20.1.11

Blackbird #11

Soledad (Parte 1 de 3)
“El Bosque de las Lágrimas”
Historia: Rodrigo Roa.

I

Frente a los ojos de Blackbird se extendía un espero y oscuro bosque. No recordaba que hubiese bosques en esa zona del país, pero en realidad no estaba muy seguro de donde estaba exactamente…

Atrás habían quedado Christian McKenzie, los Hachit y su combate con Itmed, dios del miedo, tras la cual, había perdido la orientación. Sin embargo, aún lo invadía una profunda emoción al recordar las revelaciones de su madre, Itfad. Al fin sabía de dónde había venido, el por qué de sus habilidades, y sobre todo, quienes eran sus padres*.

El defensor comenzó a internarse a través de la vegetación, como siendo atraído por algo. Necesitaba volver a la ciudad, ver a Sophie… pero no podía evitar caminar en dirección a la oscuridad de aquel extraño lugar, que llamaba a su curiosidad.

Comenzó a observar los altos árboles y a sentir la humedad que dominaba en el ambiente. El crujido de las hojas que pisaba era el único sonido que oía, además de los esporádicos cantos de algún pájaro en medio del follaje.

Más adentro, el bosque se volvía más angosto, y sólo se distinguían más y más árboles, sin que pudiera verse el final o alguna salida. El lugar emanaba una extraña sensación de pesadumbre que afectaba las habilidades empáticas de Blackbird, y el ambiente se hacía más sombrío con cada paso.

El héroe se preocupó y comenzó a observar atentamente alrededor, hasta que encontró un claro de gran amplitud, hacia el cual corrió.

II

Angalileo, Eria.

En la ciudad, Sophie Evans trataba de disfrutar de los últimos días de sus vacaciones, antes de ingresar a su segundo año de estudios en la Universidad, el que también sería el primero de Adam…

¿Por qué no podía dejar de pensar en él? Se sentía un tanto confundida, y eso no le gustaba. Sabía que tenía que hablar con él en cuanto apareciera. Tenía claro también que tal vez estaba desarrollando un sentimiento muy profundo por Adam, pero aún no entendía por qué cada vez que lo pensaba, lo asociaba inevitablemente con un terrible e incontrolable miedo…

III

El claro abarcaba una amplia porción del bosque en el que estaba, así que la luminosidad del lugar había mejorado bastante.

Una vez allí, se enfocó en encontrar algún sendero que lo llevara a la salida, pero cuando parecía divisar uno, segundos más tarde desaparecía, como si los árboles y sus ramas se movieran para cerrarlo. Incluso el camino por el que venía parecía no existir ahora.

La situación se tornaba aún más extraña para Blackbird. Pensó en volar para escapar, pero no lograba encontrar la emoción que le permitía hacerlo. Si tan sólo Sophie estuviese allí…

De pronto, se sorprendió al ver que, a cierta distancia, un anciano se acercaba hacia él. Vestía ropajes anchos y opacos, y destacaba su larga barba gris, que le daba un aire de antigüedad que compartía con el bosque.

El defensor se acercó con el fin de preguntarle por el camino que había seguido para llegar allí.

-Disculpe, señor… Estoy un tanto perdido, y quería saber si usted pudiera indicarme algún camino de salida…

El anciano lo miró fijamente con sus ojos profundos por un breve lapso de tiempo, antes de responder, con una voz áspera.

-¿Salida? De aquí no hay salida…

Detrás del anciano aparecía, de pie, una extraña figura humana, de composición acuosa, sin rostro ni cabello, pero que se veía como una silueta femenina.

Súbitamente, Blackbird se sintió abrumado por un extraño y profundo dolor, y cayó de rodillas. La sensación era tan intensa, que su vista se nubló y poco después, perdió completamente la conciencia.

-Es un espécimen bastante interesante. Creo que servirá – dijo el anciano, como si la criatura que lo acompañaba lo oyera – No importa el precio que deba pagar… Gracias a sus habilidades, podré traerte de vuelta, mi amada…


Continúa...
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* Ver la historia “Hijo de la Fe”, en “Blackbird” #7 al #10.

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