20.11.08

Dragón Blanco/Negro #1

El Hombre-Dios (1 de 4)
“De vuelta a casa”
Historia: Zirijo.

I

Fuerzas, espíritus, más allá de lo que se puede imaginar, controlan el destino de las personas, de sus deseos y esperanzas; ambiciones y recompensas. De donde vengo eso está bien. Pero que un hombre quiera ocupar el lugar de un Dios, eso es un insulto a todo en lo que creo. Nadie, solo un Dios puede decidir el destino de las personas.
Estoy de regreso para impedir que un hombre tenga el poder de subyugar el destino de miles de personas.

“Hace mucho tiempo atrás, había un hombre en la tierra que poseía los poderes de Dios. Ese hombre era el Emperador de China. Controlaba lo que cada una de las personas dentro de su reino podían pensar, sentir, decidir, etc. Quienes no se atenían a los deseos del emperador, eran castigados con la muerte. Pasó el tiempo, y los hombres se dieron cuenta que el destino de cada persona era trazado por cada uno, por sus acciones y decisiones. ‘Cada uno tiene el poder sobre su propia vida’, decían, por tanto el Emperador fue destituido de su poder. La Ciudad Prohibida era el hogar del Emperador, y en esa ciudad, se cuenta, que compartía con espíritus sabios, que le ayudaban a dirigir sus tierras en la mejor dirección posible. Con el pasar del tiempo, algunos emperadores dejaron de prestar atención a los espíritus y se dedicaron a los placeres terrenales, dejando las decisiones a sus subordinados. Estos entrometieron a la nación en guerras sin sentido, haciendo que la gente se empobreciera y sufriera de hambre. ‘Pobre de mi pueblo’. La Ciudad Prohibida pasó de ser el centro de la sabiduría de este reino con el otro, a ser una tierra alejada de la realidad que atormentaba a los ancestros…”.

Así decía una historia que oí contar en el monasterio. El narrador era mi maestro, Liu Cho, el más grande de los guías espirituales y artista marcial con vida. Dirige el templo en el cual llegué para alcanzar la paz en mi interior. Fuerzas de inimaginable poder luchan dentro de mí, para poder despertar y salir a los ojos de los hombres. He vuelto para poder mantener en armonía a mis demonios, a los Dragones, que habitan mi ser. Después de la ardua batalla con Destructor*, mi aura quedó muy dañada, y vengo a pedir consejo al sabio Liu Cho.
He recibido noticias de que, en mi ausencia, poderosas bandas y la mafia china han hecho alianzas comerciales, trafican con drogas, animales y personas. Todavía no se de que se trata, pero cuando esté completamente sanado, no quepa duda de que esos maleantes sabrán del nombre de Dragón Blanco/Negro.

- Liu Fung Dae, te llama el maestro – me dice Tao Po Fú, quien se ha transformado en un amigo en este lugar; es un muchacho con mucho potencial, y además es muy gracioso. Perdió a su familia, y fue dejado en las puertas del monasterio. Liu Cho lo ha criado como si fuera su padre – dice que es urgente.

-Voy en seguida.

II

En una oficina a más de 200 metros bajo tierra, en la lejanas tierras de Quinghai.

- Señor, las entradas están seguras, no puede entrar nadie que no esté identificado.

- Muy bien, puedes seguir con la vigilancia. Recuerda que nadie puede saber que estoy aquí.

- Sí, señor.

En ese momento interrumpe un sujeto con túnicas doradas, con un traje confeccionado con finas telas de seda, gran barba y una especie de corona que adorna su cabeza. El traje es de colores verdes y dorados, símbolos de la monarquía china.

- Emperador Meng Li, es un placer y una bendición de los dioses verlo en este día.

- No se rebaje de esa manera, Señor Chang. Ambos sabemos que no nos caemos muy bien, y menos que dos personas con las mismas ambiciones pueden compartir una sonrisa sincera - le contesta el llamado Emperador Meng Li. Este hombre no representa edad alguna con su rostro, y más parece una estatua que un ser humano. Solamente su mirada deja los nervios de punta al hombre que lo esperaba.

- Muy bien, Emperador. Usted pide sinceridad, le daré sinceridad. Los planes de experimentación van a toda máquina, y con los recursos que obtuvimos con la “conveniente” alianza entre las mafias chinas, solo faltan los últimos detalles.

- Me parece una estupenda noticia coronel Chang…

- Llámeme Chang por favor, dejé de ser coronel del Ejército Popular de Liberación hace mucho tiempo.

- Está bien, Señor Chang, la noticia me ha complacido, ver que los fondos con los cuales financié sus extraños experimentos está funcionando de maravilla, pero…

- ¿Pero qué, señor?

- Necesito pruebas fehacientes de la efectividad de las tropas que prepara – le contesta el Emperador Meng Li – todas sus promesas necesito verlas materializadas en hechos concretos.

- Muy bien, no se preocupe señor. Una tropa de nuestros mejores “solados” estará lista para un par de días más. Será suficiente para que vea lo efectivos que son mis “Death Soldiers”.

Ambos sujetos continúan con su secreta conversación. Una fría sonrisa invade el misterioso rostro del emperador, en signo de aprobación. Un mal que jamás de ha visto antes está a punto de ser probado.

III

- ¿Me mandó a llamar, maestro? - le pregunto al gran Liu Cho, quien está acostado en su recamara.

- Así es, Liu – la voz de Liu Cho es una voz que pareciera ser la del mismo tiempo. Su sabiduría es infinita, por lo que el respeto que infunda en cada consejo o decisión que toma hace que Liu Cho sea el ser más querido y estimado en la comunidad.

- He estado pensando sobre tu problema – continúa - y me parece que lo único que puede ayudarte a tomar completo control de tu aura, y sanar el conflicto que hay en ti es realizar un viaje.

- ¿Un viaje, maestro? ¿A qué lugar? – le pregunto.

- La respuesta a esa pregunta no es un lugar físico, si es lo que te preocupa. Es un viaje dentro de ti mismo, un viaje hacia los rincones más profundos de tu mente, donde se encuentran los secretos para equilibrar los demonios que te atormentan.

- Pero maestro, pensé que usted podría darme una ayuda con lo que me sucede.

- No soy yo quien tiene que ayudarte muchacho. Eres tu mismo el que debe encontrar las respuestas a tus dudas. La mente de los hombres es más poderosa de lo que te imaginas.

- De acuerdo maestro, estoy listo para lo que sea – le respondo. La sabiduría del maestro es tan grande que no necesito dudar de sus palabras, el sabe todo lo que hay que saber sobre la vida.

- Bien – conforme con mi respuesta, me mira como si buscara algo en mi alma, como si viera cosas que nadie más ve – entonces estás preparado para el viaje.

El maestro dijo que debía prepararse para poder llevarme al campo astral y hacer que mi alma pudiera hablar consigo misma. Ha estado encerrado en una habitación por tres días seguidos, sin comer, sin beber ningún líquido y sin hablar con nadie.

Tao Po Fú me contó que antes de que yo llegara a este lugar, el maestro había predicho en uno de sus sueños el nuevo nacimiento del mundo y la llegada de un dios que reclamaría la tierra, y la voluntad de los hombres como propia: Logos. Y que también predijo mi visita aquí después de la guerra. Pero nada de lo que habíamos vivido se compara con lo que va a azotar nuestro mundo. Habló de que los elementos tomarían a las hermosas criaturas creadas por Dios, y las transformarían en kamis, para propinar a los hombres lo que merecen. Las profecías que ve Liu Cho en sus sueños son de una precisión espectacular, lo que me intranquiliza, pero con este viaje espero arreglar mis problemas y prevenir la desgracia.

Espero al gran maestro en una sala vacía, rodeado de velas e inciensos que huelen como olería el cielo. En la puerta se presenta Liu Cho, en una especie de trance.

