alto de la ciudad. Abajo, Charm, Weapon Girl y Miss Muscles hablan con él por radio.

- Aún no nos dices tus demandas, Hollywooder – responde la mujer-arma, mientras transforma su brazo libre en un rifle con mirilla - No podemos satisfacerlas si no las conocemos.

- Eso que estás haciendo, chiquilla, es muy estúpido – Hollywooder impostaba la voz para que se pareciese a la de Travis Bickle, lo que hacía que su disfraz fuese aún más ridículo - , y te digo, no me gusta la estupidez. 51 segundos. Baja tu “brazo” y vuélvelo carne de nuevo, o aquí pasará algo que no quieres que pase.

Bárbara volvió su brazo a la normalidad. “Esto no está siendo el pan comido que quise”, pensó apesadumbrada. Desde la semana pasada, en que fue elegida vocera del grupo por sus compañeras Kelly Miles y Vanessa Kent, las chicas más fuertes decidieron hacer presencia en su territorio, infestado por crimen, en una ciudad que una vez fue glamorosa y grande, pero que de un tiempo a esta parte se había vuelto olvidada y perdida, en pos de otras metrópolis nacientes y prometedoras.

Miró a su grupo. Miss Muscles apretaba los puños, tronaba sus huesos, estaba siempre lista para la batalla, era quizás la más fuerte del grupo, tanto mental como físicamente; pero por alguna razón no quiso asumir el “liderazgo”. Tras ella, estaba la pequeña Charm, la bebé Kelly la llamaban también, por su evidente timidez y fragilidad; Bárbara sabía que había algo más que eso oculto bajo la piel de oveja, algo que vio cuando se conocieron. Algo en extremo poderoso.

III

Light City. El presente.

- La ciudad… ¡se fue! – exclamó Vanessa, llevándose las manos a la cabeza.

- Kelly… Kelly, cálmate, por favor… necesitamos que nos digas que está sucediendo… que fue lo que hiciste… - Bárbara sacudía suavemente a Kelly, que no paraba de llorar.

La imagen frente a ellas era increíble. Como si la ciudad hubiese sido arrancada de cuajo, dejando las carreteras que llevaban a ella cortadas, perfectamente suturadas, hacia un enormísimo cráter, en el cual ellas estaban en el borde… tal como hace unos minutos atrás ellas estaban al borde de la ciudad…

Entonces, Kelly detuvo su llanto. Enjugó sus lágrimas y se puso nuevamente de pie, quedándose inmóvil ante la vista de sus compañeras.

- Lo siento, pero lo explicaré después. Volveré lo más rápido que pueda, para arreglar este desastre – dicho lo cual, se desvaneció.


Lübeck, Alemania.

Ahora el pórtico está vacío. La casa es vieja, pero está ordenada. Hay libros en las estanterías, una sala de estar con mesa de centro, unos muebles antiguos, y una que otra pintura de buen gusto en las paredes. Charm camina como si conociera de memoria el lugar, recorriendo todo con una extraña mezcla de melancolía y rabia, no decidida si extrañar u olvidar. Se interna en la casa, y se dirige al dormitorio. Allí, sobre la cama, yace la mujer de edad incalculable, con los ojos abiertos y fijos en el techo.

- Mucho tiempo sin vernos, bisabuela.


Light City. 10 minutos antes del suceso.

- ¡Si no me traen lo que quiero ahora, soltaré a tres de estas personas!

- Pero, ¿qué es lo que quieres? No podemos negociar así – gritó Bárbara, un poco exasperada, casi tanto como lo estaba ya Vanessa, que hizo el gesto de aplastar cabezas.

- Está bien, ustedes lo pidieron – dicho lo cual cortó las cuerdas, pero en vez de caer tres, cayeron las 12 personas.

- ¡Réplica, Polar, eviten que los rehenes toquen el suelo! ¡Muscles, rápido, entra al edificio e intercepta al maldito! Yo le intentaré bajarlo desde aquí.

Réplica, seudónimo de Julian Cassidy, era una creadora de imágenes solidas de sí misma. Egocéntrica, vanidosa y competitiva, se había unido a Strongest Girls hace unos días, recomendada por la misma Lady Star, después de ser la mejor evaluada en las pruebas de selección. Polar, la enigmática canadiense, era una fría y callada combatiente con poderes de congelamiento; no sabían mucho de ella, y también traía recomendaciones de Lady Star. Ambas estaban en su primer combate real.

Velozmente, Cassidy creó un gran grupo de “clones”, que hizo una hamaca humana para atrapar a varios de los inocentes que caían, mientras Polar hizo un tobogán por el cual se deslizó el resto. Los rehenes estaban a salvo.

- Creo que sigo siendo la más eficiente de las nuevas reclutas, helada – dijo desdeñosamente Cassidy a Polar, quien sólo le dio una fría mirada y continuó con su ley del hielo.

- Charm, tu cierra las puertas superiores de la torre, para encerrar a Hollywooder – agregó Bárbara, que ya hacía puntería hacia el borde superior del Stonepile.

Charm tosió, se estrujó las manos y comenzó a hacer el conjuro. Pero algo le impedía concentrarse, había una interferencia, una presencia mágica familiar que estaba haciendo que su magia se confundiese.

- ¿Qué?

Weapon Girl, Charm y Miss Muscles miraron hacia todos lados, tratando de entender qué estaba sucediendo. Estaban en las afueras de la ciudad.

IV

Lübeck, Alemania. Presente.

- Sentí tu presencia, bisabuela. Sé que fuiste tú la que desordenaste mi magia. Te pregunto ahora… ¿por qué lo hiciste, Maggit? ¿No habíamos quedado de acuerdo en que ya no harías más magia o yo les diría a ellos que vengan por ti?

Maggit la miró. Abrió su boca, y le mostró el muñón donde antes estaba su lengua. Y rió luego, rió de una forma muy tétrica, casi gutural, para acto seguido escupir sangre en un lado.

- Necesito la palabra de sanación, Maggit. La necesito ahora. Una ciudad entera ha desaparecido. Y toda la gente. Y no sé donde están ahora – Miles le acercó una cuaderno y un lápiz - Por favor… enséñame la palabra.

Maggit se puso de pie y caminó con dificultad hacia una esquina de la casa. Metió su mano en la pared y sacó el cofre donde había depositado su lengua, tomándola como un pedazo de filete y metiéndola luego en su boca.

- Querida, no tengo mucho tiempo, estoy siendo forzada también, no puedo enseñarte la palabra, pero puedo decirte donde está… - y le tocó la frente, cayendo luego al suelo, casi inconsciente.

- ¡Maggit! ¿Quién te hizo esto? ¿Quién te obligó a hacer esto?

- Perdóname, Kelly, querida, perdóname por todo… quería… cough, cough… quería enmendar todo lo que te hice cuando niña... pero, me dijo, que si te ayudaba a encontrar la respuesta, mi inmortalidad se iría… - dicho lo cual, sucedió: la edad la alcanzó y la superó, transformándola en huesos desgastados.

- Maggit… por qué… - y de pronto su mente se abrió, y recordó una escena perdida en su niñez. Se puso de pie, y caminó hacia la puerta, desapareciendo en el pórtico.


Light City. 5 minutos antes del suceso.

- ¿Por qué estamos aquí, Kelly? ¿Qué te pasa?

- L-lo siento… algo nubló mi cabeza…

- Llévanos de nuevo a adentro, Kelly, por favor – Vanessa siempre protegía y trataba con una delicadeza única en su tipo a la pequeña Miles, como una suerte de hermana mayor.

- Lo intentaré – se secó los ojos, que se habían puesto húmedos de lágrimas ante el reto de Bárbara, y se concentró de nuevo; sin embargo, la interferencia apareció de nuevo, y a pesar de que hizo el conjuro, nada sucedió.

