4.3.09

Animal #4

“Uno más de la especie” (Parte 3 de 4)
Historia: Zirijo.

I

As Sutaymaniyah, Arabia Saudita.

Alí Goukal, ex héroe, identidad clave Mindreader, camina por las calles de As Sutaymaniyah, un tanto inquieto y cansado. La larga jornada de trabajo es ardua en la construcción. Ladrillo tras ladrillo, uno sobre otro, uno tras otro, una vida común y corriente. Sin emoción, sin riesgo, sin coraje, no como en aquellos días. Aquellos días en que Alí defendía al mundo, junto a otros cómo él, y donde enfrentaba a los más diversos enemigos como un fiero guerrero, capaz de encontrar su punto débil con sus poderes psíquicos. Aquellos tiempos. Tiempos pasados.

- Señor Abdul, ¿cómo se encuentra usted? – saluda cordialmente Alí, al dueño de la tienda cercana a su casa.

- Muy bien Alí, con el negocio un poco flojo, pero todo mejorará, ¿no lo crees así Alí? - le pregunta el dueño de la tienda al ex héroe.

- Sí, todo está en la voluntad de Alá. Solo Él sabe lo que pasará con nosotros.

- Toda la razón, mi estimado vecino. Tengo noticias de occidente, Alí. El televisor que me regaló mi hijo funciona de maravilla. Vi las noticias y dicen que han estado activos estos tipos disfrazados y con poderes. Esos locos ponen en peligro a todo el mundo…

- Así es, señor Abdul – interrumpe con pesar Alí – Sólo traen problemas.

En ese momento, al local entra un tipo de bata blanca, gafas y peinado alocado, un tanto agitado. Muy apresurado pregunta al dueño de la tienda.

- Caballero, perdone que lo moleste, pero ¿usted conoce a un tal Alí Goukal? Me dijeron en su trabajo que vivía por aquí.

En ese momento Alí queda sorprendido de que alguien tan extraño lo esté buscando, y cuando el señor Abdul iba a pronunciar palabra, Alí interrumpe:

- Soy yo, yo soy Alí Goukal, ¿Para qué me estas buscando?

- ¡Al fin! te he estado buscando por todos lados… tengo que hablar contigo… pero a solas - contesta el extraño. Su aspecto es de un anciano, pero con mucha vitalidad, no como cualquier persona de su edad.

- Muy bien, pero que sea rápido.

II

- ¿Estás segura de que ese tal “Doctor Neutrón” puede ayudar a detener la bomba? - le pregunto nuevamente a Delta, por precaución.

- Sí, Animal. Es el único que puede desactivar este androide, y detener la bomba. Este tipo de armamento es un atentado contra el mundo. Solo a un demonio se le ocurriría hacer un arma tan destructiva.

- Los hombres de otras tierras son un misterio para mí… – comenta Ubamba – Sin ningún respeto por lo que los rodea.

- Pero que eso no los desanime. Hay demasiado por lo que seguir defendiendo a estos hombres, demasiado para colgar la toalla a estas alturas – interrumpo para que la conversación no sea tan negativa – La verdad es que me preocupa que exista un robot suelto con armamento tan peligroso.

- Sólo a un demonio…

Mientras habla, no puedo dejar de pensar en su mirada. Los ojos son la ventana del alma, y los de esta mujer son resplandecientes. Como si mil soles estuvieran encerrados en ellos.

- Animal… – me habla Delta, rompiendo con mis pensamientos – El Doctor Neutrón está en Arabia Saudita por un Congreso científico, donde participan las mentes más brillantes del planeta. Debemos apresurarnos para poder encontrarlo antes que vuelva a Alemania, su patria natal.

- Perfecto. A este paso alcanzaremos a estar allí en un día y medio – comenta Ubamba – Esperemos que salga todo bien.

III

- ¿Pero usted está loco? ¿Cómo viene así a mi barrio, a mi ciudad, para ofrecerme ese tipo de propuesta? – le grita Alí al extraño hombre que lo buscaba.

- Pero Mindreader…

- No me llame así, Doctor, sabe que hace mucho tiempo que ya no llevo esa vida.

- Como quieras… Alí. Necesito que vuelvas a la acción. Es por una cuestión táctica. No hay muchos héroes que estén en esta zona, y en estos días agitados, es más que necesario que alguien resguarde a las inocentes víctimas de los violentos enfrentamientos de las guerrillas de liberación y los fanáticos. Es por el bien común.

Por la mente de Alí pasaban mil pensamientos, y todos le decían que era lo que estaba esperando, era su oportunidad de volver a la acción, de llenar el vacío que tenía su vida. Pero todos esos pensamientos chocaban con un pensamiento más poderoso: el de cuidar a su hermana.

- No puedo aceptar su oferta, Doctor Schneider. Debo mantener segura a mi hermana, se lo prometí. Y si eso conlleva a que deje de ser un héroe, dejaré de serlo.

