Historia: RXM
I
Washington DC, Estados
Unidos.
Lady Star llevaba varias semanas siguiendo
el rastro del tipo que ahora tenía frente a sus ojos. Ahora sólo estaba a
metros de él. Lo observaba, y esperaba el mejor momento para aprehenderlo. Sólo
bastaba que el tipo dudara.
En el mismo momento, los candidatos
presidenciales llegaban hasta el lugar, la Universidad de Georgetown. Estados
Unidos vivía un momento trascendental para su futuro político, y la seguridad
era extrema. Pero el tipo al que seguía la heroína había demostrado tener
bastantes recursos.
El
tipo estaba parado a la orilla de una enorme y profunda pileta observando a la
distancia a los candidatos presidenciales, y Lady Star lo observaba a él desde
la azotea de un edificio pequeño, a algunos metros del lugar. El sujeto miró en
todas direcciones, y de pronto, pareció decidirse a actuar.
Dio
un paso, y Lady Star se preparó para entrar en acción. Pero no fue necesario.
Súbitamente, saltando desde el agua, del fondo de la pileta, un hombre se arrojó
sobre el sospechoso y lo redujo. De
inmediato, los guardias de seguridad del gobierno se acercaron y tomaron
detenido al sujeto. Lady Star, sorprendida, bajó a agradecer a quien había
hecho la detención.
—Gracias,
Shark. No esperaba verte por aquí —dijo la heroína.
—Llevo
un tiempo investigando a este sujeto. Y no podía dejar que se escapara hoy —respondió
Shark.
—Que
coincidencia. Al parecer ambos seguíamos la misma pista —dijo Lady Star. Luego,
hizo una pausa, y tras unos segundos, dijo algo que rondaba por su cabeza—. ¿Sabes?
Ahora que estás aquí… Creo que tenemos que hablar… Acerca del futuro de los
Defensores Unidos.
—Es
como si leyeras mi mente —dijo Shark, sonriendo.
II
La
sede de Defensores Unidos estaba ubicada en Angalil, capital de Eria. Lady Star
y Shark se dirigieron hacia allá, poco después de su encuentro casual en
Estados Unidos. El edificio aún tenía sus sistemas operando, ya que había
servido como centro de reuniones de los héroes durante el asunto de la Iglesia de Logos.
—Es
bueno ver que este lugar aún es útil —dijo Shark.
—Si…
Pero sería mejor verlo ocupado con personas. Dime, Shark… ¿crees que podrían
funcionar los Defensores Unidos sin sus miembros más importantes, como el
Capitán Cometa, o el Hombre de Fuego original?
—No
creo que haya problema, Lady Star —respondió el defensor—. Debemos continuar su
legado. Y sin duda, hay muchos héroes que quisieran ser parte. ¿Alguna
sugerencia?
—Tengo
a algunos en mente. Pues bien… aún sin ellos, debemos intentarlo. Y este es
oficialmente el inicio. Los Defensores Unidos vuelven —dijo la heroína.
Tras
acordar algunos nombres, se separaron, y partieron en busca de los defensores
que creían mejores para ser parte del equipo. Lady Star comenzó por la misma
ciudad donde se encontraban, mientras Shark se dirigió a Windham.
En
Angalil, la heroína buscó al nuevo defensor que conoció durante los primeros
días de este nuevo mundo. Gracias a sus poderes psíquicos, no le fue difícil
hallar a Blackbird.
—Hola,
Blackbird… —lo saludó—. Tengo una invitación que hacerte.
—¡Lady
Star! —respondió el joven, sorprendido—. Qué bueno verte de nuevo. Dime, ¿cuál
es tu invitación?
—Estamos
reformando a los Defensores Unidos. ¿Te gustaría ser parte?
—Sería
un honor, Lady Star. ¡Por supuesto que acepto!
—Muy
bien, Blackbird… Nos reuniremos en la sede. Yo buscaré a otros que podrían
unirse. ¡Nos vemos allá!
La
heroína se dirigió a Northcrem. Defensores Unidos estaba en marcha una vez más.
