25.4.09

Alianzas #3

“Centinelas”
Historia: Zirijo.

I

     No por nada le decían Animal. Este espíritu de la naturaleza es ahora un vigilante de los hombres. Ha pasado por tanto, ha visto tanto mal, que no puede seguir interfiriendo de la forma en la que lo hacía. Su nueva manada lo identifica como líder.
            No hace mucho, perdió el rastro de un amigo. Desapareció de la noche a la mañana. Ubamba, controlador de la tierra, despareció con un terremoto de proporciones. El macho alfa de la manada de Centinelas viaja a toda velocidad, cual chita, para encontrar la aldea en donde creció Mikel Ubamba. Una vez, cuando se conocieron, los ancestros de Ubamba le hablaron directamente a su mente, y ahora necesita saber desde dónde lo había contactado. Delta le dio un par de pistas, pero la verdad, es que nadie sabe que pudo haberle sucedido al campeón de África.
            Tenía que empezar en el primer lugar donde lo vio: el Congo, cuando se enfrentaron a la amenaza del villano Toxik, y su primer encuentro con Pershing*. El lugar estaba cerrado. La Organización de las Naciones Unidas envió un equipo de limpieza a la zona, luego de que se revelara la existencia de este vertedero químico. Animal tenía que encontrar pistas. Se encontraron por primera vez a las afueras de esta fábrica, y ahí fue donde llegó Animal, buscando pistas, rastros, sabiendo que luego de haber pasado más de un mes de lo ocurrido con Toxik, es difícil encontrar algo que lo pueda llevar a la aldea de Ubamba. Decidió entrar a la fábrica para asegurarse de que todo anduviera bien. En el interior, sólo parecía estar un guardia nocturno, pero lo extraño era que estaba fuertemente armado.

            —¿Armado? ¿Para qué, si sólo están limpiando? —se preguntó—. Es mejor que averigüe un poco más.

            Así comenzó a rastrear lo que fuera que estaban cuidando tan misteriosamente. En silencio, entró al edificio que albergaba a Tom Black, negociante del mercado negro. Animal buscaba la razón por la que el guardia andaba tan armado. Escuchó un lamento. Venia de lo profundo de la fábrica. De repente sintió la necesidad de ir donde lo llamaba el lamento, apresurándose y haciendo su visita a la fábrica evidente. Los sistemas de seguridad se activaron, y un gran número de guardias se puso en el camino de la bestia. La necesidad de ir donde nacía el lamento era tan grande, que hizo caso omiso a las advertencias de los guardias, y siguió su camino a toda velocidad. Las armas de los guardias se descargaron contra Animal en el instante en que comenzó a correr.
            El armamento era químico, no eran balas normales, lo que hizo que el cuerpo de Animal se llenara de jeringas. Lleno de una sustancia tranquilizante, Animal seguía corriendo, y barriendo de un solo manotazo a los guardias. Llegó hasta una habitación construida en medio de la fábrica, en el lugar mismo donde guardaba los químicos Black. Con la fuerza de un gorila, Animal golpeó enardecido la puerta que lo separa de quien estuviera emitiendo el lamento. Logró romper la puerta, y lo que vio fue casi una escena de ciencia ficción. Un gran contenedor de vidrio tenía encerrado a una criatura deforme. Es un montón de químicos, que se mueven y que gritan. Especies de manos se aprietan contra el vidrio, pidiendo ayuda. Detrás, un equipo de científicos, sorprendidos por la entrada de Animal, trabajan en este laboratorio. Un nombre, con grandes letras rojas, sobresale por sobre los demás: Quimera Corp.

II

            Mientras Animal se encontraba con esa sorpresa, Delta estaba reuniendo al equipo. Se había contactado con el Doctor Neutrón, y este le dio la información de cómo contactar a Mindreader. El Doctor se había ido a Centroamérica, a El Salvador, a realizar una conferencia sobre el desarrollo de la tecnología en Latinoamérica, donde estaban invitadas distintas eminencias del campo científico. Delta estaba en Arabia Saudita, para pedir ayuda a Mindreader. Doctor Neutrón le dijo que podría ser complicado hacer que los ayudara, y que la vez anterior fue una excepción.
            Haciendo caso omiso a las advertencias de Neutrón, Delta buscó a Mindreader por su identidad de civil, Alí Goukal, quien había sido un destacado héroe en el Escuadrón.R, y que por motivos personales dejó su carrera de defensor.

            —No servirá de nada que vengas a mi casa —respondía Alí, ante las insistencias de Delta—. Ya estoy retirado, debo cuidar de mi hermana y darle un futuro por el cual vivir, quiero darle una vida normal.

            —Pero con tu potencial no podemos perderte de nuestro lado. Estamos reuniendo un grupo de héroes, algo así como una especie de vigilantes.

            —Ni siquiera para eso puedo ayudarlos.

            —Pensamos que como ya nos ayudaste una vez, podrías. Necesitamos puntos fijos de vigilancia en esta zona. Con las condiciones actuales, la destrucción y la violencia se apoderan del mundo.

            —Lo sé, es un peligro inminente… pero no me puedes pedir que abandone a mi hermana. Es por lo único que me queda por luchar, no me puedes pedir que la deje.

            Delta miró directamente a los ojos a Alí, y no puede seguir intentándolo. Alí es un aliado muy fuerte para el equipo, pero no puede ir en contra de su voluntad.

            —Mindreader… —dice finalmente—. Por cualquier cosa, solamente debes llamar. Este dispositivo te mantendrá en contacto con el Doctor Neutrón. Por favor, piénsalo.

            —No puedo negarme a recibir esto… sólo te prometo que lo pensaré.

            Alí quedó muy confundido luego de la conversación con Delta. Estaba poniendo en juego la vida de su familia, en contra de la seguridad del mundo. Se había hecho esta misma pregunta mil veces antes, pero la fragilidad mental de su hermana le preocupaba. Luego de haber quedado afectada por sus propios psico-poderes, la hermana de Alí, Cindaí, quedó muy débil, y Mindreader no fue capaz de seguir con su vida de héroe. Volvieron a su tierra natal, y Alí enterró todo su pasado en las arenas del desierto. Pero ahora lo necesitaban, y no sabía si responder al llamado que se le hacía. Mientras Alí pensaba, mirando por una de las ventanas de su casa en la noche de Arabia, Cindaí lo observaba, tratando de entender lo que pasaba por la mente de su hermano.
            En eso, sonó el comunicador que le dio Delta, y escuchó la voz de la mujer a través de él…

            —“Mindreader, cambio… Mindreader, tenemos problemas. ¡Animal necesita de nuestra ayuda!”.

III

            —“… es por eso que necesitamos las tecnologías que disminuyen los elementos contaminantes. No esperamos que la historia de la irresponsabilidad ambiental se repita aquí en Latinoamérica. Muchas gracias”.

            Así terminaba la exposición del doctor Zachary Schneider en la Universidad de El Salvador. El doctor Schneider, más conocido como Doctor Neutrón, era muy dado a este tipo de experiencias, puesto que se daba cuenta de lo preocupado que estaba el mundo con respecto a la buena utilización de la tecnología al servicio del hombre. Era un día muy caluroso, como es de costumbre en esta zona tropical, por lo que las conferencias se realizaban entrada la tarde para poder tener un amplio marco de público.
            Luego de una cena, en honor de las grandes mentes que se reunían en esta ocasión, el Doctor decidió hacer un paseo nocturno por la ciudad, para poder conocer más de la vida bohemia de El Salvador. Lleno de luces y personas entregadas a la fiesta, la noche centroamericana se ve demasiado animada para un hombre como el doctor, por lo que busca una zona con menos ruido. Llega así a las afueras de la ciudad, donde se mezclan la vida humana con la selva. Plantaciones de plátanos y árboles autóctonos pueblan las sombrías afueras de la ciudad. Respira hondo, y mientras se prepara para volver al hotel, un hombre lo sorprende e impide su paso.

            —Usted es… Zachary Schneider… lo necesito un momento, doctor —interrumpe la persona que lo detiene.

            —¿Quién es usted? ¿Qué necesita de mí?

            —Su ayuda, doctor. Usted puede ayudarme a detener a un peligroso delincuente. Puede llamarme Balam, y por cierto, habla muy bien el español.

            —Gracias, pero… ¿de quién me hablas?

            —Sombra. Ya las protecciones sagradas no son lo suficientemente fuertes para detenerlo, y pensé que usted podría ayudarme a detenerlo con un poco de la tecnología de la cual tanto habló en su conferencia.

            —¿Usted estaba ahí?

            —Estoy en todos lados. Mis oídos son alimentados por el viento. Pero necesito que nos pongamos en marcha ahora. Sombra no tiene tiempo para esperarnos.

            —Muy bien, deje ver que puedo hacer.

IV

            Adormecido por los tranquilizantes, Animal sigue luchando para sacarse de encima a los guardias de Quimera Corp. Estos tienen a una criatura encerrada en contra de su voluntad. Es todo muy extraño, pues son demasiadas las coincidencias… el accidente de Tom Black, la aparición de Pershing, y ahora este laboratorio con esta criatura.

            —Este es el espécimen del cual nos habló Jeff Hunter —dijo uno de los científicos que trabajaba en el laboratorio—. ¿Cómo habrá llegado hasta aquí?

            —Mi nombre es Animal. Dejen libre a esta criatura, ¡AHORA!

            —No recibimos órdenes de nadie, Animal —contestó un hombre de traje y corbata—. Además, tu nos servirías mucho para nuestros estudios.

            Tras estas palabras Animal soltó un grito ensordecedor, como un rugido, y comenzó a destrozar todo el lugar. Los guardias seguían tratando de capturar a la bestia, pero estaba fuera de sí. El control que suponían estos arrogantes hombres lo volvía loco. Era la única cosa que no podía soportar. En un arranque de ira, lanzó un escritorio de pruebas contra el gran recipiente que contenía a la criatura. Ésta logró liberarse, y comenzó a absorber todos los productos químicos que estaban esparcidos por el suelo. Luego de esto, se detuvo y empezó a tomar forma. Se lograron distinguir brazos, cabeza, ojos y boca, nada más. Un horripilante sonido sale de lo que supone que es la boca, y comienza a hablar. El sonido de la voz de la desfigurada criatura le es familiar a Animal, y por esto detiene su arremetida contra el laboratorio.

            —Por fin libre… gracias, Animal… gracias por liberar a tu verdugo.

            Todo el mundo había abandonado la zona, dejando a las dos criaturas solas. Animal, sorprendido por escuchar esto de lo que sea que haya liberado, queda paralizado. Es el efecto de la sorpresa y los tranquilizantes.

            —Tom… no, ya no más Tom Black… Toxik es mi nombre, por si no lo recuerdas. Tú y tus amigos me hicieron esto. Ahora pagarás.

            La velocidad del golpe que recibe Animal es muchísima, y no permite que la bestia reaccione. Como un chorro de alta presión, el brazo de Toxik se abalanzó contra Animal, dejándolo incrustado en una pared.  De reojo, Animal miraba a su nuevo contendiente, y también miraba los restos de químicos que quedaban en su piel luego del ataque. Ardía. Toxik dejó salir una especie de gas de su cuerpo, de un color verde.

            —Mira lo que me haz dado. El poder sobre los químicos que conforman mi cuerpo. Estos científicos me han dado mil formas interesantes de moldear los componentes de mi nuevo cuerpo —decía Toxik, mientras observaba como Animal se incorporaba—. Por ejemplo, este gas ataca tu sistema nervioso central, impidiendo reacciones rápidas. Solo basta con que respires… y date por vencido.