La mirada de Zack Schneider estaba fija en los ojos de Alí. No daría su brazo a torcer, se dijo. Entonces, dejó salir unas palabras de su boca:

- Muy bien, Alí. No puedes decir que no lo intenté, porque si lo hice. Pero la oferta sigue en pie. Te dejo este maletín, y espero que lo abras cuando estés listo para volver, como en los viejos tiempos.

- Los viejos tiempos son los viejos tiempos, Doctor – dijo Alí – Es tiempo de madurar y darse cuenta que no hay nada más que hacer que resguardar a los que uno más quiere, lo más cerca posible. La actividad meta-humana es demasiado peligrosa.

- Si así es como realmente piensas, Alí, es asunto tuyo. Pero el mundo necesita un héroe con tu experiencia. El R-Squad y el R-Team son organizaciones a las cuales honraste con tu presencia. No dejes que el miedo te detenga.

- No es miedo, Doctor Schneider… es responsabilidad.

Así terminó la conversación entre Alí y el profesor Zack Schneider. Este último se alejó en una máquina que podía flotar a una altura reducida del suelo, mientras Alí quedó parado mirando el cielo, en el mismo lugar, y con el maletín en una de sus manos. No sabía en realidad qué hacer. Solo podía pensar en ir a casa.

IV

Un día después.

No nos hemos detenido ni un solo instante. Pershing, como lo llamaba Toxik, está a punto de estallar, y sólo contamos con la ayuda de un científico de alto nivel académico para poder detener una catástrofe. Estamos a unos cuantos kilómetros de la ciudad de As Sutaymaniyah, el lugar donde se celebra un congreso científico, donde se supone que está el Doctor Neutrón. Nos preparamos para ir a la ciudad para ver si lo encontramos.

- Muy bien, dejaré al robot bajo una cámara de roca sólida, por si hay peligro mientras ustedes van por el Profesor – dijo Ubamba, tratando de ordenar la situación. Lo dejo, es un líder innato, tenía buenas ideas de combate y estratégicas.

- Bien, mientras nosotros nos adentramos durante la noche al pueblo.

- Mientras, Ubamba y yo haremos un reconocimiento, ahora, de incógnito – dice Delta – Compraremos unas ropas en el mercado, vamos.

Me quedo vigilando a Pershing, mientras Ubamba y Delta se adentran en el pueblo. No puedo dejar de pensar en como llegó este robot a las manos de Toxik. No es como comprar un juguete, tiene que haber pasado algún accidente para que esta máquina haya llegado a sus manos.

Espero un par de horas a Delta y a Ubamba, y alcanzo a ver una caravana de camiones con hombres en la parte de la carga. Va lleno de tipos armados y encapuchados. Me dirijo a ellos a toda velocidad y alcanzo a envestir al último de los camiones.

- ¡Bestia del Demonio! – grita uno de los tipos y comienza a dispararme.

Me cubro y lo lanzo unos cuantos metros hacia atrás. Envisto a dos tipos más y los dejo inconcientes. Tomo a uno del pecho, lo levanto, le quito el arma y comienza el interrogatorio. Los otros salen corriendo al oírme hablar.

- Ahora dime, ¿qué van a hacer en el pueblo un ejército de tipos encapuchados y con un arsenal de armas?

- Nos contrataron para llevarnos una cosa del congreso de chiflados que se está llevando a cabo.

- ¿Quién los contrató?

- No lo sé, nuestro jefe hizo los contactos…. Por favor, no me mate, señor demonio, no es mi culpa, no tengo trabajo y esto es lo único que encontré para seguir – me suplicaba el hombre, que se había orinado en sus pantalones.

- Siempre hay opciones, uno es quien decide – le digo antes de bajarlo y amarrarlo al camión que estaba volcado.

- Esos tipos ya deben estar en la ciudad. Tengo que darme prisa.

Cuando llego a la ciudad ya estaban los camiones en el hall del hotel más importante del pueblo. Veo que la balacera está en su clímax, y que dentro hay una muralla de tierra y mucho viento. Son Delta y Ubamba, que están defendiendo a los científicos del congreso y están en formación defensiva. Afuera del hotel también había guardias armados. Eran los mismos que escaparon cuando me vieron al derribar el camión. Al momento de verme comenzaron a disparar. Avanzo a toda velocidad por los camiones para que no puedan huir. Atravieso un capó con los brazos y saco el motor de golpe. Lo lanzo contra el otro camión, dejándolo inutilizable. Salto sobre el último camión, mientras una lluvia de balas cae sobre mí. Son pequeñas axiales, que no alcanzan a atravesar mi piel. Miro al interior de la zona de carga y veo más armas las cuales tomo y aprieto en mis manos. Las dejo y me lanzo contra los soldados. Son muchos. Hay más camiones del otro lado del hotel, de donde llegan más hombres armados. Comienzo a lanzarlos lejos, y patearlos, golpearlos, pero son muchos. Al mismo tiempo, estoy también pendiente con lo que pasa dentro del hotel. Misteriosamente, la policía no ha llegado todavía. Me lanzo contra más encapuchados, pero no es suficiente. Siguen llegando del otro lado. En eso veo como un tipo vestido como héroe llega a las afueras del hotel. Salta de unos de los edificios que están construyendo en la cuadra del frente. Comienza a acercarse y cae a mi lado. Las balas también van en su encuentro pero las esquiva. Me mira directo a los ojos, y con voz seria me dice:

- Hay que entrar y sacar a los científicos. Sólo tu compañera puede detener a tantos tipos.

