30.12.08

Arcángel #1

“Ángel Caído” (Parte 1 de 3)
Historia: Rodrigo Roa.

I

Jeremiah Burke caminaba, como todos los días, por las calles de Breahtless Town, el llamado “Barrio del Ahogo”, en Delta City. Ningún pensamiento que lo hiciera sonreír pasaba por su mente, mientras en sus grandes audífonos sonaba Massive Attack. No sabía exactamente si llegar a su casa lo aliviaba o lo hacía sentir peor.

Entrar después de sacar las tres cadenas de la puerta, cerrarlas nuevamente, ordenar todo y ver que nada faltase a su abuela y su hermano menor, Joshua, eran acciones que repetía a diario, sin variación. Y era la única forma de vida que podían tener.

Vivir en Breathless Town era una maldición para aquellos que quisieran tener una vida tranquila. La única forma de conservar el status de tu vida, era manteniéndose en silencio a lo largo de tu vida, o teniendo relaciones cercanas con los “Perros de la Calle”, pandilla que controlaba cada aspecto de la vida de los habitantes del barrio.

Lamentablemente para él y su familia, Jeremiah no cumplía ninguno de los requisitos. Después de las innumerables veces en que el joven los había enfrentado, los Perros de la Calle no dejaban tranquila a lo que quedaba de la familia Burke, y le hacían sentir cada día a Jeremiah, que tenían “cuentas pendientes”. Por eso las cadenas en la puerta, y por eso el inmenso temor con el que dejaba la casa cada vez que salía por necesidad.

Sin tener un trabajo estable, y sabiendo hacer un poco de todo, Jeremiah se las arreglaba para ocuparse en una cosa por aquí y otra por allá. Pero nada lo suficientemente bueno. Pero si había algo que manejaba completamente, era la vida en la calle. Jeremiah sabía con quién debía tratar, de quién debía cuidarse, y cómo había que vivir en esta ciudad. A lo largo de su vida, había tratado con pandillas como Nest y los Perros de la Calle, y había visto en acción a los peores criminales de la ciudad, como Bloodface, Arlequín y Serpentario, entre otros. Había visto también en acción al gran héroe de la ciudad, Arcángel, y apreciaba su esfuerzo, a pesar de que siempre le pareció que era demasiado compasivo en su trato con tipos que merecían el peor de los castigos.

Jeremiah conocía el mundo en el que se desenvolvía, pero sin duda habría cambiado ese conocimiento por la oportunidad de estar en otro lugar, y por tener los medios para hacer que las cosas enderezaran su camino, para poder entregarle a su pequeño hermano y a su débil abuela, al menos, un lugar tranquilo y digno donde vivir sin el miedo ni el peligro constante que los acechaban.

II

El pequeño Martin Balker recorría toda la sala, jugueteando con todo lo que encontraba. A sus apenas 18 meses, destacaba su gran curiosidad y energía. Su madre, Angela Jamseck, antiguamente conocida como la heroína Swallow, cuidaba que nada lo dañase, pero le dejaba gran libertad en sus acciones. El pequeño era el único recuerdo de su amado James, el hombre detrás de la máscara de Arcángel, el héroe de Delta City, desaparecido después de la “Última Guerra”. Angela tenía la certeza de que ya no estaba en este mundo, pero su recuerdo perduraba al ver a su hijo.

Mientras observaba al pequeño Martin, Angela hablaba con su asistente, Jake Stone. Éste había sido un ayudante muy fiel para el padre de Angela, el señor Martin Jamseck, fallecido hace años, y le había ayudado a construir el laboratorio en el que se encontraban. Gracias al arduo trabajo de ambos, Jamseck Labs, ubicados en el Domo de Delta City, se habían convertido en un centro importante para el desarrollo tecnológico de Eria, rivalizando incluso con Mechanix City, la ciudad tecnológica por excelencia.

A Angela le preocupaba una sola cosa, la misma que le había dado vueltas en su mente desde el día del despertar en este nuevo mundo: Delta necesitaba a Arcángel. Era cuestión de tiempo antes de que los criminales se reorganizaran, y sin un defensor que los protegiera, crear un caos o apropiarse de la ciudad era pan comido para ellos. Por ello, había convencido a Jake para desarrollar nuevos prototipos del armamento que usaba James Balker para operar como Arcángel. Ese armamento, diseñado por el propio Martin Jamseck, había sido destruido en la “Última Guerra”, pero los diseños aún pertenecían a Angela.

- Jake, mi padre construyó todo el equipo para Arcángel – dijo Angela – Tenemos los medios para hacerlo. ¿Me ayudarás con eso?

- Está bien, señora Jamseck – dijo Stone, tras pensarlo por un momento.

- Muy bien. Pues entonces, mientras tú te encargas del equipo, yo me centraré en la búsqueda del hombre que lo usará… ¡No puede ser cualquiera!

Secretamente, Angela había observado a lo largo y ancho de la ciudad. Sus habilidades de observación le habían ayudado en su época de heroína, y también en su trabajo de doctora en el Hospital General de Londres, y luego en el de Delta City. Y en su mente rondaban dos candidatos, que calzaban idealmente con el perfil que, según ella, debía tener el nuevo Arcángel. Uno de ellos, era el mismo Jake Stone. El otro, Jeremiah Burke.

III

Las calles de Delta City solían estar vacías por las noches, desde el tiempo en que Arcángel había comenzado a vigilar. Muchas pandillas se le habían opuesto desde el día uno, y otras que ya tenían cierto control en los barrios bajos lo habían enfrentado constantemente. Pero el defensor había frustrado innumerables planes de todos los villanos que rondaban la ciudad.

Por eso, cuando el defensor dejó de aparecer, muchos criminales se sintieron con la libertad de salir de sus escondites y actuar sin restricciones. Pero hasta ese momento, sólo criminales menores habían resurgido. Los más grandes e importantes permanecían reorganizándose, y alertas, por si el defensor regresaba.

Pero los días de espera ya habían acabado para algunos. Fue así como se comenzó a oír en las calles y callejones, el rumor del regreso de Serpentario, y su organización, Nest, el “nido de serpientes”. Algunos eligieron unírsele, pero otros simplemente huyeron y dejaron las calles libres para él.

Los Perros de la Calle eran una pandilla reciente. Formada exclusivamente en Breathless Town, jamás habían enfrentado a Arcángel, porque no solían salir de su barrio. Pero en los últimos meses antes de la “Última Guerra”, habían estrechado sus lazos con Serpentario y Nest. Por eso, escuchar de su regreso fue casi una alegría para ellos, ya que sabían que con esa relación podrían crecer en importancia y ser respetados en la ciudad entera. Así, las actividades de estos grupos comenzaron a ser más frecuentes, y también más atrevidas.

Poco a poco, las calles de Delta se convertían en un lugar oscuro, y la ciudad gritaba por alguien que la limpiara una vez más.

IV

A pesar de su aparente calma, y de ser un hombre introvertido, Jake Stone había dado incontables muestras de su gran inteligencia. Era un hombre de gran esfuerzo, que siempre estaba dispuesto a trabajar un poco más. Martin Jamseck reconocía esto, y por ello lo tuvo a su lado y le entregó grandes responsabilidades. Y si bien, no estuvo involucrado en el desarrollo del equipamiento original de Arcángel, aprendía rápido.

Esos días había trabajado arduamente, y casi sin descanso, para cumplir las instrucciones de Angela. Sentía como si trabajar para ella fuera una extensión de su trabajo con el señor Jamseck. Era casi una deuda por todo lo que había hecho por él. Secretamente, Jake sabía que Jamseck también le debía una parte de su éxito, por lo que esperaba tan sólo ser reconocido en algún momento, pero esos pensamientos no estaban en su mente cuando trabajaba.

Por todo ello, Angela se había fijado en él como uno de los candidatos a ser el nuevo defensor de Delta City. Su esfuerzo, su constancia, su dedicación, su inteligencia y su lealtad parecían ser atributos valiosos para tal responsabilidad. Sin embargo, Angela pensaba que algo faltaba en este hombre. No sabía exactamente qué era, pero para ser Arcángel se necesitaba algo más, y no estaba seguro si Jake Stone era el indicado.

Y mientras éste trabajaba, Angela seguía de cerca al otro candidato. Jeremiah Burke era un chico que parecía compartir muchas de las características de Stone, pero desde una mirada un poco más… oscura. Tal como lo que había vivido su amado James, antes de ser Arcángel. ¿Sería esa extraña y oscura “motivación” lo que se necesitaba?

Ese día, Angela siguió durante largo rato a Jeremiah, decidida a descubrir de una vez y por todas si él era el indicado.

V

Los lunes eran los peores días del año, según Jeremiah. Todos acelerados en la ciudad, y todos los lugares llenos de gente. Y la sensación de no pertenecer a ese mundo de stress y responsabilidades confundía al joven. No sabía si quería hacerlo, pero si sabía que debía.

Ese lunes había conseguido una entrevista de trabajo en el centro comercial de Delta City. Y luego de acudir a la cita, volvió a caminar a su casa, tal como todos los días, pensando en repetir su rutina, y en cuanto le desagradaba eso. Pero este día, notó algo distinto. Había un par de personas alrededor suyo que no pertenecían allí, y que se movían sospechosamente.

Jeremiah puso atención. Comenzó a pensar sus siguientes movimientos sin amedrentarse. Caminó por la misma calle, hasta que vio un callejón, y entró en él. Los dos hombres que le seguían, eran fornidos, llevaban ropas anchas y mochilas, y su expresión no daba una buena impresión. Sin embargo, ante la rapidez del joven, lo perdieron de vista entre la masa de gente, así que no vieron su movimiento. Ambos siguieron avanzando y buscándolo con la vista. Cuando pasaron por el callejón, Jeremiah, que se había ocultado entre la basura, extendió su brazo y depositó suavemente un papel en la parte trasera de la mochila de uno de los tipos, para luego salir corriendo muy rápido, y con movimientos inteligentes, perderse entre la multitud.

Los dos hombres no alcanzaron a reaccionar. Tomaron el papel, y leyeron su contenido: “Mejor suerte para la próxima. Saludos a los cachorros”. Los hombres se miraron y con expresión de rabia se dieron cuenta de que se les había escapado. Furiosos ante tal burla, dejaron el lugar.

Jeremiah corrió un par de cuadras. Cuando notó que ya no lo seguían, sonrió por un instante. Pero luego, su expresión cambió, y su ira permanente volvió a manifestarse. Volvió a dirigirse a su casa, pero a los pocos pasos, vio que una mujer lo miraba atentamente.

Angela había observado todo lo ocurrido. Se había dado cuenta de la astucia y el atrevimiento del joven, y de cómo conocía la calle. Por ello lo buscó después de que saliera corriendo. Cuando lo tuvo frente a ella, se acercó amablemente y le entregó una tarjeta.

- Hola. Soy Angela Jamseck, de Jamseck Labs – le dijo – Vi cómo te las arreglaste para escapar de esos tipos… y digamos que me interesan tus habilidades… ¿Te interesaría trabajar para mí?

Jeremiah estaba sorprendido de que alguien le hablara de la nada. Pero le agradó escuchar la parte del “trabajo”. Miró la tarjeta, y luego a la mujer. Le parecía confiable. Así que preguntó lo más lógico que se le vino a la mente.

- ¿Dónde tengo que estar?

- Ven al Domo de Delta City, mañana al atardecer. Allí te esperaré para explicarte con claridad mi ofrecimiento… Espero que no te acobardes cuando veas de qué se trata – le dijo Angela con cierta ironía.

- ¿Acobardarme yo? – respondió Jeremiah - ¡Já! Parece que no observaste lo suficiente.

Angela sonrió y dejó al joven. Jeremiah volvió a mirar la tarjeta, y se preguntó qué clase de trabajo podían ofrecerle allí. No entendía la relación entre sus habilidades para vivir en la calle, y un trabajo. Así que la curiosidad lo dominó y decidió prepararse para ir al Domo.

Al día siguiente, Jeremiah llegó a la hora señalada. Tocó la puerta, y Jake Stone lo recibió. Se identificó, y Stone lo guió hasta un amplio salón, donde el joven vio a Angela sentada junto al pequeño Martin. Jeremiah saludó atentamente.

- Ya estoy aquí, señorita Jamseck.

- Puedes llamarme Angela… Jeremiah.

El joven se sorprendió de que ella conociese su nombre. Y algo comenzó a parecerle poco común. Miró alrededor y vio como allí había partes de un extraño equipamiento. No se atrevió a hablar primero, y esperó que Angela hablara.

- Verás, Jeremiah Burke… el trabajo que te ofrezco es bastante poco tradicional – hizo una pausa, y se puso muy seria - ¿Has oído hablar de Arcángel?

Y señaló una cortina que Jake Stone se encargó de remover. Detrás de ella, iluminadas, se encontraban las alas del antiguo defensor de Delta City. Jeremiah comprendió de inmediato lo que pasaba. Sorprendido y extasiado, miró a Angela con una sonrisa.

- Cuente conmigo, Angela.


Continúa...
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