- No entiendo… deberíamos estar adentro ya…

- Así que me dejan hablando solo, ¿eh? A mí nadie me deja hablando solo – se escucha la impostada voz de Hollywooder, y entonces una gran explosión - ¡Whooooooo! Nadie me deja hablando solo, porque me pongo a estallar cosas. Traigan sus caras aquí señoritas o haré estallar más cosas. Cambio y fuera, jajajajajaja.

- Creo que tendremos que correr. Coge a Miles, y sígueme, Kent. ¿Estarán Polar y Réplica adentro? – dijo Weapon Girl, y presionó el comunicador en su oído y llamó - Polar, Réplica, contesten. ¿Están ahí?

- Aquí Réplica, acaba de suceder algo extrañísimo. Estaba con “Hielito” en la ciudad y de repente… ¡Puf! afuera las dos. Ahora estamos volviendo y esperamos instrucciones, Weapon Girl.

Y una idea se deslizó en la mente de Charm. Algo que supo que era externo, que era alguien insertándolo en su cabeza, pero era a la vez tan familiar, tan cercano, que le fue casi natural aceptarlo.

- Ya lo tengo – dijo y se desmontó de la espalda de Miss Muscles. Y pronunció la palabra.

Segundo cero. Suceso.

V

Lübeck, Alemania. Presente.

Una nueva figura apareció en el pórtico y también parecía estar familiarizada con el lugar, pues se encaminó rápidamente al dormitorio de Maggit. Llegó hasta el lugar donde estaban los huesos de la anciana, y se arrodilló junto a ellos.

- Fuiste todo lo útil que podías ser, vieja – tomó irrespetuosamente el cráneo casi desecho y lo miró de frente - ¿Sabes de qué me acuerdo? De aquella vez que me dijiste que un buen heredero de sangre jamás depone sus armas mentales. Siempre tiene un plan B. Nunca ceja y nunca se retracta. Y luego me lanzaste el aceite hirviendo, diciéndome que solo si me salvaba a mi misma era digna – se tocó una cicatriz de quemadura en el brazo - Aún duele, ¿sabías? Pero ahora eres polvo, vieja, polvo de nuevo, cuando pensaste que verías este mundo morir, y tu permanecerías – dejó el cráneo en el suelo y se puso de pie, disponiéndose a salir del cuarto - Yo permanezco, Maggit. La estúpida gemela es la que gana.

Y lanzando un conjuro, todo comenzó a arder.


Light City. Presente.

- ¿Charm? ¡CHARM, CONTESTA! – gritaba desesperada Bárbara por el comunicador, mientras Miss Muscles volvía junto a Polar y Réplica.

- ¿Algo? ¿Nada? – preguntó Vanessa, mientras dejaba en el suelo a sus compañeras, a quienes cargaba; Bárbara negó con la cabeza - ¿Qué haremos ahora?

Bárbara pensaba a mil kilómetros por hora. Sabía que una decisión suya no iba a traer ni a la ciudad ni a Charm de vuelta, pero tenía que al menos decir algo. Tranquilizar al grupo. Hacer la cosa de líder.

- Chicas, mantengamos la serenidad y la tranquilidad. La ciudad no puede haberse ido, tiene que estar…

- Pero, con todo respeto, creo que es evidente que la ciudad ya no está ahí, Weapon Girl. Y creo que merecemos saber que ha sucedido, yo y la fría – dijo Réplica, con un tono casi de desafío a la autoridad, que hizo dudar a Bárbara acerca de estar haciendo bien su trabajo como líder.

- Yo lo hago – dijo la enorme Vanessa, haciendo un lado a las novatas – Tu continúa con la comunicación con la pequeña Charm.

Bárbara miró un momento a Vanessa y se sintió inútil, un poco tonta, pero a la vez reconfortada por la presencia de aquella gran compañera, y también gran amiga. Ella no quiso ser la líder, pero a la vez confió en que Bárbara podría hacerlo. “Gracias por todo”, pensó. Y Charm apareció frente a ellas.