III
El
Hombre de Fuego aceptó gustoso, honrado por ocupar el lugar de su hermano. Lady
Star había pensado en Blackbird y el nuevo Hombre de Fuego, tras su destacada
participación durante la crisis de la Iglesia de Logos.
Ya
eran cuatro, y para encontrar al siguiente miembro, la heroína se teletransportó
usando sus poderes, hasta la selva del Amazonas en Brasil. Allí buscó a Black
Force.
—¿Qué
dices, Black Force? —preguntó, tras explicarle—. Pensé en ti, porque
necesitamos alguien poderoso y con experiencia. Necesitamos un líder.
El
héroe lo pensó un momento. Conocía a Lady Star, y sabía que no le hubiese
pedido esto si no estuviese realmente convencida. Luego de un momento, habló.
—Lo
siento, Lady Star. No me uniré a tu equipo. Sabes que trabajo solo, y unirme a
Defensores Unidos me desviaría de mis preocupaciones… Además, creo que tú eres
lo que el equipo necesita. Tú eres la líder ideal.
—¿Es
esta tu respuesta definitiva? —preguntó la mujer, sorprendida.
—Si…
Lo siento —dijo el defensor, mientras comenzaba a caminar—. Que tengas suerte.
Lady
Star no insistió. Ser parte del grupo tenía que ser una decisión personal. De
inmediato, se dirigió a su siguiente destino: Speedway City, en Eria.
En
esta ciudad encontró a Nick Bradford, piloto del robot conocido como Megabot.
—Sé
que hasta ahora has sido miembro de Ultra Force —le dijo—. Pero creo que serías
un gran aporte a nuestras filas. ¿Qué dices?
—Pues,
digo que… ¡Estaba esperando este momento! —dijo Bradford, casi sin pensarlo.
Poco
después, Lady Star volvía a la sede y comparaba notas con Shark, que llegaba
desde Windham.
—Me
he comunicado con Snowstorm, y se nos unirá en los próximos días —dijo el
defensor—. Pero en Windham no he logrado ubicar a Tornado…
—Pues
sin él, y con el rechazo de Black Force… Aún nos faltan miembros. ¿Alguna idea?
—preguntó la heroína.
—Eh…
si nos permiten —interrumpió Blackbird—. Creo que Justin y yo tenemos algunas
sugerencias.
IV
Speedway City, Eria.
Quick
no solía detenerse a menudo, pero no pudo seguir corriendo al ver aparecer a
Lady Star en medio de su camino. Sabía la importancia de esta heroína para el
mundo, y le sorprendía verla allí. La escuchó con atención.
—No
tuve el gusto de conocerte antes, pero tus amigos me han hablado buenas cosas
de ti —le dijo la defensora—. Por eso he venido a invitarte a que te unas a
nosotros.
—¿Yo?
¿En los Defensores Unidos? ¡Debes estar bromeando! —dijo Quick, sorprendido y
extasiado.
—No
estoy bromeando, Quick. Te hablo totalmente en serio.
—¡¡Yuhuu!!
—exclamó el joven—. ¡Esto será lo mejor de mi vida!
Quick
partió corriendo de alegría, sin detenerse hasta llegar a la sede de los
Defensores, en Angalil, tan sólo un par de minutos después.
Lady
Star tomó eso como un si, aunque no estaba segura de que el chico tuviera la
madurez suficiente para ser parte del equipo de defensores más importante del
mundo. Decidió darle una oportunidad antes de juzgarlo, y luego se
teletransportó a la que sería su última parada. En Delta City, esperaba
encontrar al nuevo Arcángel, e invitarlo a ocupar el lugar de su antecesor en
el grupo.
En
la azotea de un edificio, y sin siquiera mirarla de frente, el defensor de la
ciudad escuchó a Lady Star.
—Arcángel,
quiero que seas parte del equipo, tal como lo fue tu antecesor —le dijo la
heroína.
—Primero,
Lady Star, te darás cuenta de que yo no soy mi antecesor… Así que no creas que
siquiera me parezco a él. Digamos que yo hago las cosas de una forma un poco…
distinta —le respondió el defensor.
—¿Y
eso que significa?
—Pues,
que no me uniré a tu banda —respondió Arcángel, con desdén—. No me gustan sus
juegos de defensa mundial, y la fama que los rodea. Tengo otros intereses…
aquí, en esta misma ciudad. Sus calles tienen suficiente suciedad como para que
además me preocupe del mundo entero, y de sus equipos de camaradería.
Lady
Star se irritó ante tal respuesta. No imaginaba que el nuevo héroe que llevaba
el nombre de Arcángel, fuese tan distinto, tan oscuro y tan frío. Lo dejó
seguir hablando.
—Ahora,
si me permites… Tengo cosas importantes que hacer. Las víctimas me llaman, y
debo acudir… —y antes de emprender el vuelo, se despidió con ironía—. Te
sugiero que hagas lo mismo.
La
defensora se sintió pasada a llevar. En sus años de experiencia se había topado
con otros defensores jóvenes y rebeldes, pero ninguno tan duro como el nuevo
Arcángel. Decepcionada, regresó a la sede, y decidió dar vuelta la página.
V
—Muy
bien —dijo la defensora—. Quizás no estemos completos, pero ha llegado la hora
de nuestra primera misión.
Blackbird,
Hombre de Fuego, Shark, Megabot y Quick la escuchaban con atención.
—A
pesar de algunos rechazos, y de que aún podamos incluir a algunos nuevos miembros,
los Defensores Unidos estamos de vuelta, y comenzaremos nuestro trabajo ahora
mismo —continuó—. Pues… los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos se
han visto amenazados recientemente, por una organización que se hace llamar los
“Hijos de Perseo”.
—Lady
Star y yo atrapamos a uno de los sujetos que intentaba atentar contra los
candidatos… —interrumpió Shark—. Aunque quien más nos preocupa es el candidato
Nelson Ford.
—Los
Hijos de Perseo lo han amenazado, y han asegurado que no lo dejarán llegar a la
presidencia, incluso si gana las elecciones —completó la heroína—. Debemos
asegurarnos que ambos candidatos sobrevivan.
Los
demás defensores, asintieron, y comenzaron a prepararse para lo que sería la
primera misión del nuevo equipo.
Dos
días después, los candidatos se dirigían al Capitolio, en Washington DC, para
sostener el último debate televisado antes de las elecciones. Tanto los héroes
como la policía estaban preparados para que la seguridad fuese extrema.
El
primero de los candidatos en llegar fue John Russel, y no hubo ningún
inconveniente en la seguridad hasta que ingresó al edificio. Sin embargo, el
otro candidato, Nelson W. Ford, era el que más preocupaba a la policía y a los
defensores. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos habían descubierto
un complot en su contra, orquestado por los “Hijos de Perseo”.
La
comitiva de Ford avanzaba a toda velocidad por las calles, entrando ya a la
zona protegida de la capital de Estados Unidos. Patrullas lo habían seguido
desde su salida, pero también Defensores Unidos tenían sus ojos puestos en él.
Quick se encontraba revisando los alrededores, pasando por el mismo lugar una y
otra vez, con sólo segundos de diferencia.
Megabot,
en su forma de motocicleta, se había acercado a la comitiva para tener un mejor
ángulo. Blackbird estaba cerca de la entrada al Capitolio, observando a la
multitud. Lady Star coordinaba, a la distancia, los movimientos de los
defensores.
Hombre
de Fuego y Shark se dirigían a la parte alta de un edificio, que permitía una
vista privilegiada de todo el lugar. En cuanto llegaron, vieron a dos tipos que
ya estaban allí. Uno de ellos portaba un rifle. Corriendo, los defensores se
dirigieron a detenerlos, pero ambos tipos saltaron desde la azotea al vacío,
uno por cada lado del edificio. Los defensores se dividieron y los siguieron.
Apenas
vieron a los defensores siguiéndolos, ambos tipos dispararon hacia arriba de
ellos una especie de telaraña de cables de alguna clase de metal, que se
incrustaron en las paredes, y le impidieron el paso a sus perseguidores. Shark
tuvo que detenerse, pero el Hombre de Fuego fue capaz de derretir el metal,
aumentando la temperatura y lanzando una llamarada.
Uno
de los tipos logró huir, pero el otro, acorralado por el Hombre de Fuego, trató
de ir hacia la multitud. Allí, Blackbird lo vio, y moviéndose rápidamente, lo
alcanzó y lo detuvo con un poderoso golpe.
Shark
se reunió con Blackbird y el Hombre de Fuego, que ya tenían inmovilizado al
tipo que habían detenido. Comenzaron a interrogarlo, pero no decía nada. De
pronto, el tipo movió su mano rápidamente, buscando su cinturón. Antes de que
pudiesen detenerlo, el tipo gritó, y apretó un botón ubicado en la hebilla.
—¡Larga
vida a los Hijos de Perseo! —y un golpe eléctrico sacudió su cuerpo. El hombre
no respiró más.
VI
La
sorpresa de los defensores no duró demasiado, porque Lady Star les habló
telepáticamente a todos para darles una noticia que los sorprendió aún más.
—¡Alguien
debe sacar a Ford de su vehículo! ¡La bomba está en el camino!
Rápidamente,
Megabot se dirigió hacia allá, acelerando. El chofer de la limusina estaba
inconsciente, y el vehículo se había acelerado sin que nada pudiese desviarlo
de su trayectoria. Pocos metros más adelante, lo esperaba un artefacto
explosivo instalado bajo el concreto.
Megabot
aceleraba, y sabía que sólo tendría una oportunidad. Buscó algo donde
impulsarse, y yendo a toda velocidad, usó uno de los vehículos de la escolta
como rampa y saltó sobre el vehículo, tomando su forma robot en ese instante.
Cayó sobre el techo de la limusina, y golpeándolo con fuerza, lo rompió. Tomó a
Nelson Ford, y se impulsó para alejarse, cayendo con seguridad a pocos metros.
Pero
el chofer seguía allí. Parecía que lo perderían, pero justo cuando todos se
preguntaban quién podría salvarlo, Quick pasó corriendo a toda velocidad, se
acercó al vehículo, abrió la puerta y sacó de allí al conductor.
La
limusina, imparable en su carrera, llegó hasta los explosivos y voló en mil
pedazos, con gran estruendo.
Los
Defensores Unidos se reunieron en el lugar de la explosión. La policía tomó
resguardos con el candidato y su chofer, y de inmediato comenzaron a buscar a
los responsables. Pero los héroes sabían que no les sería fácil encontrarlos.
Esto había sido planeado con mucho cuidado, y los Hijos de Perseo habían
demostrado tener muchos recursos. Era un plan difícil de conseguir y casi lo
habían logrado.
Con
muchas preguntas, el equipo de héroes volvió a su sede, reconociendo que aún
había mucho que les faltaba por hacer.
VII
En
algún lugar, oculto para la mayoría, el mismo hombre que había escapado de los
Defensores Unidos llegaba a reportarse. En un pequeño dispositivo de
almacenamiento, traía información, la cual fue de inmediato ingresada en una
base de datos por el hombre que lo recibió.
—El
Hombre de Fuego puede derretir el metal, y Lady Star puede leer mentes y
comunicarse con sus compañeros, gracias a sus poderes telepáticos. Nuevos datos
para nuestras operaciones —dijo el hombre—. No nos sorprenderán de nuevo con
esas técnicas.
—Y
mientras más sepamos de ellos, mejor. Nuestra base de datos debe cubrir cada
aspecto de los defensores… Nada debe escapársenos, nada debe quedar al azar. Es
la única forma de triunfar en nuestra lucha —respondió el otro.
Rápidamente,
el computador procesó los nuevos datos y los envió a una serie de receptores,
repartidos por el mundo. El “Hijo de Perseo” recibió una nueva misión, y se
fue. Esos dos hombres nunca más se verían. Era parte del plan.
