8.4.10

Dragón Blanco/Negro #8

Ciudad Dormida (3 de 4) 
“Pacto secreto”, Primera Parte
Historia: Zirijo.

I

Templo de Shozan, Japón.

- Esta antigua caja pertenece a este lugar – dice este perdido muchacho, que no hace mucho perdió su hogar tras el ataque de Ogusa en Beijing.

El joven ya no necesitaba nombre, ya que lo había perdido todo. Su camino fue arduo y largo. Caminó y caminó, hasta llegar al mar. Escondido en barcos mercantes, llega a esta extranjera tierra, donde su lengua no sirve para nada, y una misteriosa caja de sus ancestros lo guía en la oscuridad de su conciencia.

- Si devuelvo esta caja, y si es cierta la leyenda, tendré el poder de Shin, todopoderoso demonio de Shozan, para poder recuperar mi vida. Esos supuestos héroes… por su culpa lo he perdido todo. Mis cosas, mi hogar… pero con el poder de Shozan No Shin podré tener todo de vuelta y darles una lección a esos farsantes.

El joven llega a un altar, en medio del Templo, cubierto por el polvo y el olvido. El cofre, que había encontrado por casualidad en los escombros de casas vecinas a la suya, estaba emitiendo una vibración cada vez más fuerte al acercarse al altar. La vibración trae un sonido, y el sonido se hace más dulce, cuando posa el cofre sobre el altar, en una ranura, en la cual calzaba perfectamente.

Un destello cubre los ojos del joven, que luego de abrir los ojos se encuentra con un lugar de ensueño. Velos adornan el techo del Templo, inciensos cubren con su aroma el vacío, y velas iluminan el espacio, donde el altar es remplazado por un trono, y en él, el Demonio de Shozan, sentado.

- ¿Tú has traído el cofre de vuelta al templo? – pregunta el demonio al muchacho, que perplejo, cae al suelo.

- Sí, señor de Shozan – contesta el joven.

- Yo no soy señor de estas tierras, niño – contesta Shin, severo – Sólo estoy aquí para ofrecerte una recompensa.

- El poder… – susurra el muchacho.

- Así es. Y ahora la advertencia… el contrato debe firmarse con fuego y sangre… tu sangre.

El ritual comienza. Shozan No Shin toma un cuchillo, con el cual corta el pecho del muchacho y dibuja una equis. La sangre resbala, y el Demonio de Shozan pone su palma sobre el pecho del muchacho, que no puede moverse pues está paralizado por un hechizo. Shin comienza a escribir en el piso, con su uña, garabatos en otro idioma, donde se estipulan los medios del contrato.

- Firma – ordena Shozan No Shin.

El joven puede mover su brazo derecho. Pone su mano sobre su propio pecho y la impregna de sangre, la que luego pone en el piso, dejando la marca que une al joven y al demonio en un pacto de reciprocidad.

- Lo único que debes recordar es que, si abusas del poder que se te está dando, conocerás las consecuencias.

II

Templo del Dragón de Mil Cabezas.


- ¿No has oído? – me pregunta Tao Po Fú, cuando termino mi entrenamiento matutino.

- ¿Qué cosa?

- Meng Li ha aparecido – me responde – Todo el mundo está hablando de eso. Koi le entregó la información a Sú Fú, y ella se lo ha dicho a Shaman.

- Debemos localizarlo inmediatamente. Es culpable por la muerte de Liu Cho.

- Liu Cho no hubiera querido ver sangre derramada por su culpa, Liu Fung Dae.

- Ese es Liu Cho, yo soy Dragón Blanco/Negro. Debe pagar.

Me alejo para tomar un baño, y luego comenzar la búsqueda de Meng Li. Lo más probable es que haber puesto precio a las cabezas de los Ministros de la Dinastía, era una estrategia para encubrir algún plan de Meng Li. Todo es muy enredado. Según los informes de Koi, no se ha encontrado a ningún Ministro, y lo que más me preocupa es que estén todos reunidos. Los Guardianes de Oriente no seríamos capaces de detener un ataque de todos los Ministros.

Chi Ku es con el primero con el que me he enfrentado, y no le deseo eso a nadie. Sus habilidades demostraban un dominio sobre la técnica de la grulla, una disciplina del  Kung Fu de Shaolin. Por lo que lógicamente, debería estar preparado como mínimo para cinco Ministros con cinco estilos definidos. Dragón, que lo más seguro es que sea el propio Meng Li; Serpiente; Mantis; Tigre; y Pantera. Mortales estilos de batalla, que si son hábilmente cultivados, son los enemigos más peligrosos... Termino de bañarme, y me dirijo a la sala de reuniones, el patio del Templo del Dragón de Mil Cabezas.

- Tao Po Fú, ¿alguna nueva información? – pregunto.

- No Liu, sólo lo que sabemos gracias a Koi.

- Bien. Quedas a cargo del Templo. Pediré a Sú Fú que te acompañe aquí, mientras con Shaman iremos en búsqueda de Meng Li.

- Como quieras Liu, si es que sabes en que te estás metiendo.

Luego de hacer los contactos necesarios, Sú Fú llega al lugar y apoya a Tao Po Fú en el cuidado del Templo. Debemos ser cuidados de que no vuelvan a sacar artículos del Cuarto de los Secretos, ni que Goldhem y Ogusa sean despertados y liberados de su prisión.

Con Shaman nos dirigimos hacia Liaoning, lugar donde se nos informó que Meng Li había sido visto, rodeado de multitudes. No aguanto las horas para que pague por la muerte de Liu Cho.

- Dragón Blanco – me dice Shaman, mientras pienso.

- ¿Qué sucede, Shaman?

- Siento una presencia mística acercándose a toda velocidad hacia nosotros – me comenta.

- ¿Presencia mística?

- Si. Está perturbando las señales astrales. Es un ser poderoso, pero extrañamente no lo había sentido antes – hace una pausa – Se acerca.

Nos detenemos inmediatamente, y es cuando se hace presente ante nosotros la figura demoníaca.

III

Ahí estaba sobre nosotros, batiendo sus poderosas alas, tapando el sol con su imponente presencia. No hacía falta tener poderes sobrenaturales para entender que este ser era poderoso.

- ¿Quién eres?- pregunto inmediatamente.

- Soy el Demonio de Shozan – responde, con una voz estruendosa – he venido por venganza.

- ¿Venganza? ¿Qué te hemos hecho nosotros? – pregunta Shaman, tratando de comprender a esta demoníaca presencia.

- Ustedes, “héroes”, me han quitado todo – responde, mientras baja y posa sus pies en el piso. Inmediatamente éste se pone negro, y todo lo que toca a la increíble criatura muere, incluso lo que toca su sombra.

- No entiendo de que estás hablando – continuo, impaciente porque el demonio nos detuvo en nuestro camino hacia Meng Li.

- Por su culpa he perdido todo, mi hogar, mi familia, mi futuro… por eso este demonio me ha dado sus habilidades para, ¡para que ustedes paguen! – sentencia, lanzándose en contra de nosotros.

Salto, mientras Shaman pronuncia oraciones para que la mera presencia de este “È mó”, no nos mate. Shaman llama su atención, y  yo intento concentrar un poco de energía, para poder terminar con esto rápidamente.

- Demonio, aléjate de nuestro camino – dice Shaman, que utiliza un gran collar de pequeñas calaveras que lleva en su muñeca como un escudo espiritual, y trata de esquivar el inminente ataque.

- Shin jamás se detendrá. El demonio Shin me ha dado sus poderes para acabar de una vez por todas con ustedes, falsos héroes – dice el demonio, que con poco esfuerzo, destruye la barrera espiritual del collar de Shaman, y lo lanza lejos, haciendo que se golpee con un árbol.

Comienzo a lanzar energía por mis manos, para que Shin, el demonio de Shozan, nos deje en paz. La energía no hace más que desaparecer cerca del “È mó”, que simplemente no nota que lo estoy atacando. Cuando me acerco para darle un golpe, Shaman lanza un grito desesperado.

- ¡¡No lo toques!! ¡Si llegas a tener contacto con él, tu energía vital será absorbida!

IV

... y prometo traer paz a esta nación, mientras dure mi administración de las fuerzas armadas…”, termina diciendo Chi Ku, mientras el Emperador Meng Li lo observa en la televisión de la gobernación de Liaoning.

- Increíble, nunca pensé que Chi Ku fuera a poner en funcionamiento aquel alocado plan que tenía.

- ¿Un plan? – pregunta Ying Zhao.

- Si. Una vez me explicó que podríamos gobernar China apropiándonos del sistema político, pero no le presté mucha atención en esos tiempos. Chi Ku era recién titulado en ciencias políticas, y no veía en sus ciencias algo que me interesara. Ya había perdido el interés en la política, cuando Mao Zedong me traicionó, luego de que le diera el poder necesario para su revolución. Este chico es fantástico…

- ¿Por qué, señor?

- Porque con un miembro de La Dinastía en el gobierno, y en el Departamento de Defensa, sus decisiones dependerán exclusivamente de mi, y tendremos el control sobre la defensa de esta nación, Ying Zhao. Sólo espero que haya contactado a Pao; sin ella, el plan estaría incompleto.

- Creo que he escuchado sobre Pao. Es otra de los Ministros, ¿no? – pregunta nuevamente Ying Zhao.

- Así es. Pao es también un Ministro. Hace años que no la veo, ella fue la única que prestó oídos a los planes de Chi Ku, deben estar trabajando juntos – comenta el Emperador Meng Li, tomando asiento – Pao fue enviada al extranjero hace mucho tiempo. Espero verla pronto.

V

Los muros de las celdas de la prisión de alta seguridad de Beijing albergan a los más desquiciados delincuentes, pero también mantienen seguro al actual jefe de La Dinastía, Kaito Tso. Sus movimientos han estado siendo seguidos por Tcheng, el manco, quien aún no puede creer que Tso haya osado abusar de la confianza que el Emperador Meng Li había depositado en él.

Mientras Tcheng observa desde la lejanía, un guardia de seguridad se acerca con un teléfono celular a la celda de Kaito Tso.

- Señor Tso, tiene una llamada – le dice el guardia de seguridad a su jefe.

- ¿Quién querrá hablarme a estas horas? – se pregunta en voz alta el actual jefe de la organización criminal más grande de Oriente - ¿Si? ¿Con quién hablo?

Una voz, que hablaba un idioma diferente al mandarín, comenzó a hablar. Detallaba cifras exorbitantes de dinero, si es que Tso ponía a trabajar a La Dinastía en un plan maestro.

- “Of course, me too. I hope you have a good night” – termina diciendo Tso.

- ¿Llamada del extranjero, señor? – pregunta el guardia, esperando el teléfono celular para eliminar evidencias.

- Una llamada del cielo, mi querido amigo, del cielo.

La llamada deja intranquilo a Tcheng, que no sabe qué hacer para saber con quién y de qué estaba hablando Kaito Tso. En eso, una pequeña piedra con un mensaje cae por entre las rejas de la ventana de la celda de Tcheng. Esperando que nadie se hubiera dado cuenta, se agacha y la recoge. La lee, y un plan inmediatamente se viene a su mente.

- Vendrán por mí, así es que Kaito Tso… tus días están contados.


Continuará…
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