26.8.09

Blackbird #7

“Hijo de la Fe” (Parte 1 de 4)
Historia: Rodrigo Roa.

I

Los días posteriores al fin de la Extinción, fueron pacíficos y hermosos. La Tierra parecía renovada, e incluso quienes trabajaban en la reconstrucción de los lugares afectados por los desastres naturales, lo hacían con mayor prestancia.

Adam Johnson aprovechó estos días de calma para vivir como una persona normal. Rindió sus exámenes de secundaria y los pasó sin problema, y postuló para entrar a la Universidad de Angalileo. Cuando llegó el momento de elegir una carrera, sólo una se vino a su mente: Psicología. Y no lo hizo sólo inspirado por Sophie, sino que también porque sentía que debía aprender a conocer todos los factores que afectaban sus poderes, y sabía que las emociones no venían solas.

Además, Adam ayudó cuanto pudo a Cat O’Neal, como agradecimiento por su amabilidad y el hospedaje que aún le daba. Entre ambos crecía un vínculo de amistad, casi como de hermanos, o de madre e hijo.

De vez en cuando, Blackbird era requerido para detener algún atraco, o rescatar a alguien en apuros, y entonces, Adam recurría a su traje, su máscara y su identidad secreta. Así, la fama del joven defensor crecía poco a poco en la ciudad, y a través del país.

Pero sin duda, lo que más disfrutaba el joven, eran las tardes en que salía acompañado de Sophie, y a veces, también con Matt Parker. Juntos recorrían la ciudad y disfrutaban de las cálidas tardes de primavera.

No todo era perfecto, sin embargo. Cuando él y Sophie hablaban, y a pesar de la cercanía que tenían ahora, y a pesar de superar el miedo que le provocaba que Void supiera su identidad, había algo más que le preocupaba, y que no lo dejaba estar completamente tranquilo junto a la muchacha. Y es que Adam Johnson no sabía nada acerca de su pasado, y sus recuerdos estaban totalmente en blanco…

II

Una tarde cualquiera, tras despedirse de Sophie y Matt, Adam volvió a su casa. Aún quedaba alrededor de un mes para que comenzara el semestre universitario, así que todo seguía tranquilo en su vida.

Mientras caminaba, un hombre se aproximó a él. Llamó su nombre, y Adam lo reconoció como Christian McKenzie, a quien no veía hace tiempo.

- Adam… - dijo el hombre, tras los saludos de rigor – Hace días que quería hablarte. Veo que tienes días tranquilos.

- Así es… por ahora – dijo Adam, sonriendo - ¿Qué es lo que querías hablarme?

- Pues, ahora es el momento… Debes venir conmigo – sentenció McKenzie.

- ¿Venir? ¿Dónde? – preguntó el joven, sorprendido.

- Void no ha regresado y The King está aún escondido… El mundo está en paz. Es el momento preciso para esto. Puedes venir y no habría problemas.

- Aún no entiendo, señor McKenzie… - Adam estaba realmente intrigado - ¿Por qué quiere que vaya con usted? ¿Y dónde?

- Adam… - dijo McKenzie, con una tensa pausa - ¿Quieres conocer tu origen?

III

Cat O’Neal sintió un tanto extraño a Adam, cuando éste llegó a casa. El muchacho parecía un tanto confundido.

- ¿Qué pasa, Adam? – preguntó la mujer.

- Pasó algo extraño, Cat – el joven decidió contarle todo – Un hombre que conocí hace un tiempo, dice haber conocido a… mi padre… Dice saber acerca de mi origen…

Cat se sobresaltó al escuchar esto. Los recuerdos de su pasado doloroso llenaron su mente.

- ¿Cuál es el nombre de este hombre? – le preguntó al joven.

- Se llama Christian McKenzie – respondió Adam – Y por alguna razón, confío en él…

- Hace bien – dijo Cat con una sonrisa de satisfacción – Conozco a ese hombre, y sé que lo que hace, lo hace con buenas intenciones.

- Él… quiere que le acompañe en un viaje… Mencionó al pueblo Hachit.

Cat respiró hondo. Miró a los ojos del muchacho, y trató de transmitirle calma. Los poderes empáticos de Adam hicieron el resto.

- Debes ir – dijo Cat, repentinamente – Y no tengas miedo. Los Hachit te darán las respuestas que buscas.

Adam se sorprendió de que Cat hablara de esto con tanta seguridad. Pero en ese momento agradeció tener sus habilidades. Podía confiar en ella. Así lo hizo, y comenzó a prepararse para el viaje.

IV

- No te preocupes, Adam. Nada malo pasará mientras no estés en la ciudad – fueron las palabras con las que Christian McKenzie trató de calmarlo, cuando estuvieron a punto de partir.

Decidieron salir de madrugada, para no llamar la atención. Ambos llevaban muy poco equipaje, y Adam llevaba su traje puesto bajo la ropa.

- Rodlick, Guía de los Hachit, ya sabe de nuestra pronta llegada – le contó McKenzie a Adam – Será un largo viaje, ¿preparado?

Adam asintió con un movimiento de su cabeza. En realidad, a pesar de creer que lo que hacía estaba bien, aún temía por lo que pudiese pasar en su ausencia.

- Los viajes siempre cambian las cosas – concluyó McKenzie.

Así, comenzaron un camino que seguirían por dos días completos, desde Angalileo hacia el suroeste, a la misteriosa morada del pueblo más antiguo del mundo, los Hachit.

Adam estaba ansioso por descubrir su pasado, pero lo único que lamentaba, era haberse ido sin despedirse de Sophie…

V

A kilómetros de distancia de la gran ciudad, un hombre sabio, conocido como el Guía de los Hachit, cierra sus ojos, sólo para ser atormentado por una oscura visión.

Extrañas sombras danzaban alrededor de una enorme fogata, al ritmo de horrendos gritos. Sobre el fuego, cientos de cadáveres colgaban cabeza abajo, y Rodlick se sentía desamparado en medio de la tétrica escena, sin poder aferrarse a nada. Una voz gutural se elevaba sobre el resto.

- ¡¡Él llegará, y el miedo se levantará!! ¡¡El pájaro negro viene!! ¡¡Es el último día de los Hachit!!


Continúa...
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