Historia: RXM.
I
El
hombre que se identificó como Códex estuvo varios minutos hablando a los
defensores acerca del viaje que había hecho desde Inglaterra hasta Eria para
llegar a ellos y contarles lo que sabía. Los héroes escuchaban con atención su
narración, porque este hombre parecía ser sincero y confiable, demostraba
seguridad y amabilidad en sus palabras.
—Así
que has venido a contarnos lo que sabes acerca de Logos… pero, ¿cómo llegaste a
saberlo? —preguntó el Amo de los Espejos.
—Lo
más probable es que no lo sepan, ya que no es algo que suela salir a la luz,
pero mi nombre, Códex, es el nombre que se la da en cada generación, desde hace
centurias, al guardián de la magia en todas sus formas y amo del conocimiento
mágico de todos los planos. Por ello, tengo acceso a planos que ustedes no
pueden ver y que la mayoría apenas imagina que existen. En esta nueva era que
comienza he decidido darme a conocer como el actual Códex, porque el mundo lo
necesita.
Los
héroes estaban más que sorprendidos con esta revelación. Nunca habían escuchado
hablar de ese “cargo” de “guardián de la magia” y todo lo que les había dicho
este hombre. Pero existían leyendas que hablaban de antiguos hechiceros que
acumulaban un gran poder mágico y se transformaban en hombres sabios y
poderosos, tal como Merlín, a quien Códex mencionó como el más conocido de sus
antecesores.
—Pero
ya son suficientes palabras para presentarme. Es momento de que les muestre… —y
diciendo esto, Códex se levantó y les indicó a todos que se ubicaran a su
alrededor, formando un semi círculo.
Los
defensores se prepararon, y Lady Star, que había accedido hasta cierto punto
aceptable a la mente del hechicero, movió la cabeza afirmativamente, en señal de
confianza en la veracidad de sus palabras.
—Lo
que verán ahora, será simplificado por sus sentidos, para que puedan
comprenderlo —les advirtió Códex—. Haré un hechizo que nos dará acceso a un
plano que ustedes no conocían previamente, y que nos mostrará parte de lo que
realmente pasó con Logos…
Y
dicho esto, los ojos de Códex brillaron, y pronunciando unas extrañas palabras provocó
que todo el salón se transformara a vista de los presentes, en un plano de
existencia completamente distinto. Los ojos de los defensores también
brillaban, y a través de ellos veían un extraño lugar donde parecía no haber
tiempo ni espacio. Y Códex comenzó su narración.
II
“Hace
cuatro años, tras caer derrotado por los grupos de héroes más poderosos de dos
mundos, el ser conocido como Logos quedó atrapado en el limbo ubicado entre
ambas realidades. Su viaje interdimensional lo llevó por diversos planos, donde
conoció cosas que nadie más conoce. Sin embargo, su destino final sería el que
transformaría todo para él.
Para
comprender lo que realmente pasó, deben olvidar sus nociones de las grandes
fuerzas cósmicas que existen. No se trata sólo de Cielo e Infierno como ustedes
siempre han creído. Existe más que eso. Es muy largo de explicar, pero para que
su entendimiento humano lo comprenda, les diré que existe una tercera fuerza
universal de creación. Es un plano intermedio entre el Cielo y el Infierno, y
en la Lengua de los Ángeles era llamado Nardom, aunque a su conciencia
prístina, en lenguaje más vulgar, también se le ha llamado el “Fabricante de
Dioses”.
Por
eones, esta conciencia, y por tanto, este plano, ha estado adormecido. Por ello
es que no se conoce su existencia, al quedar relegado a un segundo plano en el
eterno conflicto entre las dos fuerzas principales de la actual creación, el
Cielo y el Infierno. Estas dos fuerzas ensombrecieron a Nardom durante toda la
historia de la creación del actual universo, ocultando su existencia incluso
para los más sabios y poderosos seres vivientes. Pero la realidad ha cambiado.
Después
de la que los humanos conocen como la “Última Guerra”, la realidad universal
quedó en un estado de “catalepsia cósmica”, si es que pudiese darle un nombre.
Pero las cosas no desaparecen, sino que solo se transforman. En lugar de
nuestra realidad, surgió otra, donde una serie de hechos que no explicaré
ahora, permitieron que la nuestra volviera a despertar, a seguir su curso. Pero
con una gran diferencia: Nardom había despertado una vez más, y el “Fabricante
de Dioses” estaba consciente.
El
resultado de la “Última Guerra”, y el despertar del nuevo mundo, no se tratan
de si el Cielo y el Infierno aún “existen”, sino de que ahora también “existe”
Nardom, y por razones lógicas, busca equiparar el poder que las otras dos
fuerzas cósmicas llegaron a poseer en los eones que le tomaron de ventaja. Es
lógico, porque el universo y todos sus planos deben mantener un equilibrio para
seguir existiendo de la forma en la que lo conocemos, y los tres poderes
cósmicos conforman ese equilibrio.
Es
así que a lo largo de su existencia, Nardom ha creado “divinidades”, tal como
el Cielo lo hizo con sus propios Ángeles y Dioses, o el Infierno con sus
Demonios. Itnok e Itfad, los dioses del Destino y la Fe del pueblo Hachit, son
ejemplos de la existencia de Nardom. Pero necesita más. Y Logos llegó a Nardom
por la casualidad que supuso el quedar atrapado entre planos tras su batalla
con los Defensores Unidos y la llamada Liga de la Justicia. Por ello es que se
le han otorgado poderes de nivel divino. Y debemos comprender que lo haga,
porque Nardom lo hace para mantener el equilibrio necesario”.
—Entonces,
¿Logos es realmente un dios? —preguntó intrigado Dragón Blanco, una vez que
Códex terminó su narración.
—Si
ustedes consideran que Zeus, Ra, Quetzalcóatl y otros como ellos son dioses,
entonces Logos también lo es —respondió Códex—. Y es normal que clame ser la
razón por la que el nuevo mundo despertó, si consideramos que Nardom despertó
junto al nuevo mundo.
Los
defensores aún estaban anonadados con el espectáculo que habían presenciado. El
cuarto se había llenado de luces y habían visto la realidad deformarse de tal
forma que no reconocían el lugar donde estaban de pie. O quizás no fuera el
cuarto, sino que sólo lo que sus ojos les mostraban. Pero más sorprendidos
habían quedado con la explicación. Logos era realmente un dios, y no tenían
razón para negarlo.
—¿Y
qué deberíamos hacer ahora? —se preguntó Black Force, como pensando en voz alta—.
¿Sólo observar como la gente cree en Logos?
—Ninguno
de nosotros tiene el derecho a imponer lo que las personas deben creer —respondió
Códex.
—Pues
bien —concluyó Lady Star—. Aunque él sea un dios, aún así no confío en su
Iglesia. Debemos hacer un plan de contingencia. Y por ahora, sólo observaremos
las consecuencias que todo esto traerá para el mundo…
III
Todos
y cada uno de los defensores habían quedado en un profundo estado de
introspección, tratando de comprender y asimilar todo lo que se les acababa de
revelar a través de la magia de Códex. Los que eran considerados líderes entre ellos,
se encontraban reunidos junto al hechicero diseñando un plan de contingencia, y
preparándose para las eventualidades del futuro cercano.
Algunos
otros defensores, ya más tranquilos, habían recurrido a los medios de
comunicación para distraerse e informarse. De pronto, en la televisión se dio
un anunció al que pusieron más atención:
—“…
la Asamblea de la ONU ha decidido dar un
gran respaldo a la Iglesia de Logos, y ha invitado al Cardenal Raymond Curtis a
una sesión extraordinaria donde se tratará la situación del mundo en relación a
la nueva religión de Logos. La Asamblea será realizada mañana a primera hora,
en la capital de Eria, y se desconoce si los defensores tendrán algún tipo de
representación…”.
Quienes
escucharon esto de inmediato se lo comunicaron a todo el resto. Era fundamental
que los defensores tuvieran participación. Por ello, incluyeron esa Asamblea en
los planes inmediatos. Lady Star, el Amo de los Espejos y Dragón Blanco fueron
los seleccionados para asistir. Mientras, Black Force se refirió a algo que
preocupaba a la mayoría desde hace días.
—La
Mujer de Fuego y algunos otros de nosotros hemos seguido buscando a los
desaparecidos, y no hay grandes novedades —dijo Black Force—. Pero gracias a la
ayuda de Códex y Lady Star, hemos localizado a Quick.
Un
murmullo se extendió por el salón. Era un alivio escuchar eso. Sin embargo,
Black Force continuó.
—El
problema es que no fuimos nosotros quienes logramos ubicarlo, sino que alguien
contactó telepáticamente a Lady Star para decirnos que lo tienen. Y quieren que
yo vaya a buscarlo, solo.
—Debe
ser una trampa, Black Force —dijeron varios, de inmediato.
—Puede
que lo sea —replicó este—. Pero no podemos arriesgar a Quick. Iré, y seré
precavido. Debemos solucionar todo de una vez, y mañana será el día en que lo
haremos… Vamos, ¡todos en marcha!
IV
El
calor del desierto no había logrado detener a dos jóvenes defensores que volaron
por varias horas en dirección a la ciudad. Blackbird y el Hombre de Fuego ya
habían llegado a una zona mucho más templada, y muy cercana a la ciudad, y
además la noche les había dado refugio del calor. Sin embargo, les preocupaba
no saber que había sido de Quick, a quien habían enviado adelante a prevenir a
los defensores acerca de la verdad acerca de Logos, tratando de ayudar para que
no se le opusieran e hicieran mejor las cosas.
—Espero
que Quick ya les haya contado a todos —dijo Blackbird.
—Si,
y yo espero que encontremos pronto alguna gota de agua —respondió con ironía el
Hombre de Fuego.
—¿El
Hombre de Fuego hablando de agua? Qué curioso —dijo divertidamente Blackbird,
tratando de relajar el ambiente.
—Llámame
Justin —le respondió—. Y créeme, aunque sea el Hombre de Fuego, también siento
calor y sed.
—Y
yo soy Adam —dijo Blackbird, sonriendo—. Mi nombre es Adam Johnson.
Justin
sonrió, ya que al fin le había confiado su nombre. Y mientras hablaban con más
confianza, la ciudad comenzó a aparecer frente a sus ojos. Habían llegado a Angalil,
y ya estaba amaneciendo. Volaron sobre varias cuadras hacia los barrios más
cercanos al centro de la ciudad. La gente que los veía pasar los miraba con
extrañeza y recelo, y lo notaban. Mal que mal, eran defensores, y su imagen
estaba por los suelos.
De
pronto, Blackbird sintió algo extraño. Era como si por un segundo, todas las
emociones del lugar que los rodeaba hubiesen sido bloqueadas por un extraño
vacío. Eso le provocó cierta angustia al joven defensor, y su poder comenzó a
manifestarse con un aura negra alrededor de su cuerpo.
—¿Qué
sucede, Blackb… Adam? —preguntó preocupado el Hombre de Fuego.
—No
lo sé… es como si… algo o alguien pudiese… crear vacío…
Y
antes que terminara de decir eso, un poderoso rayo de energía pasó muy cerca de
ellos, logrando apenas esquivarlo. Frente a ellos ascendían dos figuras: Erdol
y Void.
—Hasta
aquí llegan, jovencitos. Tal como su amigo, Quick —dijo burlonamente Erdol.
—¿Qué?
¿Qué le han hecho a Quick? ¿Quiénes son ustedes? —preguntó Blackbird.
—Tu
amigo podrá decirte que yo soy Erdol, y mi hermano en la fe aquí presente es
Void —respondió Erdol—- ¡Y seremos los últimos a quienes verán mientras estén
con vida!
Y
dicho esto, Erdol y Void lanzaron poderosos ataques sobre los jóvenes
defensores. La batalla había comenzado.
V
Black
Force se dirigió al lugar que le había indicado el misterioso personaje que
había contactado telepáticamente a Lady Star. Era la azotea de un edificio
ubicado en los barrios marginales de Angalil. Cuando llegó, no había nadie allí.
Aún.
Inspeccionó
cada rincón de la azotea y sus alrededores, tratando de descubrir cuál podía
ser la trampa que le tenderían. De pronto, la puerta que conectaba las
escaleras del edificio con la azotea se abrió. A través de ella, aparecieron dos
figuras. Black Force se sorprendió enormemente, porque no esperaba a ninguno de
los dos. Y de la sorpresa pasó a la ira, cuando no vio a Quick entre ellos.
Predicador
y Shark se pararon frente al defensor. Sus miradas se cruzaron, pero Shark no
parecía tan decidido, por lo que desvió su mirada y se apartó. Black Force miró
directamente a Predicador. Sabía lo peligroso que este hombre podía ser.
—Black
Force, es una buena señal que hayas venido tal como te lo pedí —dijo Predicador—.
Y como verás, traje a Shark conmigo para que todo sea transparente, sin
engaños.
—¿Dónde
está Quick? —preguntó violentamente Black Force—. ¿Acaso tú tienes a los
chicos?
—¡No
te adelantes, Black Force! —le respondió Predicador—. Sólo puedo responder por
Quick… Supongo que el resto podrá cuidarse solo… —y sonrió maliciosamente, para
luego continuar—. Si quieres que te dé a Quick, deberá pasar algo antes… ¡Algo
que hará que los defensores caigan definitivamente!
Black
Force se llenó de rabia y avanzó un par de pasos, hasta quedar a escasos
centímetros de Predicador. Lo miró con furia y lo tomó de sus ropas.
—¡Ya
basta de juegos, Predicador! Si tú estás detrás de todo esto, ¡te juro que lo
pagarás!
De
pronto, Black Force sintió un poderoso golpe en su cuello, e inmediatamente
cayó al suelo, inconsciente. Predicador se acercó a él y miró su cuerpo
derribado, sonriendo.
Shark
dio un paso más cerca del cuerpo del defensor y lo miró con una expresión de
pesar. En su mano, tenía un gran trozo de concreto, roto por el golpe. Shark
apenas pronunció unas palabras, susurrando.
—Lo
siento, Black Force...
Continúa...
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