6.10.09

Fuego #6

Cenizas (2 de 3)
“Julie”
Historia: Zirijo.

I

El rostro de Escorpión no expresaba ninguna emoción aparte de la severidad. Junto con el último de sus más grandes enemigos, la Familia de Fuego, partió en un viaje hacia la cordillera de Eria, un lugar difícil, su hogar.

- ¿No sería mejor rodear el desierto? ¿O ir volando? – preguntó Justin, perdido en el cansancio.

- ¿Y qué merito tendría eso? – devolvió la pregunta Escorpión.

- No lo sé… Ninguno, creo – después de eso, Justin calló.

Siguieron su camino. Habían salido de Northcrem hace un par de días, y habían recorrido ya unos miles de kilómetros, hasta que dieron con el desierto de Eria. Ese desierto era uno de los más secos del mundo, y en verdad, nada podía crecer ahí.

- Descansaremos hasta que sea de noche, luego continuaremos – ordenó Escorpión.

- Creo que dormiré un poco – dijo Justin, mientras se tiraba en el suelo árido.

- No, debemos buscar agua y alimento, para llevar con nosotros. El desierto no nos proveerá de nada. Ya cometí ese error una vez.

Comenzaron la búsqueda de alimento y agua. Mientras caminaban en sentido sur, encontraron un pequeño pueblo, que no estaba en ningún mapa. “Si hay personas, hay agua”, pensó Justin, mientras se acercaba a ver si podía conseguir algún tipo de ayuda, mientras que Escorpión tomó su propio camino, buscando algo para comer más adelante.

- ¡Aló! ¡¿Hay alguien en casa?! – llamó Justin a la puerta de una de las casas, pero nadie atendió.

Continuó su caminata, hasta que encontró un pozo en medio del pueblo. Avanzó hacia él para ver si había suficiente agua. Encontró, mientras caminaba, un par de botellas, que limpió y se dispuso a llenar con agua. Cuando bajó la cubeta, escuchó un sonido desde el pozo. Un violento chorro de agua salió desde el fondo, mientras que unas cuantas formas hídricas se formaron en frente de él. Eran los Hombres de Agua.

II

- Hombre de Fuego, hemos venido ya que no cumpliste tu parte del trato – dijo una de las figuras de agua.

Justin los reconoció inmediatamente: eran los mismos “tipos de agua” que le ofrecieron la tregua, por la información para encontrar al desaparecido Hombre de Agua. Lo que no sabían ellos, era que el Hombre de Agua se había convertido en un Elemental, y que su identidad había desaparecido.

- Hombres de Agua, su compañero atlante ha pasado a otro plano… ahora es un Elemental.

Al escuchar esto, los atlantes dudaron un momento, pero luego continuaron firmes en la emboscada.

- Patrañas. Solamente hay una respuesta para su desaparición. ¡Tú lo mataste!

La acusación era ridícula. Estos mismos tipos fueron los que lo invitaron a investigar sobre el paradero de su antiguo enemigo, y ahora lo estaban inculpando por su desaparición.

- Eso no es así. Yo no le he hecho nada al Hombre de Agua, él se transformó…
Desapareció – trataba de hacerlos entender Justin, pero los Hombres de Agua no querían excusas, y se lanzaron al ataque.

En el momento en que Justin iba a tomar su forma ígnea, por su espalda pasó fugazmente una sombra, que chocó frontalmente con el atacante del joven defensor. Era Escorpión, que con el impacto hizo disipar al ser hídrico, que retrocedió, y se alineó con sus compañeros.

- Recuerda la lección número uno – dijo Escorpión a Justin, sin mirarlo, mientras observaba a los enemigos de su “discípulo”.

- No te entrometas en nuestros asuntos. Este es un ajuste de cuentas entre el Hombre de Fuego y nosotros – le dijo uno de los “tipos de agua” a Escorpión.

- Sus problemas, ahora son también míos – respondió el hombre cubierto de concreto.

- Como quieras.

III

Dos figuras hídricas se lanzaron en contra de Escorpión, mientras que uno iba en contra de Justin, que por la fuerza de la costumbre, tomó su forma ígnea.

- ¡No!, eres vulnerable – gritó Escorpión al Hombre de Fuego, que intentó frenar el ataque del agente atlante, pero este se impulsó en el piso, y alcanzó a cambiar de dirección, dando de lleno en el pecho del joven ígneo.

Escorpión, en tanto, miró a estos Hombres de Agua, y se quedó parado en el piso. Todos los ataques que realizaban los agentes que querían venganza, no hacían más que reventarse en contra de Escorpión, que gracias a Espuma había adquirido una “fachada” de concreto.

Del contacto entre uno de los Hombres de Agua y el Hombre de Fuego, se formó una nube de vapor. Justin, por la fuerza del impacto y la reacción al fuego y el agua, cayó al suelo, donde cambió de forma, y se escabulló hacia el interior de una de las casas.

Al interior de aquellas casas había varios utensilios eléctricos; el pueblo se proveía de electricidad gracias a placas solares. Justin, al entrar, se dirigió directamente a la cocina, donde preparó una emboscada contra su atacante. Tumbó el refrigerador, y comenzó a llenar de objetos metálicos la parte de atrás. Solo tenía que esperar.

Escorpión, mientras, seguía aguantando los constantes ataques de los agentes atlantes, y esperaba que Justin estuviese siguiendo sus instrucciones. Por lo menos ya no veía flamas cerca.

- Deja al muchacho, esta es nuestra oportunidad para acabar con esa escoria. Nosotros obtendremos nuestra venganza, y tú, lo que sea que quieras – le dijo uno de los agentes, que no paraba de atacar.

- Tú obtienes lo que quieres, yo no – contestó Escorpión, que de un momento a otro, dejó pasar uno de los tipos de agua, y luego al otro, esquivando sus arremetidas.

- Tú lo quisiste – amenazó una de las figuras hídricas.

Mientras, dentro de la casa, a Justin le parecía muy sospechoso que no hubiera nadie a quien pedir disculpas por lo del refrigerador, pero ya se había percatado que el pueblo fue abandonado de repente.

La cocina tenía una puerta que daba hacia el patio trasero. Por ahí apareció la figura de agua, que creyó atrapar por sorpresa a Justin, pero éste saltó sobre el refrigerador tumbado y tomó forma ígnea, lanzándole una gran bola de fuego. Esto obligó al “tipo de agua” a ir por abajo, lo que provocó que hiciera contacto con los objetos metálicos y con el motor del refrigerador. De inmediato se produjo una fuerte descarga eléctrica, que dejó fuera de combate al atlante.

- No puede ser – dijo muy bajo Justin, mientras volvía a forma humana, para no seguir con los destrozos, y mientras veía como el agua que quedaba tirada se reunía y tomaba forma “humanoide” una vez más.

Escorpión, por su parte, mantenía la distancia de sus enemigos de agua, los que comenzaron a mover sus manos de forma extraña. Luego, Escorpión sintió cómo un poderoso chorro de agua salía del pozo, al cual le había dado la espalda. El torrente de agua era poderoso, lo que hizo que al impactarlo, Escorpión cayera de rodillas.

- No debes meterte con los “Hombres de Agua”. Ahora tu también serás llevado a la Atlántida, para ser enjuiciado, por la muerte de nuestros agentes.

En eso, Justin salió corriendo de la casa, con un extenso cable. Aprovechó que todo el piso estaba mojado y lo dejó caer, electrocutando a los Hombres de Agua que habían hecho caer a Escorpión. Tal como su compañero, al deshacerse las figuras, tomaron forma humanoide, forma atlante.

- Buena idea, niño. Ahora hay que irnos de aquí. Debemos seguir con nuestro camino – dijo Escorpión, mientras se levantaba. La descarga eléctrica no le produjo más que una leve molestia, ya que su cobertura de concreto no permitía que la electricidad llegara a sus órganos internos.

- Pero, ¿y el pueblo? Está vacío. Alguien debe haber estado aquí y haber hecho algo – dijo Justin, que trataba de encontrar una explicación.

IV

- No son nuestro problema – dijo Escorpión.

- Claro que lo son. Son mi problema. No me iré de aquí, hasta que sepa que sucedió con los habitantes del pueblo – dijo Justin, mientras que sin esperar respuesta, comenzaba a caminar en dirección de las casas cercanas.

Sin poder obligar al joven Hombre de Fuego, Escorpión lo ayudó a tratar de descubrir qué había pasado con las personas. Luego de recorrer muchas casas, dieron con un gran establo, en el cual estaban todos reunidos, amarrados, y algunos inconcientes.

- ¿Qué sucedió? – preguntó Justin a una señora, a al cual desamarró y despojó de su mordaza.

- Unas figuras de agua nos obligaron a dejar nuestras casas, llegaron muy temprano hoy, salieron del pozo – respondió.

- Ubique inmediatamente a los policías del pueblo. Dígales que hay que llamar a las fuerzas de “The Wall”, de Northcrem, para que se lleven los cuerpos de esos atacantes – le dijo el Hombre de Fuego, mientras salía del establo.

- Esos tipos te buscaban para que pagaras por la muerte de sus agentes – dijo Escorpión a Justin, mientras que abandonaban el pueblo con las provisiones que lograron reunir.

- Lamentablemente, era mi hermano quien debería haber respondido por su muerte, no yo… – contestó Justin, apesadumbrado.

- Bien. Ya está anocheciendo, y hay que darnos prisa. Queda un desierto por delante.

V

- Tu capacidad de generar fuego es muy útil – dijo por fin Escorpión, luego de una noche entera de un largo silencio y caminata – Te recomiendo, para aplacar el frío nocturno del desierto, que logres que tu forma ígnea sea tan leve, que ni siquiera salga de tu piel. Creo que debes entrenar el control de tu temperatura interna.

- Nunca lo había pensado – respondió Justin, luego de reflexionar sobre el uso que daba a sus poderes – Sólo los usábamos para combatir.

- Ese es tu problema. Vez el fuego como algo externo a ti, no como una extensión de tu propio ser. Debes entrenarlo, como los deportistas entrenan sus brazos, piernas o puntería – completó Escorpión.

El Sol salía por el Este, y la temperatura comenzaba a elevarse.

- Nos detendremos aquí – ordenó Escorpión – hasta que el sol esté por sobre nuestras cabezas, cavaremos un agujero en el suelo, donde pasaremos el resto del día.

- ¿Esa es tu solución? – preguntó Justin, que no esperaba eso.

- Es la única forma de aplacar el calor del día. Aunque puedas tomar forma de flama, el calor puede volverte loco si es que no tienes control sobre él.

Ambos cavaron hasta crear perfectas “tumbas”. Mientras que se tapaban con la misma arena que habían sacado, dejaban sus cabezas fuera de la arena.

- Creo que esto no va a funcionar – dijo Justin, mientras tapaba su cuerpo con arena.

- Tapa tu cabeza con algo, puede que con tu playera. No querrás que algún alacrán u otro bicho se te meta por las orejas, ¿o si? – preguntó Escorpión, que ya estaba completamente enterrado.

- Bien – respondió a regañadientes Justin.

Durmieron hasta el anochecer. Desde donde estaban se lograba ver solo las puntas de las altas montañas que conformaban la Cordillera de Eria. Esta Cordillera era famosa por separar tres climas diferentes: la selva al sur, el bosque al norte y el desierto al Este. La cordillera impedía que la vegetación se extendiera más y que el desierto avanzara hacia el Oeste, así se mantenía una especie de equilibrio climático en aquella zona.

Cuando Justin despertó, vio que Escorpión había encendido fuego y cocinaba la liebre que capturó antes del ataque de los agentes atlantes.

- Apresúrate en salir de ahí. Nos queda una noche de caminata. Si te das cuenta, ya se ve la codillera de Eria. Es ahí donde vamos.


Continúa...

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