- Estamos listos – decidido, toma asiento en frente de mi. Ambos tomamos asiento, y coloca sus manos sobre mi cabeza.

- Ponte el amuleto, el que trajo el destino a tus manos, aquel que manifestó tus dudas y problemas interiores.

Inmediatamente me pongo el cinto del Dragón, en el color Blanco, el control, el cielo. Y me inclino hacia Liu-sama. Dejo caer mis brazos, y el maestro me mira directamente a los ojos, realiza unos movimientos rituales y….

IV

No hay nada. Todo lo que me rodea ha desaparecido. Solo estoy yo, y el vacío. Todo está oscuro, pero se ven puntos blancos en la lejanía. De un momento a otro empiezo a caer. Caigo con tanta fuerza que mis piernas comienzan a calentarse. Busco la cinta para poder invocar la fortaleza de la montaña, pero no la encuentro. Busco en mis ropas y no está. Sin darme cuenta antes, la nada comienza a tomar color, un color azuloso, celeste, es el cielo. Me protejo porque abajo aparece una montaña llena de nieve. Caigo sobre ella haciendo un hoyo de proporciones considerables.

- ¿Dónde me ha enviado el maestro? - me pregunto después de levantarme de la helada nieve.

Sigo buscando mi cinta, pero no está. Me decido a bajar la montaña y averiguar donde estoy. La nieve es interminable, y la nieve hace que mis movimientos sean lentos y torpes. Sigo bajando. Las nubes impiden que pueda ver lo que hay en la base de la montaña. Comienza a soplar un fuerte viento, lo que desata una tormenta de nieve, la que amenaza con dejarme sepultado aquí, en este lugar extraño para mi. Sigo bajando. No tengo opción. Si me quedo aquí moriré bajo la nieve. En eso, veo una caverna que sobresale de la nieve. Entro en ella y espero que pare la tormenta. La nieve deja mis ropas mojadas, así es que busco ramas en la cueva para hacer una fogata. Encuentro unas cuantas e intento concentrar mi Qi, para encenderlas, pero no lo logro. Sigo por un rato, pero no pasa nada.

- No puedo quedarme así… si no muero por la tormenta, moriré de hipotermia.

Busco en el piso y encuentro un par de varas. Tomo una de mis mangas y tiro de ella, sacando una poco de tela. La amarro a una de las varas y las utilizo para generar calor y prender el fuego. Lo logro luego de frotar las varas con el pasto seco que encontré. Avivo el fuego con más ramas, y me acerco para secar la ropa y calentar mi cuerpo.

Cuando mi ropa está seca, hago una serie de ejercicios y posturas, para calentar mis cuerpo de adentro hacia fuera. La tormenta para. Apago el fuego y salgo de la cueva. El cielo está despejado, y se puede ver el sol en todo su esplendor. A las faldas de la montaña se ve un valle, y un incipiente bosque creciendo a la orilla de un río. Sigo bajando por la montaña y llego a tierra firme. Bajo hasta llegar al valle. Ha pasado mucho tiempo, en realidad no se cuanto, pero el sol está cada vez más cerca de la tierra, por lo que pronto anochecerá. Camino por la rivera del río y veo que es de aguas poco profundas, pero lo suficiente como para que pasen peces. Puedo pescar, pero esto también es señal de que otros pueden, y eso conlleva animales salvajes de cualquier tipo, u otras personas. Me meto en el río y pesco con la velocidad del relámpago, no he perdido mis reflejos. Con unos cuantos pescados me retiro a buscar ramas secas, y pasto. El cielo me da la sabiduría para poder saber todas esas cosas, pero ahora solo cuento con mis capacidades.

Recojo ramas secas, y las enciendo para formar una “cama de humo”. Son dos franjas de fuego que me rodean para no perecer de frío en la noche. Realizo unos cuantos ejercicios más, y me acuesto. Miro el infinito del cielo, y me pregunto donde estoy, porqué estoy aquí, si mi extravío del cinto del Dragón tiene que ver con esto, y si el maestro Liu Cho sabe donde estoy.

V

Mientras esto sucedía, en las profundidades de la tierra se ajustaban los últimos detalles de un maléfico plan.

- Emperador, tenemos todo preparado. El señor Chang tiene a las tropas listas para invadir la aldea de Tianen - le informa unos de los súbditos del Emperador Meng Li a su señor.

-Perfecto, voy en seguida. Vete ahora, y dile a mis Ministros que sólo voy a llevar a Chi Ku a esta misión, pero que sea como siempre, discreto – le ordena el Emperador a su vasallo.

- Sí, amo.

- Esto será perfecto, nadie podrá detenerme ahora, voy a ser el verdadero Emperador de China. Esta tierra va a ser mía, y la Ciudad Prohibida caerá ante mis hordas de samuráis.

En los cerros de la tranquila comunidad de Tianen, cerca de Tianjin, los soldados modificados del señor Chang estaban esperando las órdenes del Emperador Meng Li para poder atacar. El Emperador llegó en su carruaje, tirado por seis caballos, los mejores de China.

- Quiero que tus soldados lleven estas Katanas, en símbolo de que pertenecen al ejército del próximo Emperador de China, señor Chang – llega ordenando Meng Li.

- No hay problema, Emperador, no hay problema – contesta un poco molesto el Señor Chang.

Las Katanas eran de espectacular calidad, y sus fundas eran muy finas. Eran las Katanas indicadas para un ejército imperial. Desde las sombras, uno de los Ministros del Emperador Meng Li supervisaba la escena a distancia, viendo sólo un templo muy antiguo en una de las colinas al otro lado del pueblo.

- El momento de ataque es ahora señor Chang - le dijo el Emperador al ex general – Al amanecer pueden ser avisadas las fuerzas militares de la zona, y la idea es probar la capacidad de asalto de sus tropas - argumentó el Emperador.

- Como usted diga, Emperador - contestó el señor Chang, presionó un botón y todo se puso en marcha.

Lo que no sabían era que desde el otro lado del monte, Tao Po Fú no podía dormir y comenzó una serie de ejercicios marciales. Cuando terminó, pudo ver gran ajetreo al otro lado del poblado, hizo un esfuerzo y vio que eran muchas personas las que se dirigían al pueblo. Corrió a dar aviso a sus compañeros de templo y al maestro Liu Cho.

- ¡Maestro!, el pueblo está siendo atacado – interrumpió en la sala de meditación el pequeño.

- Debemos detenerlos, pero…. – se detuvo el maestro – no podemos dejar solo a Liu Fung Dae. Él está en trance, no puede quedar solo…

El cuerpo casi inmóvil de Liu Fung Dae estaba en postura de meditación en la mitad de la sala. Su aura estaba más viva que nunca, el cinto del Dragón estaba en su cabeza, y su traje de combate estaba interactuando con el medio, cambiaba de colores, combinaba tintes, el blanco y el negro más vivos, más unidos y separados que nunca.

- Maestro, yo me quedaré con Liu, usted vaya a defender a los aldeanos, por favor – suplicaba el pequeño Tao Po Fú.

- Muy bien, Tao Po Fú. Eres el responsable de Liu.

VI

El día comenzaba y el sol era radiante, los sonidos de la naturaleza eran más gratificantes que en otras ocasiones, pero algo era diferente. Un sonido, un murmullo, una ráfaga. Se hacía cada vez más fuerte… hasta que llegaron.

Dos Dragones. Uno blanco y uno negro, estaban frente a mí, me rodeaban, me miraban, se detenían, al unísono. Todos sus movimientos eran simétricos, y en un momento se detuvieron y dijeron:

- Dragón Blanco/Negro, Liu Fung Dae, estamos aquí para dar respuesta a todas tus preguntas…


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* En “Brand New Start” #10


Continúa...
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