- Kelly… ¿estás bien? ¿Dónde estabas?

- Tranquilas. Ya estoy aquí. La interferencia frenó – y mirando a Bárbara, dijo con una firmeza que no era usual en ella -. Confía en mí. Solucionaré esto ahora.

Se adelantó unos pasos y cerró los ojos, evocando nuevamente ese momento, ese que Maggit le había indicado recordar.


Lübeck, Alemania. 15 años atrás.

- Deja de llorar Kelly, es sólo un magullón.

- Es… que… me… due… le… - sollozaba una pequeña (aún más) Kelly, de 4 años, junto a una niña exactamente igual a ella, pero con una expresión más dura en su rostro, lo que era impresionante dada su corta edad.

- Hermana, ¿por qué nunca me tratas bien? ¿Te caigo mal? ¿Me odias? – cosas que los niños preguntan a otros niños, cuando el pudor aún no nubla sus conciencias.

- No sé, Kelly… es que tú eres siempre la bebé… aunque tengamos la misma edad. Y eso no me parece justo – dijo mirando hacia el suelo.

- Tú eres más fuerte, Anne. Tu deber será siempre cuidar de tu hermanita. Y tu recompensa será todo el cariño que ella te tiene. ¿No es así Kelly? – dijo una voz mayor.

- ¡Mamá! – corrió hacia los brazos de una espigada y bella mujer, como una versión altiva y elegante de Charm. Y atrás de ella, apareció una Maggit de apariencia distinta, como un poco avejentada, pero aún de edad incalculable.

- Deberías dejarme educarlas, Keira. Las escuelas de magia a las que quieres enviarlas son un verdadero bodrio, enseñan basuras… no confío en ellos. Yo te eduqué a ti, Keira. Y mírate ahora. No puedes decir que fue un error.

- No quiero que te desgastes, abuela. Además mi pequeña Kelly no podría resistir tu exigencia. Prefiero que ambas tengan roce con otros niños de su edad, es lo más sano.

- No quiero ir a la escuela, quiero estar contigo, mami – lloró Kelly.

- Siempre voy a estar contigo, bebé. Sólo tienes que llamarme y yo estaré ahí – y le besó la frente.

VI

Light City. Presente.

Lágrimas rodaron por las mejillas de Charm.

- Sigo siendo una llorona – susurró, mientras una luz brillantísima comenzaba a brotar de ella, y a llenar todo el espacio, bañando a sus atónitas compañeras. La luz las reconfortó, las llenó de paz, de tranquilidad, de una sensación universal, del sentimiento más increíble que se puede sentir, y que además es único. Bárbara recordó las prácticas de tiro junto a su madre, en la casa de campo; Vanessa vio a su madre haciéndole ropa y ella modelándola, ambas riendo; Réplica rió viendo a su mamá guiñándole un ojo a una de sus dobles, mientras ella escapaba para verse con su novio; Polar… Polar, solo cerró los ojos.
Y Charm musitó.

- Mutter.

Un gran estallido. La luz cegó a todos.

La ciudad estaba de vuelta.

Epílogo.

Light City. Una semana después del suceso.

John se levantó a tomar agua, en medio de la noche. Al llegar a la cocina, entre que estaba medio dormido aún, tomó el diario y lo hojeó. Aún no encontraban a Hollywooder, desaparecido desde hace una semana, desde el confuso incidente entre él y The Strongest Girls, en que tan sólo se hizo humo durante un enfrentamiento, después de haber hecho estallar un coche de policía.

-John.

Se dio vuelta, sobresaltado. Era imposible que alguien estuviera ahí a estas horas, así que llamó, con voz trémula y temblorosa.
Nadie contestó.

- Debo estar dormido aún – pensó.

- John, no estás dormido. Pero ahora vas a estar muerto – repitió la voz, que se parecía a la de Hannibal Lecter, pero impostada.

Dicho esto, la conciencia de John se apagó.


Fin...
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