- ¿Quién eres tú? – pregunto.

- Soy Mindreader… soy unos de los chicos buenos.

Sonreí a pesar de que las balas nos estaban siguiendo todavía. Mindreader se colocó detrás de mí, y se cubrió con los restos de los camiones.

- Pude ver desde las aturas la situación, y sé cual es el punto débil de estos encapuchados. Son muchos, pero no saben otra cosa que disparar. Doctor Neutrón…

- ¿Conoces al Doctor Neutrón? – interrumpo.

- Si… está intentando infiltrarse por el otro lado del edificio para sacar una máquina magnética para poder desarmarlos, pero por el momento necesitamos todo el viento posible. Hay que sacar a tu amiga del edificio, ahí sus poderes le sirven sólo para aplazar la derrota.

- Entonces hay que sacar a Delta de ahí adentro. Voy a entrar, ¿puedes manejar la situación aquí?

- Si, sólo tengo que hacer unas cuantas detonaciones para hacer el tiempo suficiente – responde, mirando a los tipos que continuaban disparando sin parar.

Entro al edificio, y comienzo a golpear a los tipos de las armas. El viento que moviliza Delta había roto los vidrios y no dejaba ver con claridad a los encapuchados. Mientras hago eso, escucho unas explosiones afuera. Fue Mindreader, que había instalado detonadores en el edificio de enfrente. Era mi señal para darme prisa.

- ¡Ubamba, necesito que Delta venga conmigo! ¡Hay más de estos tipos afuera! – grito, mientras sigo golpeando a encapuchados.

La muralla de roca se extiende cada vez más cerca de la salida, haciendo camino para Delta. Ella sale corriendo y se coloca al lado de Mindreader. Él habla con ella, y luego comienza a formarse una bola de aire en medio de las fuerzas encapuchadas. Vientos de todas direcciones, y a toda velocidad, los interceptan, levantándolos y desarmándolos. Voy al otro extremo del edificio, y veo como esta entrando un anciano con pelos alocados. Es el Doctor Neutrón. Me mira y dice:

- Tú debes ser Animal. He oído de ti. Acompáñame, lo que busco es un poco pesado.

Subimos las escaleras y le digo que lo estábamos buscando. Pero no alcanzo a contarle, porque llegamos a la habitación donde estaba la máquina magnética. Era del porte de un escritorio pero en la parte superior tenía un gran imán.

- Me gusta que las máquinas se vean didácticas, y que se vean como para lo que sirven – se excusa el Doctor por el diseño casi infantil de la máquina – Levántala y salgamos rápido, antes que algunos de esos tipos pueda tomar nuevamente sus armas.

- Pero si bajamos por las escaleras nos demoraremos mucho. Sígame Doctor.

Tomo la máquina, y me lanzo por la ventana del cuarto hacia la calle. El Doctor salta conmigo, pero amortigua la caída con unos propulsores en sus zapatos. Acciona la máquina a pesar de los poderosos vientos que nos rodeaban. En el momento que se enciende la máquina las armas que estaban en el aire comienzan a acercarse a la máquina, por la atracción magnética que ejercía. Todo lo que fuera metálico y no estuviera bien firme en el suelo era atraído por la máquina del Doctor.

Delta no paró de generar las ráfagas de viento hasta que la última arma fuera atraída. Ubamba se nos acercó cuando comenzaron a ser atraídas las cosas metálicas, y cuando paró el viento, detuvo a los encapuchados con franjas de tierra, dejándolos inmóviles.

- ¿Y usted es…? – pregunta Ubamba al hombre con traje.

- Mi nombre es Mindreader. Ex defensor y ex miembro del R-Squad y el R-Team.

- … y él es el Doctor Neutrón – le digo a Ubamba, indicando al hombre del peinado alocado.

- Lo estábamos buscando - dijo Delta.

- Así me dijo Animal, ¿en qué puedo ayudarlos?

- Necesitamos que desactive una bomba bacteriológica. Nos queda poco tiempo.

- Muy bien, pero hay que ver si todo está bien aquí.

- Nosotros nos encargaremos de eso – interrumpió Mindreader – Me quedaré con alguno de ustedes para poner todo en orden.

- Yo me quedo – dijo Ubamba.

- Entonces, con Delta iremos por Pershing al lugar donde lo tenemos escondido.

Partimos con Delta y el Doctor Neutrón, hacia donde habíamos dejado a Pershing. Cuando llegamos al lugar había un hoyo en el mismo sitio donde lo habíamos dejado encerrado. Nos paramos al borde del hoyo.

- Despertó, Animal, se fue de aquí.

- No puede estar lejos, Delta, está con una pierna dañada. El ácido entró en su mecanismo – digo, tratando de calmar a Delta – No puede estar muy lejos…


_

No hay comentarios: