18.4.09

Alianzas #1

“Defensores Unidos”
Historia: RXM

I

            Washington DC, Estados Unidos.

     Lady Star llevaba varias semanas siguiendo el rastro del tipo que ahora tenía frente a sus ojos. Ahora sólo estaba a metros de él. Lo observaba, y esperaba el mejor momento para aprehenderlo. Sólo bastaba que el tipo dudara.

     En el mismo momento, los candidatos presidenciales llegaban hasta el lugar, la Universidad de Georgetown. Estados Unidos vivía un momento trascendental para su futuro político, y la seguridad era extrema. Pero el tipo al que seguía la heroína había demostrado tener bastantes recursos.

            El tipo estaba parado a la orilla de una enorme y profunda pileta observando a la distancia a los candidatos presidenciales, y Lady Star lo observaba a él desde la azotea de un edificio pequeño, a algunos metros del lugar. El sujeto miró en todas direcciones, y de pronto, pareció decidirse a actuar.

            Dio un paso, y Lady Star se preparó para entrar en acción. Pero no fue necesario. Súbitamente, saltando desde el agua, del fondo de la pileta, un hombre se arrojó sobre el sospechoso y lo redujo.  De inmediato, los guardias de seguridad del gobierno se acercaron y tomaron detenido al sujeto. Lady Star, sorprendida, bajó a agradecer a quien había hecho la detención.

            —Gracias, Shark. No esperaba verte por aquí —dijo la heroína.

            —Llevo un tiempo investigando a este sujeto. Y no podía dejar que se escapara hoy —respondió Shark.

            —Que coincidencia. Al parecer ambos seguíamos la misma pista —dijo Lady Star. Luego, hizo una pausa, y tras unos segundos, dijo algo que rondaba por su cabeza—. ¿Sabes? Ahora que estás aquí… Creo que tenemos que hablar… Acerca del futuro de los Defensores Unidos.

            —Es como si leyeras mi mente —dijo Shark, sonriendo.

II

            La sede de Defensores Unidos estaba ubicada en Angalil, capital de Eria. Lady Star y Shark se dirigieron hacia allá, poco después de su encuentro casual en Estados Unidos. El edificio aún tenía sus sistemas operando, ya que había servido como centro de reuniones de los héroes durante el asunto de la Iglesia de Logos.

            —Es bueno ver que este lugar aún es útil —dijo Shark.

            —Si… Pero sería mejor verlo ocupado con personas. Dime, Shark… ¿crees que podrían funcionar los Defensores Unidos sin sus miembros más importantes, como el Capitán Cometa, o el Hombre de Fuego original?

            —No creo que haya problema, Lady Star —respondió el defensor—. Debemos continuar su legado. Y sin duda, hay muchos héroes que quisieran ser parte. ¿Alguna sugerencia?

            —Tengo a algunos en mente. Pues bien… aún sin ellos, debemos intentarlo. Y este es oficialmente el inicio. Los Defensores Unidos vuelven —dijo la heroína.

            Tras acordar algunos nombres, se separaron, y partieron en busca de los defensores que creían mejores para ser parte del equipo. Lady Star comenzó por la misma ciudad donde se encontraban, mientras Shark se dirigió a Windham.

            En Angalil, la heroína buscó al nuevo defensor que conoció durante los primeros días de este nuevo mundo. Gracias a sus poderes psíquicos, no le fue difícil hallar a Blackbird.

            —Hola, Blackbird… —lo saludó—. Tengo una invitación que hacerte.

            —¡Lady Star! —respondió el joven, sorprendido—. Qué bueno verte de nuevo. Dime, ¿cuál es tu invitación?

            —Estamos reformando a los Defensores Unidos. ¿Te gustaría ser parte?

            —Sería un honor, Lady Star. ¡Por supuesto que acepto!

            —Muy bien, Blackbird… Nos reuniremos en la sede. Yo buscaré a otros que podrían unirse. ¡Nos vemos allá!

            La heroína se dirigió a Northcrem. Defensores Unidos estaba en marcha una vez más.

III

            El Hombre de Fuego aceptó gustoso, honrado por ocupar el lugar de su hermano. Lady Star había pensado en Blackbird y el nuevo Hombre de Fuego, tras su destacada participación durante la crisis de la Iglesia de Logos.

            Ya eran cuatro, y para encontrar al siguiente miembro, la heroína se teletransportó usando sus poderes, hasta la selva del Amazonas en Brasil. Allí buscó a Black Force.

            —¿Qué dices, Black Force? —preguntó, tras explicarle—. Pensé en ti, porque necesitamos alguien poderoso y con experiencia. Necesitamos un líder.

            El héroe lo pensó un momento. Conocía a Lady Star, y sabía que no le hubiese pedido esto si no estuviese realmente convencida. Luego de un momento, habló.

            —Lo siento, Lady Star. No me uniré a tu equipo. Sabes que trabajo solo, y unirme a Defensores Unidos me desviaría de mis preocupaciones… Además, creo que tú eres lo que el equipo necesita. Tú eres la líder ideal.

            —¿Es esta tu respuesta definitiva? —preguntó la mujer, sorprendida.

            —Si… Lo siento —dijo el defensor, mientras comenzaba a caminar—. Que tengas suerte.

            Lady Star no insistió. Ser parte del grupo tenía que ser una decisión personal. De inmediato, se dirigió a su siguiente destino: Speedway City, en Eria.

            En esta ciudad encontró a Nick Bradford, piloto del robot conocido como Megabot.

            —Sé que hasta ahora has sido miembro de Ultra Force —le dijo—. Pero creo que serías un gran aporte a nuestras filas. ¿Qué dices?

            —Pues, digo que… ¡Estaba esperando este momento! —dijo Bradford, casi sin pensarlo.

            Poco después, Lady Star volvía a la sede y comparaba notas con Shark, que llegaba desde Windham.

            —Me he comunicado con Snowstorm, y se nos unirá en los próximos días —dijo el defensor—. Pero en Windham no he logrado ubicar a Tornado…

            —Pues sin él, y con el rechazo de Black Force… Aún nos faltan miembros. ¿Alguna idea? —preguntó la heroína.

            —Eh… si nos permiten —interrumpió Blackbird—. Creo que Justin y yo tenemos algunas sugerencias.

IV

            Speedway City, Eria.

            Quick no solía detenerse a menudo, pero no pudo seguir corriendo al ver aparecer a Lady Star en medio de su camino. Sabía la importancia de esta heroína para el mundo, y le sorprendía verla allí. La escuchó con atención.

            —No tuve el gusto de conocerte antes, pero tus amigos me han hablado buenas cosas de ti —le dijo la defensora—. Por eso he venido a invitarte a que te unas a nosotros.

            —¿Yo? ¿En los Defensores Unidos? ¡Debes estar bromeando! —dijo Quick, sorprendido y extasiado.

            —No estoy bromeando, Quick. Te hablo totalmente en serio.

            —¡¡Yuhuu!! —exclamó el joven—. ¡Esto será lo mejor de mi vida!

            Quick partió corriendo de alegría, sin detenerse hasta llegar a la sede de los Defensores, en Angalil, tan sólo un par de minutos después.

            Lady Star tomó eso como un si, aunque no estaba segura de que el chico tuviera la madurez suficiente para ser parte del equipo de defensores más importante del mundo. Decidió darle una oportunidad antes de juzgarlo, y luego se teletransportó a la que sería su última parada. En Delta City, esperaba encontrar al nuevo Arcángel, e invitarlo a ocupar el lugar de su antecesor en el grupo.

            En la azotea de un edificio, y sin siquiera mirarla de frente, el defensor de la ciudad escuchó a Lady Star.

            —Arcángel, quiero que seas parte del equipo, tal como lo fue tu antecesor —le dijo la heroína.

            —Primero, Lady Star, te darás cuenta de que yo no soy mi antecesor… Así que no creas que siquiera me parezco a él. Digamos que yo hago las cosas de una forma un poco… distinta —le respondió el defensor.

            —¿Y eso que significa?

            —Pues, que no me uniré a tu banda —respondió Arcángel, con desdén—. No me gustan sus juegos de defensa mundial, y la fama que los rodea. Tengo otros intereses… aquí, en esta misma ciudad. Sus calles tienen suficiente suciedad como para que además me preocupe del mundo entero, y de sus equipos de camaradería.

            Lady Star se irritó ante tal respuesta. No imaginaba que el nuevo héroe que llevaba el nombre de Arcángel, fuese tan distinto, tan oscuro y tan frío. Lo dejó seguir hablando.

            —Ahora, si me permites… Tengo cosas importantes que hacer. Las víctimas me llaman, y debo acudir… —y antes de emprender el vuelo, se despidió con ironía—. Te sugiero que hagas lo mismo.

            La defensora se sintió pasada a llevar. En sus años de experiencia se había topado con otros defensores jóvenes y rebeldes, pero ninguno tan duro como el nuevo Arcángel. Decepcionada, regresó a la sede, y decidió dar vuelta la página.

V

            —Muy bien —dijo la defensora—. Quizás no estemos completos, pero ha llegado la hora de nuestra primera misión.

            Blackbird, Hombre de Fuego, Shark, Megabot y Quick la escuchaban con atención.

            —A pesar de algunos rechazos, y de que aún podamos incluir a algunos nuevos miembros, los Defensores Unidos estamos de vuelta, y comenzaremos nuestro trabajo ahora mismo —continuó—. Pues… los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos se han visto amenazados recientemente, por una organización que se hace llamar los “Hijos de Perseo”.

            —Lady Star y yo atrapamos a uno de los sujetos que intentaba atentar contra los candidatos… —interrumpió Shark—. Aunque quien más nos preocupa es el candidato Nelson Ford.

            —Los Hijos de Perseo lo han amenazado, y han asegurado que no lo dejarán llegar a la presidencia, incluso si gana las elecciones —completó la heroína—. Debemos asegurarnos que ambos candidatos sobrevivan.

            Los demás defensores, asintieron, y comenzaron a prepararse para lo que sería la primera misión del nuevo equipo.

            Dos días después, los candidatos se dirigían al Capitolio, en Washington DC, para sostener el último debate televisado antes de las elecciones. Tanto los héroes como la policía estaban preparados para que la seguridad fuese extrema.

            El primero de los candidatos en llegar fue John Russel, y no hubo ningún inconveniente en la seguridad hasta que ingresó al edificio. Sin embargo, el otro candidato, Nelson W. Ford, era el que más preocupaba a la policía y a los defensores. Los servicios de inteligencia de Estados Unidos habían descubierto un complot en su contra, orquestado por los “Hijos de Perseo”.

            La comitiva de Ford avanzaba a toda velocidad por las calles, entrando ya a la zona protegida de la capital de Estados Unidos. Patrullas lo habían seguido desde su salida, pero también Defensores Unidos tenían sus ojos puestos en él. Quick se encontraba revisando los alrededores, pasando por el mismo lugar una y otra vez, con sólo segundos de diferencia.

            Megabot, en su forma de motocicleta, se había acercado a la comitiva para tener un mejor ángulo. Blackbird estaba cerca de la entrada al Capitolio, observando a la multitud. Lady Star coordinaba, a la distancia, los movimientos de los defensores.

            Hombre de Fuego y Shark se dirigían a la parte alta de un edificio, que permitía una vista privilegiada de todo el lugar. En cuanto llegaron, vieron a dos tipos que ya estaban allí. Uno de ellos portaba un rifle. Corriendo, los defensores se dirigieron a detenerlos, pero ambos tipos saltaron desde la azotea al vacío, uno por cada lado del edificio. Los defensores se dividieron y los siguieron.

            Apenas vieron a los defensores siguiéndolos, ambos tipos dispararon hacia arriba de ellos una especie de telaraña de cables de alguna clase de metal, que se incrustaron en las paredes, y le impidieron el paso a sus perseguidores. Shark tuvo que detenerse, pero el Hombre de Fuego fue capaz de derretir el metal, aumentando la temperatura y lanzando una llamarada.

            Uno de los tipos logró huir, pero el otro, acorralado por el Hombre de Fuego, trató de ir hacia la multitud. Allí, Blackbird lo vio, y moviéndose rápidamente, lo alcanzó y lo detuvo con un poderoso golpe.

            Shark se reunió con Blackbird y el Hombre de Fuego, que ya tenían inmovilizado al tipo que habían detenido. Comenzaron a interrogarlo, pero no decía nada. De pronto, el tipo movió su mano rápidamente, buscando su cinturón. Antes de que pudiesen detenerlo, el tipo gritó, y apretó un botón ubicado en la hebilla.

            —¡Larga vida a los Hijos de Perseo! —y un golpe eléctrico sacudió su cuerpo. El hombre no respiró más.

VI

            La sorpresa de los defensores no duró demasiado, porque Lady Star les habló telepáticamente a todos para darles una noticia que los sorprendió aún más.

            —¡Alguien debe sacar a Ford de su vehículo! ¡La bomba está en el camino!

            Rápidamente, Megabot se dirigió hacia allá, acelerando. El chofer de la limusina estaba inconsciente, y el vehículo se había acelerado sin que nada pudiese desviarlo de su trayectoria. Pocos metros más adelante, lo esperaba un artefacto explosivo instalado bajo el concreto.

            Megabot aceleraba, y sabía que sólo tendría una oportunidad. Buscó algo donde impulsarse, y yendo a toda velocidad, usó uno de los vehículos de la escolta como rampa y saltó sobre el vehículo, tomando su forma robot en ese instante. Cayó sobre el techo de la limusina, y golpeándolo con fuerza, lo rompió. Tomó a Nelson Ford, y se impulsó para alejarse, cayendo con seguridad a pocos metros.

            Pero el chofer seguía allí. Parecía que lo perderían, pero justo cuando todos se preguntaban quién podría salvarlo, Quick pasó corriendo a toda velocidad, se acercó al vehículo, abrió la puerta y sacó de allí al conductor.

            La limusina, imparable en su carrera, llegó hasta los explosivos y voló en mil pedazos, con gran estruendo.

            Los Defensores Unidos se reunieron en el lugar de la explosión. La policía tomó resguardos con el candidato y su chofer, y de inmediato comenzaron a buscar a los responsables. Pero los héroes sabían que no les sería fácil encontrarlos. Esto había sido planeado con mucho cuidado, y los Hijos de Perseo habían demostrado tener muchos recursos. Era un plan difícil de conseguir y casi lo habían logrado.

            Con muchas preguntas, el equipo de héroes volvió a su sede, reconociendo que aún había mucho que les faltaba por hacer.

VII

            En algún lugar, oculto para la mayoría, el mismo hombre que había escapado de los Defensores Unidos llegaba a reportarse. En un pequeño dispositivo de almacenamiento, traía información, la cual fue de inmediato ingresada en una base de datos por el hombre que lo recibió.

            —El Hombre de Fuego puede derretir el metal, y Lady Star puede leer mentes y comunicarse con sus compañeros, gracias a sus poderes telepáticos. Nuevos datos para nuestras operaciones —dijo el hombre—. No nos sorprenderán de nuevo con esas técnicas.

            —Y mientras más sepamos de ellos, mejor. Nuestra base de datos debe cubrir cada aspecto de los defensores… Nada debe escapársenos, nada debe quedar al azar. Es la única forma de triunfar en nuestra lucha —respondió el otro.

            Rápidamente, el computador procesó los nuevos datos y los envió a una serie de receptores, repartidos por el mundo. El “Hijo de Perseo” recibió una nueva misión, y se fue. Esos dos hombres nunca más se verían. Era parte del plan.

VIII

            —Lo hicieron bien, muchachos… —dijo Lady Star—, pero dejamos escapar a uno de los tipos, y no logramos sacarle ninguna información al otro.

            —Están dispuestos a todo —dijo el Hombre de Fuego, preocupado—. Estos Hijos de Perseo son realmente decididos y peligrosos.

            —Debemos concentrarnos en completar el grupo, y mejorar nuestro trabajo en equipo —concluyó Shark.

            Un par de días más tarde, una extraña visita llegó hasta la sede de Defensores Unidos. Era un hombre vestido formalmente, y acompañado por un ser luminoso de gran poder. Presentándose, pidió hablar con la líder del equipo. Lady Star lo recibió.

            —Buenas tardes, Lady Star —dijo, extendiéndole la mano para saludarla—. Soy el Ministro de Relaciones Exteriores de Canadá. Me acompaña el defensor más poderoso de nuestro país, conocido como Quasar. He venido hasta ustedes, con un encargo del gobierno de mi país. Queremos que Quasar sea parte de Defensores Unidos.

            La heroína se sorprendió. No sabía nada del tal Quasar, y tampoco comprendía que un gobierno le pidiera incluir un miembro en su equipo.

            —Señor Ministro, con todo respeto… —le respondió—, es… difícil… que incluyamos en nuestro equipo a alguien de quien no sabemos absolutamente nada.

            —Comprenderá usted, Lady Star —dijo solemnemente el Ministro—, que el gobierno de mi país está preocupado por el equilibrio de fuerzas a nivel mundial… Un grupo como Defensores Unidos, con tanto poder en sus manos, debe considerar políticas que mantengan las cosas en calma. Y Canadá no quiere quedar fuera de un equipo que incluya a miembros de distintos países y con tanta influencia. Canadá apreciaría tener a uno de los suyos en una agrupación de tanta importancia a nivel mundial. Sería una pésima señal que rechacen a nuestro defensor, alguien de tanto poder…

            La heroína se sorprendió ante tales palabras. Sonaba a una amenaza velada, y Defensores Unidos no se caracterizaba por meterse en política. Sin embargo, no quiso provocar al Ministro, y decidió darle una oportunidad a Quasar, considerando además la falta de miembros de su equipo.

            —Muy bien, señor Ministro. Aceptaremos a Quasar, pero lo estaremos evaluando. Entenderá que Defensores Unidos requiere de cierto… nivel… que no cualquiera puede alcanzar —dijo la defensora, usando un tono presumido para enfrentar al político.

            El Ministro aprobó con su cabeza, y se despidió estrechando la mano de la líder del equipo de defensores más importante del mundo. Quasar se quedó allí, aunque sin decir ni una palabra. Lady Star lo invitó a acompañarla para presentarlo al resto del grupo. De inmediato comenzó a observarlo, preocupada por este misterioso nuevo miembro, y por las verdaderas intenciones del gobierno del país del norte.

            Dos días más tarde, Snowstorm llegó hasta la sede. Les sorprendió que no la acompañase Tornado, su novio, y uno de los miembros originales del grupo. Aún así, los defensores la recibieron con cariño, ya que hace mucho tiempo que pertenecía al equipo. Sin embargo, la heroína rusa tenía una clara expresión de preocupación en su rostro. De inmediato les dejó saber lo que ocurría.

            —Muchachos… Sé que esperaban que junto a mi llegara Tornado —les dijo la heroína—. Pero la verdad es que… lo he buscado por días, y no hay ninguna señal de él… Es muy raro. Creo que Tornado ha desaparecido.


            —Muy bien, me parece que ya tenemos una nueva misión muchachos —dijo Lady Star, y todos los demás se pusieron en acción—. Debemos encontrar a Tornado, y completar nuestro equipo. ¡En marcha, Defensores Unidos!


Continúa en “Elementales”!…
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