18.2.09

Arcángel #3

“Ángel Caído” (Parte 3 de 3)
Historia: Rodrigo Roa.

I

Los Perros de la Calle no eran la pandilla más organizada, pero si tenían a favor, el hecho de que realmente se protegían unos a otros. Y cuando planeaban algo, no tenían escrúpulos para detenerse antes de conseguirlo. Además, al estar apoyados por Serpentario y Nest, no tenían miedo a nada, y cada vez se hacían más atrevidos.

Por eso, no les había costado mucho trabajo forzar los candados de la casa de los Burke, entrar, destruir lo que pudiesen, y secuestrar al pequeño Joshua y a su abuela, ambos demasiado débiles para defenderse de una jauría. Uno de los tipos se golpeó en un brazo, al romper una de las ventanas, y con la misma sangre que brotó de su herida, no titubearon en dejar una advertencia que intimidara a quien realmente les interesaba, Jeremiah.

Los Perros llevaron a los secuestrados hasta un edificio abandonado, en otro de los barrios de Delta City. Allí los amarraron, y se prepararon para recibir a su “invitado”.

- Será mejor que se queden tranquilos – les dijo uno de ellos – Su querido Jeremiah llegará pronto… y más le vale no ser tan estúpido como para traer a la policía.

Joshua lloraba amargamente, lleno de miedo, y llamando a su hermano. La abuela apenas podía respirar, y su corazón palpitaba peligrosamente rápido. Los Perros estaban armados con palos y cadenas, y algunos portaban cuchillos y navajas. Eran cinco de ellos, y realmente estaban dispuestos a acabar de una vez por todas con la molestia de los Burke. Y si una intimidación como esta no funcionaba… estaban listos para llegar hasta las últimas consecuencias.

En ese momento, un ruido en el techo llamó la atención de los Perros. Miraron hacia arriba, pero no vieron nada. De pronto, una sombra se movió. Los Perros se inquietaron, y comenzaron a moverse por el lugar. Nada se veía. Dos de ellos se acercaron más a los secuestrados, mientras los otros buscaban por el lugar.

De pronto, otro ruido, aún más fuerte, en el techo, y una gran sombra cayó sobre uno de los Perros, noqueándolo.

II

- ¡¿Quién anda ahí?! – preguntó otro de los Perros, pero no obtuvo respuesta - ¡¿Quién $%#/ anda ahí?!

En ese mismo momento, un extraño proyectil, pequeño, con forma de triángulo, pero sin filo, voló desde la oscuridad hasta golpear en la cabeza a otro de los tipos. Girándose, los otros tres vieron surgir de las sombras al responsable de todo: un hombre de cuerpo vigoroso, vestido de negro, con pequeños vivos dorados, y un par de grandes alas.

- Hola, chicos, ¿me extrañaron? – dijo Arcángel, con ironía.

Los Perros se alteraron al verlo, y sin estar seguros de quién era, dos de ellos se fueron sobre él con sus armas. Arcángel recibió a uno de ellos con un rápido golpe de puño en el estómago. Esquivando la estocada del otro, desvió su brazo, y lo golpeó en el pecho, y de inmediato en la cara, derribándolo.

El último de los Perros había observado con atención, y sorprendido por la aparición de Arcángel, se atrevió a hablarle.

- No sé quién seas, pero no eres tú a quién esperábamos… ¡No te metas en nuestros negocios!

- Jeremiah Burke y su familia están bajo mi protección – dijo Arcángel - Él me contactó para que me encargara de ustedes… ¡y es lo que haré, ahora y siempre que se metan con ellos!

- Pues… ¡ese estúpido no debió cometer un error como ese! – dijo el último de los Perros, mientras corría al encuentro del defensor. Pero Arcángel esquivo dos golpes, y luego tomó su mano, le quitó el cuchillo, arrojándolo lejos, y le dio dos potentes puñetazos en la cara, que lo derribaron.

El defensor se agachó y tomó por la ropa al tipo que había derribado recién, y que parecía ser el líder del grupo. Acercándose a él, le habló, con voz fuerte y segura.

- Cuando te recuperes, corre la voz. Dile a todo el bajo mundo… ¡Arcángel ha vuelto, y esta vez no tiene piedad! – y dicho esto, lo golpeó con fuerza, haciendo que su cabeza se azotara contra el suelo, y dejándolo inconsciente.

Habiendo acabado con todos los tipos, Arcángel se dirigió a desatar a Joshua y la abuela. Ambos lo miraron con curiosidad, pero el defensor ni siquiera cruzó con ellos su mirada.

- Todo estará bien – fue lo único que salió de su boca, con la intención de calmarlos, pero sin revelarles nada.

Pero mientras los desataba, el defensor no notó que, detrás de él, uno de los Perros que había noqueado, se estaba levantando. De su chaqueta, sacó un arma de fuego, apuntó…

III

El sonido del arma retumbó por todo el lugar, e hizo saltar de miedo a Joshua y la abuela. Por un momento todo se quedó en silencio, e incluso el rebote de la bala en el metal pudo oírse.

El mismo Arcángel se había quedado inmóvil al escuchar el sonido seco de un disparo a pocos metros de él. Sólo cuando estuvo seguro de que no había recibido la bala en su cuerpo, y que no tenía ninguna herida, se giró, para ver la pistola en el suelo, y al tipo, derribado.