VIII
—Lo
hicieron bien, muchachos… —dijo Lady Star—, pero dejamos escapar a uno de los
tipos, y no logramos sacarle ninguna información al otro.
—Están
dispuestos a todo —dijo el Hombre de Fuego, preocupado—. Estos Hijos de Perseo
son realmente decididos y peligrosos.
—Debemos
concentrarnos en completar el grupo, y mejorar nuestro trabajo en equipo —concluyó
Shark.
Un
par de días más tarde, una extraña visita llegó hasta la sede de Defensores
Unidos. Era un hombre vestido formalmente, y acompañado por un ser luminoso de
gran poder. Presentándose, pidió hablar con la líder del equipo. Lady Star lo
recibió.
—Buenas
tardes, Lady Star —dijo, extendiéndole la mano para saludarla—. Soy el Ministro
de Relaciones Exteriores de Canadá. Me acompaña el defensor más poderoso de
nuestro país, conocido como Quasar. He venido hasta ustedes, con un encargo del
gobierno de mi país. Queremos que Quasar sea parte de Defensores Unidos.
La
heroína se sorprendió. No sabía nada del tal Quasar, y tampoco comprendía que
un gobierno le pidiera incluir un miembro en su equipo.
—Señor
Ministro, con todo respeto… —le respondió—, es… difícil… que incluyamos en
nuestro equipo a alguien de quien no sabemos absolutamente nada.
—Comprenderá
usted, Lady Star —dijo solemnemente el Ministro—, que el gobierno de mi país
está preocupado por el equilibrio de fuerzas a nivel mundial… Un grupo como
Defensores Unidos, con tanto poder en sus manos, debe considerar políticas que
mantengan las cosas en calma. Y Canadá no quiere quedar fuera de un equipo que
incluya a miembros de distintos países y con tanta influencia. Canadá
apreciaría tener a uno de los suyos en una agrupación de tanta importancia a
nivel mundial. Sería una pésima señal que rechacen a nuestro defensor, alguien
de tanto poder…
La
heroína se sorprendió ante tales palabras. Sonaba a una amenaza velada, y
Defensores Unidos no se caracterizaba por meterse en política. Sin embargo, no
quiso provocar al Ministro, y decidió darle una oportunidad a Quasar,
considerando además la falta de miembros de su equipo.
—Muy
bien, señor Ministro. Aceptaremos a Quasar, pero lo estaremos evaluando. Entenderá
que Defensores Unidos requiere de cierto… nivel… que no cualquiera puede
alcanzar —dijo la defensora, usando un tono presumido para enfrentar al
político.
El
Ministro aprobó con su cabeza, y se despidió estrechando la mano de la líder
del equipo de defensores más importante del mundo. Quasar se quedó allí, aunque
sin decir ni una palabra. Lady Star lo invitó a acompañarla para presentarlo al
resto del grupo. De inmediato comenzó a observarlo, preocupada por este
misterioso nuevo miembro, y por las verdaderas intenciones del gobierno del
país del norte.
Dos
días más tarde, Snowstorm llegó hasta la sede. Les sorprendió que no la
acompañase Tornado, su novio, y uno de los miembros originales del grupo. Aún
así, los defensores la recibieron con cariño, ya que hace mucho tiempo que
pertenecía al equipo. Sin embargo, la heroína rusa tenía una clara expresión de
preocupación en su rostro. De inmediato les dejó saber lo que ocurría.
—Muchachos…
Sé que esperaban que junto a mi llegara Tornado —les dijo la heroína—. Pero la
verdad es que… lo he buscado por días, y no hay ninguna señal de él… Es muy
raro. Creo que Tornado ha desaparecido.
—Muy
bien, me parece que ya tenemos una nueva misión muchachos —dijo Lady Star, y todos
los demás se pusieron en acción—. Debemos encontrar a Tornado, y completar
nuestro equipo. ¡En marcha, Defensores Unidos!
Continúa en “Elementales”!…
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