            Animal se fijó en la disposición del laboratorio, donde abajo, lugar de la pelea, estaban las mesas de prueba, y arriba, tras una gran ventana, estaban los centros de control y de resultados. Decidió saltar y romper el vidrio reforzado. Escaló y lo logró, escapando momentáneamente del gas. Buscando el dispositivo para abrir la puerta, Animal apretó el dispositivo de seguridad, bloqueando la ventana por donde entró al cuarto con una cubierta de acero, pasteurizando el centro de pruebas. Un fuerte grito de dolor salió de la cerrada habitación. Era la voz de Toxik.
            Logrando abrir la puerta, Animal dejó la habitación, pero mientras corría, a mitad de un largo pasillo, comenzó a desmayarse y perdió el conocimiento. Suficiente para activar la señal espiritual con la que se comunicaba con Delta.

V

            Sin pensarlo mucho el Doctor Neutrón fue por su traje y un poco de equipo, junto con Balam. Este sujeto se veía muy fuerte y poderoso. Su control sobre lo sobrenatural impactó al Doctor, quien estaba acostumbrado a oír sólo a Delta hablar sobre los poderes del mundo astral. Balam y el Doctor Neutrón se movían a través de la nocturna selva tropical. Balam, con su conocimiento de la zona, no caía en las trampas que pone la noche en estas selvas alejadas de la humanidad. En estas tierras sólo viven personas que respetan lo desconocido, gente temerosa de su alma y de lo que esconden los misterios de la selva.
            Sombra era uno de esos misterios. Nadie sabía de donde había aparecido, pero prometía abandonar este mundo de dolor si se sometían a su voluntad. Tras él llegó Balam, que había abandonado este mundo hace mucho, y que volvió para llevar a Sombra de vuelta a donde salió. Todo cubierto de un aura mística, desagradable para Neutrón, la selva no permitía que los escépticos, ni la razón entraran en estas tierras olvidadas por la civilización. Balam y su poder dejaban que Neutrón viera lo que veía. Espíritus, monstruos, ciudades ocultas; todo lo que estaba vetado para los ojos de los hombres modernos. En un árbol, cerca de la ciudad perdida, estaba Sombra. Una figura dormida, y amarrada por cordeles dorados, estaba esperándolos.

            —Este es Sombra, Doctor. Está así por la soga, pero cuando despierte podrá romperla y escapar. Necesito que me ayude a dejarla así por mucho tiempo más. Por lo menos hasta que se abra nuevamente la puerta que nos lleve a donde pertenecemos ahora.

            —¿Necesitas que quede dormido? Creo que con un sedante, podríamos llevarlo a la ciudad, y luego a mi laboratorio en Alemania. Ahí podemos dejarlo en condiciones semejantes a la criogenización.

            —¿Criogenización? —preguntó Balam, sin poder entender la palabra que había usado el Doctor Neutrón.

            —Si, un estado semejante a la muerte, pero del cual se puede volver a la vida cuando se quiera.

            —Bien, eso servirá. Mientras, dele el “sedante”, o como sea que lo llamó.

            Cuando El Doctor Neutrón se acercaba, los ojos de Sombra se abrieron, y utilizando su fuerza sobrehumana, rompió los cordeles que lo mantenían en una fingida detención.

            —No vuelvas a dejarme solo, Balam… puede que sea la última vez que tengas la oportunidad de tenerme así de dominado.

            —Sombra, pagarás por tu atrevimiento —dijo Balam, mientras se abalanza contra él.

            Ambos lucharon de forma férrea, y salvajemente. La tierra es lo que alimenta el poder de Balam, pero no de la misma forma que a Ubamba, sino que le entrega el poder que necesita para seguir combatiendo, le da fortaleza, aguante, fiereza, los poderes del jaguar.
            Sombra es todo lo que simboliza la oscuridad. Trabaja sucio, es astuto y muy ágil. Una batalla difícil. Sombra interrumpe la batalla.

            —Así es que no te das por vencido, Balam… Pues entonces, mi ejército de las sombras te destruirá.

            De la nada aparecieron figuras amenazantes. Un aura las envolvía en un fuego mortuorio y místico. Un fuego púrpura las diferenciaba de la oscuridad que reinaba en la noche selvática. El Doctor Neutrón prendió luces que sacó del equipo que trajo, y apuntó a las figuras, encontrando esqueletos en forma ígnea. Los superaban en número, y Balam comenzó a luchar para proteger al Doctor Neutrón. Balam, agitado por la ardua batalla, decidió que lo más conveniente era huir, o seguiría poniendo en peligro la vida del Doctor Neutrón.

            —Doctor, piense en la persona con la cual estaríamos a salvo en este momento, puedo llevarnos con él en un segundo.

            —¿Con alguien con quién estemos seguros? —pensó por un momento, y una gran luz los cubrió.

            La luz desintegró la ígnea forma de los cadáveres, dejando a Sombra solitario, en medio de la selva. Sonrió. Una victoria sobre Balam, y una posibilidad de llevar a cabo su plan.

VI

            —Alí, ¿en qué estás pensando? —interrumpió Cindaí Goukal a su hermano, que no sabía qué hacer.

            —Ve a acostarte Cindaí, es muy tarde, y mañana hay escuela —trató de derivar la conversación.

            —Hermano, sé que estas pensando en ir a ayudar a ese tal Animal. Ve, no es necesario que me sigas mintiendo.

            El rostro de Alí cambió. Miró a su hermana como si no necesitase su ayuda, se sintió inútil.

            —Alí —continuó Cindaí—. Sé que eres tu el que hace las rondas nocturnas de las que tanto hablan en los periódicos. Es tu “firma”, tú eres quien deja a los delincuentes atados frente a la comisaría, dejando las instrucciones de cómo detenerlos la siguiente vez. Siempre has sido así.

            Alí comenzó a llorar, había subestimado a su hermana y ahora no sabía qué hacer con todo lo que le había dicho, todas las promesas que hablaban de dejar de patrullar, de dejar la vida de héroe.

            —Cindaí, lo siento, es parte de mí, no puedo… olvidarlo de un día para otro.

            —No te culpo de nada hermano, tú eres lo que eres, y así me siento orgullosa de que seas. Alguien pide la ayuda de Mindreader, y no debe dar la espalda a nadie.

            Una sonrisa se formó en el rostro de Alí. Su traje ya no existía, su emblema fue olvidado, pero su poder estaba ahí, con él, todo el tiempo. Tomó el traje que le había regalado el Doctor Neutrón, y se lo colocó. Nuevas fuerzas inundaron a Mindreader, ya no debía esconderse más; ya no más mentiras. A responder el llamado de auxilio.

VII
  
            La violenta luz que separó los caminos de Balam y el Doctor Neutrón, del de Sombra, hizo que los héroes se trasportaran a una habitación muy blanca, ante la presencia de un ser adormecido y víctima de cables y tubos.

            —¡Animal! —exclamó el Doctor Neutrón al ver que la “persona” en la que él había pensado, estaba allí, siendo estudiada.

            Animal no contestaba, ya que estaba bajo los efectos de los sedantes disparados por la seguridad de las instalaciones momentáneas de Quimera Corp.

            —Hay que desconectarlo, tiene signos vitales y no corre peligro —decía el Doctor, mientras quitaba los cables y tubos que invadían el cuerpo del guardián de la naturaleza.

            Sorprendido Balam de la rapidez con la que actuaba el Doctor, se extrañó de lo que lo rodeaba. Desconcertado, sólo atinaba a mirar por la ventana, pensando que su misión de vigilante seria útil. Vio como se acercaban un grupo de guardias, enteramente vestidos de negro, con máscaras y con armas extrañas. Cuando éstos estuvieron frente a la puerta, Balam se lanzó contra ella, dejando fuera de combate a unos cuantos de estos sujetos que querían impedir que se llevaran a Animal.

            —Doctor, ¡dese prisa! —gritaba Balam, mientras repartía golpes y patadas a los guardias con mucha habilidad.

            —Ya casi, sólo falta este… ya está… sólo debe oler esta cosa para que despierte...

            —¿Qué sucedió? —dijo Animal, despertando de un sobresalto.

            —Te inyectaron muchos tranquilizantes. Debemos salir de aquí, y rápido.

            —¿Qué pasó con Black? —preguntó Animal mientras se incorporaba

            —¿Con quién? —preguntó el Doctor Neutrón.

            —No, nadie… usted no lo conoce.

            —Hay que salir de aquí, el pasillo está despejado —interrumpió Balam, mientras acababa con el último guardia.

            —Balam, mucho gusto —se presentó el guerrero de Centroamérica—. ¿Con quién tengo el gusto?

            —Animal es mi nombre entre los hombres, gracias por venir a ayudar. Este último tiempo he tenido muchos problemas.

            —El Doctor Neutrón nos trajo, a él debes agradecer.

            Mientras, Balam, Doctor Neutrón y Animal eran monitoreados desde el centro de mando de Quimera Corp. Por las pantallas se veía como avanzaban por los pasillos de la fábrica-laboratorio.

            —Liberen a la criatura que lo llamó, tuvieron un buen enfrentamiento hace un rato. Todo esto servirá para el análisis —dijo, sonriendo maléficamente, el mismo sujeto que recibió a Animal en el laboratorio—. Hunter no quiso vendernos este espécimen tan maravilloso, pero ahora que tenemos muestras, podremos tener miles de versiones de este sujeto trabajando para nosotros.

            Los pasillos de Quimera Corp eran enredados, y no permitían que los héroes, liderados por Animal, salieran de la instalación. Un extraño gas se apoderó de los pasillos, un gas verde. Animal y Balam comenzaron a cansarse mientras corrían, mientras que el Doctor Neutrón alcanzó a colocarse una mascarilla.

            —He vuelto, Animal… ¡He vuelto para acabar contigo! —se oyó, mientras se rompía de golpe una puerta cercana a los héroes.

            Toxik había vuelto. Los encargados de seguridad invirtieron el proceso de pasteurización, dejando libre a la criatura.

            —¿Quiénes son tus nuevos amiguitos, bestia? ¿Te aburrió ya la mujer que te acompañaba? —preguntó burlón Toxik.

            —Cállate, horrible monstruo, tu voz contamina mis oídos —interrumpió Balam—. Aléjate de nuestro camino, o sufrirás las consecuencias.

            —Valiente, pero estúpido. Verás lo que son consecuencias…

            Mientras decía esto, Toxik disparó de su cuerpo trozos de su misma constitución química, de forma pegajosa, dejando a Doctor Neutrón pegado al muro y a Animal con un brazo pegado al cuerpo. Aunque estaba bajo las influencias del gas paralizante de Toxik, Balam esquivó el ataque del monstruo, y se lanzó al ataque, haciendo aparecer una lanza de luz en sus manos. La enterró en lo que parecía un ojo de Toxik, provocando un fuerte grito de la criatura química. Un fuerte disparo a presión golpeó a Balam en el aire, mientras caía por el ataque que había propinado a Toxik. El destino de Balam fue el techo, y luego cayó al piso, desde donde le costó levantarse.

            —No dejaré que otros luchen mis batallas —dijo Animal, antes de lanzarse él también en contra de Toxik.

            Doctor Neutrón tomó unas cápsulas de su cinturón, mientras estaba pegado al muro. Las lanzó en contra de Toxik, congelando su zona abdominal. El ataque de Animal iba dirigido a esa zona cuando Toxik lo bloqueó con su otra mano. En esta oportunidad, Animal detuvo el chorro a presión que lanza el monstruo, lo suficiente para que Balam se recuperara y atacara de forma furtiva. El golpe de Balam sacó el pedazo congelado del cuerpo de Toxik, haciendo que este retrocediera, y huyera por los pasillos de su antigua fábrica de desechos.

            —Hay que seguirlo, nos llevará a la salida —dijo Animal, mientras despegaba al Doctor Neutrón del muro.

            —Doctor, ¿tiene más de esas cápsulas? —preguntó Balam.

            —Si, pero funcionaría mucho mejor si la criatura tuviera más agua en su conformación.

            —Toxik, Doctor… Toxik es el nombre de la criatura —interrumpe Animal—. Hay que darnos prisa.

VIII

            Cuando Toxik pasaba por los pasillos no podía evitar dejar un sedimento químico, el cual utilizaron Animal y compañía para llegar a la salida de la fábrica. En el exterior, encontraron a Toxik combatiendo con Delta y Mindreader. Ante la situación, Delta utilizaba el poder de la tierra para golpear a Toxik, pero éste, al no tener una forma definida, no era afectado por esta estrategia.

            —Animal, ¿estás bien? —dijo Mindreader al ver salir de la fábrica a los Centinelas.

            —Tenemos la respuesta, Mindreader, esta cosa la detenemos…

            —Con frío, ya lo sé —interrumpió Alí—. Pero, ¿de dónde sacamos algo que enfríe a esta cosa, a la mitad de África?

            —Hay que decirle a Delta que traiga mucha agua, nosotros lo entretendremos por mientras —dijo Animal.

            —Dalo por hecho.

            —Toxik, estoy aquí —dijo Animal, llamando la atención del monstruo—. Trata de vengarte ahora, solos tú y yo.

            Toxik, que estaba intensamente combatiendo con Delta, lo miró fijamente. Se había desecho de la lanza de Balam, y su ojo parecía estar bien. Aunque fuera un monstruo químico, no había olvidado que alguna vez fue humano, y sabía que lo estaba tratando de engañar.

            —No te resultará esta vez, Animal. Ya me transformaste en esto, ya no me puedes hacer nada más. Acabaré contigo, pero primero me tengo de deshacer de todos tus amigos.

            Atacando a Balam y a Mindreader de una sola vez, los dejó cubiertos de una capa de goma, inmovilizándolos. La misma suerte habría corrido Neutrón, si es que Animal no se hubiera interpuesto en el ataque. Pegoteado en el piso, Animal alcanzó a ver cuando llegó Delta con un cúmulo de agua flotando en el aire, e impactó de lleno a Toxik, diluyéndolo y permitiendo que fuese congelado por completo por las cápsulas del Doctor Neutrón.

IX

            Una vez afuera de las cápsulas de caucho en las que había encerrado Toxik a tres de los Centinelas, éstos reunieron a Toxik en un barril, llevándoselo al laboratorio de Neutrón, en Alemania.

            —¿Encontraste algo acerca de Ubamba? —preguntó Delta a Animal, mientras viajaban al laboratorio en uno de los vehículos voladores del Doctor.

            —No, ni rastro, ni tampoco de sus ancestros… esto me tiene preocupado.

            —¿Ubamba desapareció? —preguntó el Doctor.

            —Si, hace unos días —contestó Delta— Estábamos reuniéndolos para poder buscarlo.

            Mientras conversaban, los controles de la nave que manejaban se volvieron locos. Los vientos a esa altura se volvieron caóticos, y la dirección de la máquina se perdió.

            —¿Qué está pasando? —preguntó Mindreader.

            —Nada bueno… —dijo Balam—. Algo está distorsionando la naturaleza, algo que no se supone que esté aquí…


            —También puedo sentirlo, pero no está simplemente “distorsionando a la naturaleza”… Está concentrando su existir —dijo Animal—. Me habla, me dice… oh no, esto no está bien…


Continúa en “Extinción”…
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*En Animal #2 al #5.


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