A unos metros de él, Angela Jamseck y Jake Stone lo miraban con cara de disgusto, pero también con la satisfacción de haber llegado a tiempo para golpear el Perro de la Calle, justo cuando apretaba el gatillo, y antes de que pudiese apuntar con claridad hacia el defensor. Arcángel sólo pudo agradecerles por eso, antes que cualquier otra cosa.

- Yo… Gracias… - dijo, con cierta timidez – No debieron arriesgarse…

- Recuerda que también fui una defensora – dijo de inmediato Angela, para luego cambiar su tono, y preguntar, con voz fuerte - ¿Qué fue todo esto, Arcángel?

Arcángel pensó por unos instantes en qué decir para no quedar mal. Pero luego se dio cuenta de que no había nada que ocultar. Decidió ser sincero, y dejar las cosas claras, porque si iba a tomar la responsabilidad de ser un defensor, tanto él como Angela debían saber a qué atenerse.

- Los siento… pero no hay excusa, Angela. Esto es lo que Arcángel será, ¡a partir de ahora!

IV

Tan sólo tomó un par de horas que la voz corriera por el bajo mundo de Delta City, y también por algunas otras ciudades de Eria. Arcángel había vuelto, y con una actitud más violenta que la conocida.

Por supuesto, los criminales de Delta City fueron los primeros en enterarse, y también los más interesados. Serpentario fue uno de ellos, y los mismos Perros de la Calle fueron quienes se lo dieron a conocer.

- Así que Arcángel ha regresado… Pero según su descripción, viste de negro, y es más agresivo… Jajá… Ese no es el mismo Arcángel que combatimos, se los aseguro – dijo el líder de Nest, tras pensar por un momento – Pero tranquilos, lo enfrentaremos pronto… Cometió un error al actuar así y desafiarnos… ¡Esto se pondrá interesante!

Los ojos de Serpentario brillaron, y las serpientes que siempre le acompañaban, se enroscaron y silbaron. Inmediatamente, el criminal dio algunas órdenes, y algunos de sus hombres salieron corriendo a las calles de la ciudad. El plan de Serpentario había comenzado…

V

Arcángel se había tomado unos minutos para poner a salvo a Joshua y la abuela. Angela y Jake lo esperaron en la azotea del edificio donde se había producido el rescate, y el defensor no los hizo esperar demasiado.

Apenas hubo llegado, Arcángel se sacó su máscara y habló como Jeremiah Burke.

- La abuela y Josh están a salvo, en el Domo – dijo Jeremiah - Ahora podemos hablar.

- Pues, lo que quiero que hablemos está más que claro, Jeremiah – comenzó diciendo la mujer, enojada – Te advertí que aún no estabas listo, y por poco sales herido… ¡Y además te robas el traje! ¿En qué estabas pensando? ¿Qué quisiste decir con que…?

- Angela, ¿no entiendes que no había otra forma de hacerlo? – Jeremiah no alcanzó a decir nada más, cuando la mujer ya hablaba de nuevo.

- ¡Pusiste en peligro nuestro plan, y te pusiste en peligro tú! ¡Robaste un traje que aún no te pertenece y arruinaste el regreso de Arcángel! ¡Debería despedirte!

En este punto, Jeremiah también se enfureció. Estaba convencido de que no había tenido ninguna otra salida, y creía que Angela no lo entendía.

- ¿Despedirme? ¿Realmente quieres despedirme? ¡Pues, hazlo! Pero debes entender, que lo que hice fue lo mejor que pude haber hecho. Era la única forma de salvar a las únicas personas que me importan realmente en este mundo.

- Pero no tenías que robar el traje… - respondió Angela.

- Escúchame bien, Angela. Si hemos de trabajar juntos, y si quieres que yo porte el manto de Arcángel, deberás entender cómo serán las cosas. A partir de ahora, Arcángel no será piadoso como el anterior. Seré un ángel de venganza y castigo, y nadie escapará. Es la única forma en que debe ser, la única manera de hacerles pagar… Y si eso no te gusta… perfecto, dímelo ahora y despídeme, si te parece lo mejor.

Angela miró al joven. Jeremiah ya no era un niño, ni un adolescente. Sabía lo que estaba diciendo. Ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder, y las ideas de ambos acerca de lo que debía ser Arcángel, eran incompatibles.

- Jeremiah… te hemos entrenado, y te elegimos después de una ardua búsqueda. No perderé todo así. Pero créeme… No sabes lo que dices. ¡No te equivoques! Serás Arcángel, pero no estarás desatado sobre Delta City. Aún me debes respeto… pero más aún, debes responderle a la misma gente que te importa… Piensa en eso.

- ¿No me despedirás? Pues, bien… No cambiaré lo que pienso, Angela… Arcángel ha vuelto, y será un ángel sin piedad. Y aunque te deba respeto, tú también deberás aceptar lo que pienso.

Jeremiah se puso su máscara, y se elevó, propulsado por las alas cibernéticas que le permitían volar. Angela y Jake quedaron ahí, solos, y el ayudante de Angela, se atrevió a hablar, después de haber presenciado toda la escena.

- Señorita Jamseck… ¿Está segura que este chico es el correcto?

- No lo sé, Jake… Sólo espero que no esté equivocado… Y que no haga nada de lo que nos podamos arrepentir…

Y Angela dejó que Arcángel volara. Pero no alcanzaba a dimensionar lo que había liberado. Ya no era un Arcángel como el anterior, que traía luz y salvación. Esta vez, se trataba más bien, de un ángel caído.


Fin...
_

No hay comentarios: