4.8.11

Quasar #11

“Star Crusade” (2 de 3)
Historia: Rodrigo Roa

I

Planeta Zidril, sistema Alioth, constelación Ursa Maior.-


Quasar no podía definir con exactitud que lo que sentía fuese frío, pero estaba seguro que el pequeño espacio en el que estaba era un contenedor completamente helado, con temperaturas inferiores a 0 grados.

No podía mover sus extremidades allí, y sólo una pequeña abertura horizontal a la altura de sus ojos, le permitía ver algo de luz.

Desde que había sido capturado*, había viajado por largos ciclos en un estado similar a la inconsciencia, para luego despertar y darse cuenta de que estaba inmóvil. Recién ahora se había dado cuenta de que la nave en la que era transportado había aterrizado, en el puerto espacial de algún planeta lejano, donde varios técnicos y obreros esperaban este aterrizaje.**

De inmediato comenzaron los preparativos para transportar el contenedor, y gigantescas máquinas se acoplaron a éste, moviéndolo varios metros, desde la nave hasta un oscuro cuarto subterráneo, similar a un laboratorio atiborrado de implementos, donde quedó definitivamente instalado.



Pasaron largas horas, y Quasar no vio ni sintió movimiento alguno a su alrededor. Trató de usar sus poderes para escapar, pero descubrió que su contenedor parecía anular todas sus habilidades, como si estuviese especialmente diseñado para él.

Siguió pasando el tiempo, y nada cambió… Hasta que, horas más tarde, las puertas se abrieron, la habitación se llenó de luz, y varios alienígenas hicieron ingreso, tomando ubicación alrededor del contenedor…

II

- Señores representantes, miembros de la Asociación Estelar Ursa Maior – comenzó diciendo Rangg a los otros cinco allí presentes -  Nos hemos reunido aquí para escuchar los importantes descubrimientos de nuestra división científica del planeta Auxhiv, tras siglos de investigación… Para ello, dejo con ustedes al jefe científico Bumasunoliumbh… - para luego susurrar - … Que sea rápido…

- Gracias, líder Rangg… sólo quisiera aclarar que es una investigación de milenios, ejem… - comenzó diciendo el científico insectoide, al que Quasar reconoció como quien lo había capturado. Éste se mostraba un tanto nervioso, o más bien ansioso y soberbio.

En la sala se encontraban todos los máximos dirigentes de los planetas de la Asociación. Existía expectación entre ellos por la llegada de Quasar, pero también parecía haber prisa… Otras cosas estaban a punto de suceder…***

El científico continuó:

- Señores, en este contenedor se encuentra el resultado de nuestra larga búsqueda… Tras muchas pruebas e intentos fallidos, hemos logrado crear… el arma biológica definitiva.

Quasar se sorprendió. ¿Acaso su “accidente” había sido planeado por estos alienígenas? Siguió escuchando con atención.

- Hemos obtenido el resultado perfecto al irradiar al terrícola Henry Levesque, o Quasar, como lo llaman en su planeta, con la versión Épsilon de la Radiación QAIX… – explicó - Hemos conseguido crear la fuente de poder suficiente, además del complemento ideal para las necesidades de nuestro ejército. Con muestras de su composición biológica, morfológica y química, desarrollaremos innumerables implementos ofensivos, pero también él mismo será el aliado más poderoso para nuestras fuerzas…

- Pero supongo, señor Bumasunoliumbh… - interrumpió Stalokh, otro de los miembros de la Asociación - … que aún quedan pruebas por hacer, ¿no? Estoy pensando, sobre todo, en su lealtad… o docilidad…

- Eh… este… es verdad, señor Stalokh… - el nerviosismo volvió a apoderarse del hiperkinético científico - El sujeto ha llegado recién a nuestros laboratorios… hemos de trabajar en él en las próximas horas… o días… o…

- Muy bien, entonces – interrumpió con seguridad Rangg, el líder – Felicitamos a su división, señor Bumasunoliumbh, y también a su representante Rbn Olietunl. Deben seguir trabajando para que los resultados sean concluyentes… Los dejaremos tranquilos en su laboratorio, trabajando… Y nosotros, procederemos…

Rangg se levantó, y con su movimiento provocó que los demás miembros lo siguieran. Poco a poco abandonaron el lugar, para sorpresa de los científicos de Auxhiv, quienes creyeron provocar mayor interés.

- Eh… eh… eh… Creo que… este… Será mejor que… comencemos con las pruebas… – dijo tibiamente Bumasunoliumbh a sus asistentes, tratando de salir del estupor.

Con cierto enojo en su mente, los científicos comenzaron su labor, y conectaron el contenedor a una serie de aparatos, con algunos cables y otros sistemas digitales.

Los demás, liderados por Rangg, dejaron el lugar.

III

Todas las máquinas del laboratorio funcionaban en ese momento, un par de horas más tarde, con luces y sonidos llenando los ojos y oídos de los presentes.

Quasar estaba anonadado. Al fin sabía algo más de las causas de su origen, pero nunca esperó que los responsables estuviesen tan lejos de la Tierra… Después de todo, ¿por qué elegirían la distante Tierra para su experimento? ¿Por qué lo elegirían a él? Una creciente angustia se apoderó de él, por tan terrible revelación y tales cuestionamientos.

El contenedor, completamente cubierto por otros pequeños aparatos de extraña apariencia, comenzó a girar, y quedó en posición horizontal. Las paredes que cobijaban al terrícola se abrieron lentamente, y Quasar sólo quedó en contacto con esos otros aparatos, además de cables y pantallas a su alrededor.

Aún no podía moverse, pero la angustia que sentía era nítida. Tenía una especie de nudo en su estómago, y su temperatura subía rápidamente.

Los científicos monitoreaban todo esto, pero aún así estaban sorprendidos. Bumasunoliumbh daba instrucciones en todas direcciones, y los movimientos de sus asistentes se multiplicaban.

La temperatura del cuerpo de Quasar sobrepasaba los límites esperados. Pronto los aparatos metálicos y los cables cercanos se derritieron, y las máquinas empezaron a colapsar. En ese momento, el terrícola habló:

- Ustedes… me hicieron… ¡¡ESTO!!

Y con un furioso grito aterrador, la energía de su cuerpo se dispersó en todas direcciones, dañando incluso las paredes y el techo, destrozando la maquinaria y golpeando a los científicos.

Quasar volvió a componer su cuerpo, pero esta vez, completamente libre. Lleno de ira, golpeó el suelo, y el lugar tembló y se agrietó. Volvió a golpear, con más dureza, y todo comenzó a caer. Avanzó por la sala, destruyéndola sin control, y nada parecía capaz de detenerlo.

Bumasunoliumbh ordenó la evacuación inmediata, y huyó despavorido junto a sus asistentes. Quasar estaba libre y furioso, y sabían de lo que era capaz con su enorme poder.

IV

A pocos metros del lugar, atrapado en una oscura celda, Hyperman sintió los estruendosos golpes, aunque no sabía qué estaba sucediendo.

Lo único que le importó en ese momento, fueron las grandes grietas que se formaron en las paredes de su celda, y que le permitieron al fin ver la luz.

Otro golpe, y las grietas crecieron. Toda la edificación temblaba a su alrededor, y aunque el defensor no comprendía la razón, esperaba ansioso por que continuara lo suficiente para permitirle escapar.

Poco después, tras varios nuevos golpes, las grietas fueron lo suficientemente anchas para que Hyperman usara su fuerza, y derribara una de las paredes de la celda.

De inmediato, escapó, volando…

V

Quasar salió al fin del laboratorio subterráneo, y llegó a la superficie. Había destruido todo a su paso, incluso el techo del lugar.

Furioso aún, se detuvo a observar hacia el cercano puerto espacial. Allí, la enorme ciudad flotante de Talascia ya había despegado, y se alejaba. Más atrás, algunas cápsulas y naves, además de una gigantesca esfera de cristal, llena de luminosa Energía Cor.

Quasar pensó en volar hacia la ciudad, para alcanzarla, y proseguir su senda hasta encarar a los responsables de su transformación... Pero confundido como estaba, dudó un segundo…

Entonces, a su espalda, sintió un violento ruido, que lo obligó a girar…



Continúa en “Star Crusade” #13 y “Quasar” #12!


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* En el número anterior de “Quasar”.
** Como leíste en Star Crusade #12
*** Que podrás leer en Star Crusade #13


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